SEMINARIO DE VIDA EN EL ESPÍRITU - No. 1
El Amor de Dios
INTRODUCCION
Con frecuencia los hombres tienen ideas equivocadas acerca de Dios.
Unos piensan que Dios no se preocupa del mundo que creó, pues parece vivir
alejado de nuestras realidades. Otros se imaginan que Dios es un juez severo,
que lleva estricta cuenta de nuestras culpas para castigarnos aquí en la tierra
o cuando muramos.
Otros piensan que Dios existe y es bueno, pero que sólo debemos acudir
a El cuando tenemos problemas insolubles, y que ya resueltos, podemos olvidarlo
por completo. Hay otros que niegan la existencia de Dios; se llaman ateos.
ENSEÑANZA
Dios es Amor
Si leemos la Biblia, encontramos enseñanzas muy bellas acerca de Dios.
De modo especial subrayamos la frase que escribió San Juan, en la primera de
sus cartas, y que repite dos veces: "Dios es amor" (1Jn.4,8 y l6).
Esa palabra resume todo el misterio de Dios y su relación con nosotros.
Dios es un misterio de amor: es un Padre amoroso, es un Hijo que por amor vino
al mundo, es un Espíritu que comunica su amor a todas las criaturas.
Ese Dios nos ama. Por amor nos creó. El libro de la Sabiduría dice que
si Dios hubiese aborrecido algo, no lo hubiera creado (Sab 11,24).
Dios es Padre
Para hacernos comprender el amor de Dios, la Biblia le da nombres
familiares a nuestra experiencia, como: Padre, Madre, Esposo, Amigo, Pastor...
El nombre de Padre aparece en el Antiguo Testamento, pero fue Jesús
quien más lo usó y quien enseñó a sus discípulos a decir la palabra
"Abbá", que significa "papá", cuando fuesen a orar. Ser
discípulo de Jesús es atreverse a dar a Dios el nombre de Padre, y a tutearlo
confiadamente.También el amor de Dios se compara con el de una madre que es
incapaz de olvidarse de los hijos que llevó en las entrañas.
Se puede comparar también ese amor divino, al amor de un esposo que
está totalmente enamorado de su esposa, o al de un amigo que se sacrifica por
su amigo, o al de un pastor que busca sus ovejas y no descansa hasta
encontrarlas.
Un amor tierno y misericordioso
Si deseamos expresar cómo es el amor de Dios, no encontramos palabras
para lograrlo a cabalidad; su amor supera nuestro vocabularioPodemos decir,
como en el libro del Exodo, que "Dios es misericordioso y clemente, tardo
a la cólera, rico en amor y fidelidad" (Ex. 34, 6). O, como San Pablo,
podemos exclamar que ese amor supera todas las dimensiones, y que nada nos
puede separar de él.Ese amor que Dios nos tiene es gratuito, pues Dios nos ama
antes de que nosotros le amemos a El. Como dice San Juan, "Dios nos amó
primero" (1 Jn. 4,10) y nos hizo sus hijos.El deber elemental de un hijo
es amar al Padre que le da la vida, oír sus palabras y hablarle expresándole
sus necesidades y diciéndole su amor, su alabanza y su gratitud. Es lo que
deseamos proponer a quienes estudien esta enseñanza: que lean la Biblia y que
oren con devoción de hijos a su Padre y Creador.
LA REVELACION DE DIOS
Para profundizar el tema del amor de Dios, sugerimos meditar los
siguientes textos bíblicos.
Isaías 43,1-4 a: Dice Yahvé, tu creador, Jacob, tu plasmador, lsrael.
No temas, que yo te he rescatado, te he llamado por tu nombre. Tú eres mío. Si
pasas por las aguas, yo estoy contigo; si por los ríos, no te anegarán. Si
andas por el fuego, no te quemarás ni la llama prenderá en ti. Porque yo soy
Yahvé tu Dios, el santo de Israel, tu salvador... Eres precioso a mis ojos,
eres estimado y yo te amo.
Isaías 49, 14-16: Dice Sión: Yahvé me ha abandonado, el Señor se ha
olvidado de mí. ¿Acaso olvida una mujer a su niño de pecho, sin compadecerse
del hijo de sus entrañas? Pues, aunque esas llegasen a olvidar, yo no te
olvido. Míralo, en las palmas de mis manos te tengo tatuada, tus muros están
ante mi perpetuamente.
Además consulta:
Isaías 54, 6-1 0
Ezequiel 34,11-16
Oseas 11, 1-4Juan 3, 16-17
Romanos 8, 35, 38-39
1 Juan 4, 8-10
CANTOS
En el cancionero "Gozaos en el Señor" hay muchos cantos sobre
el amor de Dios. Sugerimos los siguientes: "Adelante con valor",
"Dios es amor", "El amor del Señor es maravilloso",
"Señor yo te amo", "Qué grande es mi Dios".
PARA PROFUNDIZAR
Hazte estas preguntas, que guíen tu reflexión:
¿Quién es Dios para ti?
¿Qué piensa la gente acerca de Dios?
¿Cómo has experimentado el amor de Dios en tu vida?
¿Oras con frecuencia?
¿Qué palabras empleas cuando le hablas a tu Padre Celestial?
¿Lees la Biblia y la meditas?
APLICACIONES PRACTICAS
Ora diariamente.
Aprende a rezar el Padre Nuestro.
Asiste a un Grupo de Oración
Compra la Biblia y léela asiduamente
Descubre en el Evangelio de San Juan qué dice Jesús acerca del Padre
Celestial.
SEMINARIO DE VIDA EN EL ESPÍRITU - No.2
La Salvación en Jesucristo
OBJETIVO
Aceptar a Jesucristo como el único Salvador y el único Señor de nuestra
vida.
INTRODUCCION
A veces los poetas nos hablan de un mundo feliz y sueñan con una ciudad
utópica, sin pobreza ni dolor. Eso mismo dicen los políticos. Pero basta leer
los periódicos para ver cómo en medio del trigo brota la cizaña y cómo por
todos los rincones del paisaje aparece desolador el mal. Es una epidemia
mortal, que parece abatirse implacablemente sobre todos los hombres. El mal es
un misterio que no podemos explicar plenamente y su causa se halla en el
pecado. Pablo en su carta a los Romanos sugiere que el pecado debilita al
hombre y lo inclina a faltar. Es el hombre libre quien peca, a pesar de que a
veces comprende que obra mal.
Dios envió a su Hijo Unico para que fuéramos salvos por El. Pero... ¿de
qué salva Jesús?: ¡de todo mal! La Salvación que El aporta cubre lo espiritual
y lo corporal, lo trascendente y lo inmanente, lo individual y lo social. No
como dos alternativas sino como aspectos de una totalidad.
ENSEÑANZA
Los israelitas sabían que Dios amaba a los hombres, pero no sospechaban
cuán grande era ese amor. Lo conocieron cuando se reveló en Jesús, pues, como
escribió el evangelista san Juan: "Tanto amó Dios al mundo que le dio a su
Hijo Único, para que los hombres no perecieran, sino que fueran salvados por
Él" (Jn. 3, 16; 1 Jn. 4, 9).
Jesús fue la manifestación más espléndida de la misericordia de Dios
hacia la humanidad (Luc. 1, 78-80; Tit. 3, 16).
Hace 2000 años nació Jesús en Belén. Treinta años más tarde, impulsado
por el Espíritu Santo, empezó a predicar la Palabra revelada. Enseñó que Dios
es el Padre de todos los hombres y que quiere reunir a todos sus hijos en un
solo pueblo, como a integrantes de la misma familia. Dio a conocer la salvación
de todos los males, materiales o espirituales, y la necesidad que todos tenemos
de convertirnos.
Jesús no se contentó con anunciar ese mensaje, sino que vivió de
acuerdo con su doctrina: no hizo mal a nadie, pasó haciendo el bien, sanó a los
enfermos y ayudó a los necesitados, perdonó a los pecadores y consoló a los
tristes.
El amor de Jesús a su Padre y su misericordia por los humildes lo
condujeron a enfrentamientos con las autoridades políticas y religiosas de su
pueblo. Éstas lo hicieron prisionero y lo condenaron a morir en una cruz. Él
aceptó libremente la muerte como testimonio del amor que tenía por los hombres,
a quienes quería salvar, y por la verdad que había predicado.
Al morir, Jesús se solidarizó con toda la humanidad y así nos liberó de
las ataduras del pecado. Al tercer día de haber muerto, Jesús resucitó y nos
dio la posibilidad de recibir una vida nueva, en el perdón y en el amor.
Ser cristiano significa creer que Jesús es el Hijo de Dios hecho
hombre, muerto y resucitado para salvarnos, es aceptar que Jesús vive para
siempre y que es el Señor de cuanto existe. Ser cristiano es reconocer a Jesús
como el único Salvador, el único Maestro y el único Pastor. es aceptarlo como
el Señor de nuestra vida, es obedecer sus mandatos, es amarlo y entregarle
nuestra vida.
LA REVELACION DE DIOS
Para profundizar el tema de "la Salvación en Jesucristo",
sugerimos meditar los siguientes textos bíblicos:
Nacimiento/expectativa de un Mesías Salvador: Mt. 1, 21: "Dará a
luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará su pueblo de sus pecados." Además: Lc.1,
47.69.71; Lc. 2, 11.30
Jesús es don de Dios para nuestra salvación: Jn. 3, 16-17: "Porque
tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en
él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no ha enviado a su Hijo
al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él".
Salva de enfermedad y peligro: Lc. 5, 24: "Pues para que sepáis
que el Hijo del hombre tiene en la tierra poder de perdonar pecados, - dijo al
paralítico -: "A ti te digo, levántate, toma tu camilla y vete a tu
casa." Además: Mt. 8, 25; 14, 30; Mc. 5, 28: Lc.7,48-50; Jn. 8, 11:
Se proclama salvador de lo perdido: Jn. 10, 9; 12, 47: "Yo soy la
puerta; si uno entra por mí, estará a salvo; entrará y saldrá y encontrará
pasto. " ... "Si alguno oye mis palabras y no las guarda, yo no le
juzgo, porque no he venido para juzgar al mundo, sino para salvar al
mundo.". Además: Luc. 19, 10; Y con su amor perdona nuestras fallas: Jn.
1, 29; Hech. 4, 12; 5, 31.
Muere en la cruz por amor: Rom.5,8: "mas la prueba de que Dios nos
ama es que Cristo, siendo nosotros todavía pecadores, murió por nosotros".
Además: Mt. 27, 24; Mc. 15, 31: Luc. 23, 35; Nos salva del pecado: Rom. 5,
9-10: "¡Con cuánta más razón, pues, justificados ahora por su sangre,
seremos por él salvos de la cólera! Si cuando éramos enemigos, fuimos reconciliados
con Dios por la muerte de su Hijo, ¡con cuánta más razón, estando ya
reconciliados, seremos salvos por su vida! Además: Rom.7, 14-25.
CANTOS
En el cancionero "Gozaos en el Señor" hay muchos cantos sobre
Jesucristo y su acción salvadora. Sugerimos los siguientes:
Cristo rompe las cadenas
Cristo tomó mi carga
Cuando Cristo vino
En Jesús puse toda mi esperanza
Hay poder
Hay vida en Jesús
Jesucristo es el mismo
Jesucristo me dejó inquieto
Jesús es mi pastor
Jesús está pasando por aquí
Jesús me da su libertad
La sangre de Cristo lava
Lávame con tu sangre
Los que esperan en Jesús
Pon tu mano
Quién es ese
Quiero cantar
Ríndete a Cristo
Si Cristo no cambia mi vida
Solamente en Cristo
PARA PROFUNDIZAR
Hazte esas preguntas, que guíen tu reflexión: ¿Quién es Jesús para ti?
¿Qué piensa la gente acerca de Jesús? ¿Cómo has experimentado la salvación en
tu vida? ¿Cómo se presenta el mal en el mundo? ¿Qué soluciones proponen los
hombres? ¿Qué es el pecado? ¿Cómo afecta el pecado a la sociedad? ¿Cómo luchas
tú contra el pecado?
APLICACIONES PRACTICAS
Ora al Señor Jesús y pídele que lo puedas conocer y amar
Lee los evangelios, al menos el de Marcos
Comparte con otra persona acerca de Jesús
Acepta a Jesús como tu único Salvador
SEMINARIO DE VIDA EN EL ESPÍRITU - No. 3
La Conversión a Jesucristo
OBJETIVO
Procurar que la aceptación del Señor Jesús nos lleve a la
transformación total de nuestra vida.
ENSEÑANZA
Convertirse
En los evangelios aparece con frecuencia la palabra
"conversión". Juan Bautista invitaba a sus oyentes a que se
convirtieran. Él decía: "Convertíos, porque está cerca el reino de
Dios" (Mt. 3, 2). Ese fue también el mensaje inicial de Jesucristo (Mt. 4,
17). Pedro en Jerusalén decía: "Arrepentíos y convertíos para que sean
borrados vuestros pecados" (Hech. 3, 19) y Pablo en Listra proclamaba:
"Hemos venido a anunciaros que dejéis los dioses falsos y os convirtáis al
Dios vivo" (Hech. 14, 15).
¿Qué significa "convertirse"? Esa palabra equivale a girar y
volverse hacia un lugar indicado. En el sentido espiritual quiere decir dar la
espalda al pecado y volverse a Jesucristo, abandonar las tinieblas y acoger la
luz. Es pasar del pecado al amor, de la lejanía a la cercanía.
En los ritos bautismales de los primeros siglos, se acostumbraba pedir
a los catecúmenos que estuviesen mirando hacia el oeste. Como por esta
dirección se oculta el sol, el ocaso se convertía en símbolo de la oscuridad y
del pecado. Quien iba a ser bautizado renunciaba al mal, al demonio y a sus
seducciones. Entonces se le pedía que se convirtiera a Jesucristo. Él daba
media vuelta y quedaba mirando hacia oriente, lugar por donde alumbra el sol.
Ese era su cambio: abandonaba el mal y optaba por Jesús.
La conversión compromete integralmente al hombre, en su mente, en su
voluntad y en sus obras. Quien se convierte a Jesús debe estar convencido
intelectualmente de que el Señor es la verdad, y que no hay ninguna doctrina
que logre invalidar el mensaje de salvación. Igualmente debe amar a Jesús con
todo su corazón, pues sabe que éste es el tesoro escondido en el campo y la
perla preciosa en cuya comparación lo demás es basura (cfr. Mt. 13, 44-46; Fil.
3, 8). También esa conversión debe reflejarse en nuestros actos, pues las obras
realizadas demuestran la coherencia entre fe y vida.
Conocerse
Para poder convertirse hay que conocerse. Darse cuenta del estado en
que se vive y querer salir de él. Para lograr el conocimiento de nuestra
situación espiritual, se requiere la gracia de Dios, que nos permite conocer
nuestros pecados y cumplir la invitación de san Pablo: "Levántate, tú que
duermes, y te iluminará Jesucristo" (Ef. 5, 14).
Cuando se encuentra con Jesús, Pedro descubre que es un pecador (Luc.
5, 8); cuando comprenden que obraron mal llevando a Jesús ante la muerte, los
israelitas sienten dolor en su corazón (Hech. 2, 37-38); cuando Zaqueo acoge en
su casa al Señor, decide repartir la mitad de sus bienes a los pobres y
resarcir con abundancia a quienes hubiese defraudado (Luc. 19, 8); cuando se
cruzan las miradas de Jesús y de Pedro, éste, que acaba de negar a su Maestro,
capta la gravedad de su pecado y llora amargamente.
Iluminados por Jesucristo, también nosotros debemos reconocer nuestra
situación espiritual: los pecados que nos afean y sonrojan, nuestra superficialidad
o vacío interior, nuestra distracción de lo espiritual por preocuparnos de
cosas secundarias y materiales; nuestro orgullo, que se satisface en aspectos
equivocados; nuestra idolatría, que nos inclina ante las criaturas elevadas a
la categoría de ídolos.
El hombre convertido se declara pecador y quiere, con la ayuda de
Jesús, salir de ese estado y entrar en un mundo de verdad y de amor.
Adherirse a Jesús
En la Biblia y en la historia de la Iglesia encontramos muchos ejemplos
de convertidos. Recordemos a san Pablo (Gál 1, 11-24), o al ladrón que mereció
acompañar a Jesús en el paraíso (Luc. 22. 39-43). A Aurelio Agustín, quien
llegaría a ser obispo de Hipona a pesar de haber sido un disoluto. Su obra más
conocida, Las Confesiones, proclama la bondad de Dios que supera la maldad
humana. También nosotros podemos vivir ese proceso, si no anclándonos en
nuestro mal, fijamos los ojos en Jesús, lo tomamos de la mano y caminamos con
él sin querer nunca alejarnos de su lado.
LA REVELACION DE DIOS
Podríamos citar muchos pasajes bíblicos relacionados con la conversión.
Recomendamos leer los siguientes:
Conversión de Zaqueo (Lucas 19, 1-10): "Hoy ha llegado la
salvación a esta casa, porque también éste es hijo de Abraham, pues el Hijo del
hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido."
La mujer adúltera (Juan 8, 1-11): Jesús le dijo: "Mujer, ¿dónde
están? ¿Nadie te ha condenado?" Ella respondió: "Nadie, Señor."
Jesús le dijo: "Tampoco yo te condeno. Vete, y en adelante no peques
más."
Muertos al Pecado, Vivos en Cristo (Romanos 6, 2-14): No reine, pues,
el pecado en vuestro cuerpo mortal de modo que obedezcáis a sus apetencias. ...
sino más bien ofreceos vosotros mismos a Dios como muertos retornados a la
vida.
Vivir según el Espíritu (Gálatas 5, 16-25): Pues los que son de Cristo
Jesús, han crucificado la carne con sus pasiones y sus apetencias. Si vivimos
según el Espíritu, obremos también según el Espíritu.
De la muerte a la vida (Efesios 2, 1-10): Pero Dios, rico en
misericordia, por el grande amor con que nos amó, estando muertos a causa de
nuestros delitos, nos vivificó juntamente con Cristo ... y con él nos resucitó
y nos hizo sentar en los cielos en Cristo Jesús.
El reino de la luz (Efesios 5, 1-20): Porque en otro tiempo fuisteis
tinieblas; mas ahora sois luz en el Señor. Vivid como hijos de la luz.
CANTOS
En el cancionero "Gozaos en el Señor" encontrarás estos
cantos:
He decidido seguir a Cristo
Hazme volver
Hoy perdóname
Lávame con tu sangre
Señor, quién puede entrar
PARA PROFUNDIZAR
Estas preguntas pueden ayudar tu reflexión:
¿Crees haberte convertido plenamente a Jesús, o aún no lo has hecho?
¿En qué aspectos de tu vida necesitas conversión?
¿Cómo entiendes y cómo vives el sacramento de la Penitencia o Reconciliación?
¿Crees posible no caer más en el pecado, después de haberte convertido?
¿Qué sentido tiene la invitación a convertirse, propagada durante el
Jubileo del Año Santo?
APLICACIONES PRACTICAS
Vive al menos en este Año Jubilar el sacramento de la Reconciliación, y
para ello
· Haz un examen de conciencia
· Arrepiéntete ante el Señor y pídele perdón
· Proponte no volver a pecar
· Acude a un sacerdote y confiesa tus pecados
· Cumple la penitencia que el confesor te imponga
· Agradece el perdón recibido y da gracias por él.
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SEMINARIO DE VIDA EN EL ESPÍRITU - No. 4
La Vida Nueva
OBJETIVO
Conocer la obra de Dios en el hombre que lo acepta libre y
amorosamente.
ENSEÑANZA
Renacer De Lo Alto
Una noche Jesús recibió la visita de un fariseo importante, llamado
Nicodemo, a quien le explicó que si alguien quería ver el Reino de Dios,
debería "nacer de nuevo". El fariseo, tomando literalmente las
palabras del Señor, inquirió si para ello se necesitaba retornar al seno
materno, a lo que respondió Jesús que se trataba de un nacer del agua y del
Espíritu (Jn. 3, 1-8).
La expresión usada por Jesucristo se puede traducir al castellano de
dos modos: nacer de nuevo o nacer de lo alto. Nicodemo la entendió del primer
modo; Jesús le daba énfasis al segundo sentido. Ambos sentidos se complementan:
para ver el Reino de Dios es preciso abrirse a un mundo nuevo y esto no se
logra sino por gracia del Espíritu Santo.
Hay otras expresiones bíblicas que aluden a la misma experiencia
espiritual:
Despojarse de un vestido viejo, harapiento, y revestirse de una
vestidura nueva
Cambiar el corazón duro y cerrado a Dios por un corazón abierto al amor
Resucitar y, de huesos secos, ver cómo surge un pueblo vivo
Rejuvenecerse, de modo que las cosas viejas queden atrás (2 Cor. 5, 17)
Renovarse de día en día
Esas expresiones aluden a un cambio radical en la existencia. Los
hombres y mujeres nuevos, que están en Cristo Jesús, renuncian al pecado y a la
lejanía de Dios y entran en una relación con el Creador.
Familiares de Dios
La Vida Nueva que Dios nos ofrece implica cambios radicales:
El hombre renace por obra del Espíritu Santo. Éste hace su morada en el
espíritu humano, lo transforma, lo ilumina y lo guía en su caminar hacia Dios
El Espíritu Santo revela a Jesús como nuestro Salvador, nuestro hermano
y nuestro Señor, y permite que creamos en Él, que hablemos de Él, que lo amemos
y que nos transformemos en Él.
Si Jesús es nuestro hermano, nosotros somos hijos del Padre Celestial.
El Espíritu nos hace descubrir a Dios como Padre (Rom. 8, 15; Gál. 4, 6-7) y
nos permite conocer su misterio de amor (1 Cor. 2, 8-11)
Siendo todos los humanos hijos de Dios, somos hermanos los unos de los
otros. Allí está la base del amor que debemos tener por el prójimo
Todas las cosas se ven iluminadas por la luz del Espíritu. El hombre
renovado descubre en la creación la huella de Dios, acepta nuevos criterios
para su actuar, rechaza el pecado y las obras de la carne y obedece la ley del
amor y de la libertad
El Espíritu Santo enriquece a los hombres con dones espirituales, o
carismas, y los llama a que sirvan a los demás y de manera especial a sus
hermanos en la fe
El hombre que ha nacido de nuevo por obra del Espíritu Santo, se llena
de gozo y siente la necesidad de compartir con los demás su alegría. Ansía que
su prójimo participe de la misma gracia que él ha experimentado y, en
consecuencia, comunica a los otros las maravillas que Dios ha obrado en él.
Siente urgencia en hablar de Jesucristo y da testimonio de cuanto le ha
acaecido. El hombre se convierte libremente en colaborador de Dios.
LA REVELACION DE DIOS
Recomendamos leer los siguientes pasajes bíblicos, que ayudarán a
interiorizar el tema expuesto:
Nacer del Agua y del Espíritu (Juan 3, 1-8) : Había entre los fariseos
un hombre llamado Nicodemo, magistrado judío. Fue éste donde Jesús de noche y
le dijo: "Rabbí, sabemos que has venido de Dios como maestro, porque nadie
puede realizar las señales que tú realizas si Dios no está con él.". Jesús
le respondió: "En verdad, en verdad te digo: el que no nazca de lo alto no
puede ver el Reino de Dios.". Dícele Nicodemo: "¿Cómo puede uno nacer
siendo ya viejo? ¿Puede acaso entrar otra vez en el seno de su madre y
nacer?". Respondió Jesús: "En verdad, en verdad te digo: el que no
nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios. Lo nacido de
la carne, es carne; lo nacido del Espíritu, es espíritu. No te asombres de que
te haya dicho: Tenéis que nacer de lo alto. El viento sopla donde quiere, y
oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así es todo el que
nace del Espíritu."
Los Huesos y el Espíritu (Ezequiel 37, 1-14): La mano de Yahveh fue
sobre mí y, por su espíritu, Yahveh me sacó y me puso en medio de la vega, la
cual estaba llena de huesos. Me hizo pasar por entre ellos en todas las
direcciones. Los huesos eran muy numerosos por el suelo de la vega, y estaban
completamente secos. Me dijo: "Hijo de hombre, ¿podrán vivir estos huesos?"
Yo dije: "Señor Yahveh, tú lo sabes.".Entonces me dijo:
"Profetiza sobre estos huesos. Les dirás: Huesos secos, escuchad la
palabra de Yahveh. Así dice el Señor Yahveh a estos huesos: He aquí que yo voy
a hacer entrar el espíritu en vosotros, y viviréis. Os cubriré de nervios, haré
crecer sobre vosotros la carne, os cubriré de piel, os infundiré espíritu y
viviréis; y sabréis que yo soy Yahveh.".Yo profeticé como se me había
ordenado, y mientras yo profetizaba se produjo un ruido. Hubo un
estremecimiento, y los huesos se juntaron unos con otros. Miré y vi que estaban
recubiertos de nervios, la carne salía y la piel se extendía por encima, pero
no había espíritu en ellos.
El me dijo: "Profetiza al espíritu, profetiza, hijo de hombre.
Dirás al espíritu: Así dice el Señor Yahveh: Ven, espíritu, de los cuatro
vientos, y sopla sobre estos muertos para que vivan.". Yo profeticé como
se me había ordenado, y el espíritu entró en ellos; revivieron y se
incorporaron sobre sus pies: era un enorme, inmenso ejército. Entonces me dijo:
"Hijo de hombre, estos huesos son toda la casa de Israel. Ellos andan
diciendo: Se han secado nuestros huesos, se ha desvanecido nuestra esperanza,
todo ha acabado para nosotros. Por eso, profetiza. Les dirás: Así dice el Señor
Yahveh: He aquí que yo abro vuestras tumbas; os haré salir de vuestras tumbas,
pueblo mío, y os llevaré de nuevo al suelo de Israel. Sabréis que yo soy Yahveh
cuando abra vuestras tumbas y os haga salir de vuestras tumbas, pueblo mío.
Infundiré mi espíritu en vosotros y viviréis; os estableceré en vuestro suelo,
y sabréis que yo, Yahveh, lo digo y lo hago, oráculo de Yahveh."
Un Corazón Nuevo (Ezequiel 11, 19-21): "yo les daré un solo
corazón y pondré en ellos un espíritu nuevo: quitaré de su carne el corazón de
piedra y les daré un corazón de carne, para que caminen según mis preceptos,
observen mis normas y las pongan en práctica, y así sean mi pueblo y yo sea su
Dios. En cuanto a aquellos cuyo corazón va en pos de sus monstruos y
abominaciones, yo haré recaer su conducta sobre su cabeza, oráculo del Señor
Yahveh."
(18,31) Descargaos de todos los crímenes que habéis cometido contra mí,
y haceos un corazón nuevo y un espíritu nuevo. ¿Por qué habéis de morir, casa
de Israel?
(36, 25) Os rociaré con agua pura y quedaréis purificados; de todas
vuestras impurezas y de todas vuestras basuras os purificaré. Y os daré un
corazón nuevo, infundiré en vosotros un espíritu nuevo, quitaré de vuestra
carne el corazón de piedra y os daré un corazón de carne. Infundiré mi espíritu
en vosotros y haré que os conduzcáis según mis preceptos y observéis y
practiquéis mis normas.
Nueva Vida en Cristo (Colosenses 3, 1-17): Así pues, si habéis
resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a
la diestra de Dios. Aspirad a las cosas de arriba, no a las de la tierra.
Porque habéis muerto, y vuestra vida está oculta con Cristo en Dios. Cuando
aparezca Cristo, vida vuestra, entonces también vosotros apareceréis gloriosos
con él. Por tanto, mortificad vuestros miembros terrenos: fornicación,
impureza, pasiones, malos deseos y la codicia, que es una idolatría, todo lo
cual atrae la cólera de Dios sobre los rebeldes, y que también vosotros
practicasteis en otro tiempo, cuando vivíais entre ellas. Mas ahora, desechad
también vosotros todo esto: cólera, ira, maldad, maledicencia y palabras
groseras, lejos de vuestra boca.
No os mintáis unos a otros. Despojaos del hombre viejo con sus obras, y
revestíos del hombre nuevo, que se va renovando hasta alcanzar un conocimiento
pefecto, según la imagen de su Creador, donde no hay griego y judío;
circuncisión e incircuncisión; bárbaro, escita, esclavo, libre, sino que Cristo
es todo y en todos. Revestíos, pues, como elegidos de Dios, santos y amados, de
entrañas de misericordia, de bondad, humildad, mansedumbre, paciencia,
soportándoos unos a otros y perdonándoos mutuamente, si alguno tiene queja
contra otro. Como el Señor os perdonó, perdonaos también vosotros. Y por encima
de todo esto, revestíos del amor, que es el vínculo de la perfección.
Y que la paz de Cristo presida vuestros corazones, pues a ella habéis
sido llamados formando un solo Cuerpo. Y sed agradecidos. La palabra de Cristo
habite en vosotros con toda su riqueza; instruíos y amonestaos con toda
sabiduría, cantad agradecidos, himnos y cánticos inspirados, y todo cuanto
hagáis, de palabra y de boca, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando
gracias por su medio a Dios Padre.
Conducta Ejemplar (Tito 3, 3-7 ): Pues también nosotros fuimos en algún
tiempo insensatos, desobedientes, descarriados, esclavos de toda suerte de
pasiones y placeres, viviendo en malicia y envidia, aborrecibles y
aborreciéndonos unos a otros. Mas cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro
Salvador y su amor a los hombres, él nos salvó, no por obras de justicia que
hubiésemos hecho nosotros, sino según su misericordia, por medio del baño de
regeneración y de renovación del Espíritu Santo, que derramó sobre nosotros con
largueza por medio de Jesucristo nuestro Salvador, para que, justificados por su
gracia, fuésemos constituidos herederos, en esperanza, de vida eterna.
La vocación de Pablo (Gálatas 1, 13-24): Pues ya estáis enterados de mi
conducta anterior en el Judaísmo, cuán encarnizadamente perseguía a la Iglesia
de Dios y la devastaba, y cómo sobrepasaba en el Judaísmo a muchos de mis
compatriotas contemporáneos, superándoles en el celo por las tradiciones de mis
padres. Mas, cuando Aquel que me separó desde el seno de mi madre y me llamó
por su gracia, tuvo a bien revelar en mí a su Hijo, para que le anunciase entre
los gentiles, al punto, sin pedir consejo ni a la carne ni a la sangre, sin
subir a Jerusalén donde los apóstoles anteriores a mí, me fui a Arabia, de
donde nuevamente volví a Damasco. Luego, de allí a tres años, subí a Jerusalén
para conocer a Cefas y permanecí quince días en su compañía. Y no vi a ningún
otro apóstol, y sí a Santiago, el hermano del Señor. Y en lo que os escribo,
Dios me es testigo de que no miento. Luego me fui a las regiones de Siria y
Cilicia; pero personalmente no me conocían las Iglesias de Judea que están en
Cristo. Solamente habían oído decir: "El que antes nos perseguía ahora
anuncia la buena nueva de la fe que entonces quería destruir". Y
glorificaban a Dios a causa de mí.
CANTOS
En el cancionero "Gozaos en el Señor" encontrarás muchas
canciones sobre la Vida Nueva. Insinuamos las siguientes:
Cuando Cristo vino
Dame un nuevo corazón
Dios es mi Padre
Espíritu Santo, ven, ven
Hay un río de vida
La fuente de arriba
Mi Dios está vivo
Si Cristo no cambia mi vida
Tengo una vida nueva
PARA PROFUNDIZAR
Como reflexión, toma los textos bíblicos anteriores y ayúdate con estas
preguntas:
¿En qué aspectos de tu vida has deseado cambiar y qué has hecho para
lograrlo?
¿Recuerdas a alguien que haya experimentado un cambio serio en su
existencia?
¿Conoces cómo cambiaron Saulo, Agustín de Hipona y muchos más que han
llenado las páginas de la historia?
¿Valdrá la pena transformar tu vida actual con la gracia de Dios?
APLICACIONES PRACTICAS
Haz una lista de aquellos aspectos de tu vida que necesitan una
transformación.
Órale al Señor pidiéndole que te ayude a cambiar, a despojarte de tus
pecados y defectos y a ser una persona nueva.
Invoca a Dios como a tu Padre, a Jesucristo como a tu Hermano y al
Espíritu Santo como a quien te transforma y santifica.
Comparte con tus amigos la experiencia que estás viviendo al realizar
este Seminario de Vida en el Espíritu.
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SEMINARIO DE VIDA EN EL ESPÍRITU - No.5
El Espíritu Santo
OBJETIVO
Reavivar el conocimiento del Espíritu Santo y el amor a Él.
ENSEÑANZA
Quién es el Espíritu Santo
Quizá el mejor camino para conocer al Espíritu Santo sea recurrir a los
símbolos que usa la Biblia, cuando describe su actuar en el hombre y en la
Iglesia. Los principales símbolos son el viento, el fuego, el agua, el aceite,
la paloma y el don.
El fuego: el Espíritu descendió en lenguas de fuego sobre los
apóstoles, en Pentecostés. El fuego purifica, ilumina y calienta. Eso hace el
Espíritu en el hombre: lo limpia del pecado, le revela los misterios de Dios y
enciende en los corazones el amor.
El viento: la palabra "espíritu" significa viento, aliento.
Tal fue el huracán que sopló en Pentecostés, o el aliento de vida que exhaló
Jesús sobre sus discípulos. Al llenarse del Espíritu Santo, los creyentes
pueden respirar la vida del Señor, tener sus sentimientos, amar y pensar como
Jesús.
El agua: Jesús invitó a beber del agua viva a cuantos estuviesen
sedientos. Todos podemos beber de un mismo Espíritu y ser bautizados en Él.
Como si fuésemos peces, requerimos movernos en sus ondas para vivir.
El aceite: de acuerdo a las costumbres de los hebreos, a los
sacerdotes, profetas y reyes se les ungía con óleo. Cristo y los cristianos
quedamos ungidos por el Espíritu Santo, y embalsamados como si lo fuéramos por
un perfume. Ese es el aceite que alimenta la lámpara de nuestra vida y hace que
brille con buenas obras.
La paloma: este símbolo puede referirse a diversos acontecimientos
bíblicos como la creación o el diluvio o a pasajes de los salmos o del Cantar
de los Cantares. También puede ser un símbolo del pueblo de Israel, de la
Iglesia, manifestada por el Espíritu Santo.
El don: el Espíritu Santo, prometido por el Padre y por Jesús, fue
derramado sobre la Iglesia tras la ascensión del Señor a los cielos. Ese regalo
de Dios es el mejor presente que podemos pedir y recibir.
Qué hace el Espíritu Santo
El Espíritu Santo nos relaciona con Dios Padre, cuyos misterios nos
revela y de quien nos hace hijos. El Espíritu nos ayuda a orar, dándonos motivo
para nuestra alabanza y supliendo nuestras imperfectas plegarias. Él nos da a
conocer la voz de Dios y nos manifiesta sus designios, al hablar por medio de
los profetas.
El Espíritu Santo nos permite creer en Jesucristo, nos recuerda cuanto
enseñó Jesús, y así nos lleva a la verdad completa. El nos da fuerza para dar
testimonio de Jesús y nos transforma en imágenes vivas del Señor.
El Espíritu Santo nos reúne a los creyentes y forma la Iglesia, la une,
la santifica, la hace católica y apostólica. Él da vida por medio de los
sacramentos, derrama sus dones y carismas y los usa para la construcción del
Reino de Dios en la tierra.
Esos carismas son muy numerosos. Ahora se los estudia, se los busca y
se procura que se afirmen para el servicio de toda la comunidad.
El Espíritu Santo nos hace crecer en el Amor. Donde hay un acto
auténtico de amor, está obrando el Espíritu de Dios. Él es el amor que se
derrama en nuestros corazones (Romanos 5, 5) El Espíritu de Dios es el que
posibilita "la comunión de los santos", es el que, siendo Señor y
Dador de Vida, resucitará a los muertos, y el que a todos nos concederá la vida
eterna. Él, a quien se le llama también "la Gloria", es quien brilla
en nosotros con resplandor que crece de día en día (cfr. 2 Corintios 3, 18).
Cómo pedir el Espíritu Santo
Cada cristiano debe suplicar el don del Espíritu Santo. La plegaria de
cada uno debe reforzarse con la oración de todo el grupo. Todos deben rogar al
Señor que avive el fuego en la Iglesia. Todos pueden decir: "Bautízame,
Señor, con ese bautismo de Espíritu Santo y fuego, de que hablaba tu Precursor.
Es decir, destruye en mí todo pecado y abrásame en el fuego de tu amor".
Así oraba san Juan Eudes, y san Buenaventura decía: "Nadie será lleno de
ese fuego, si no reza y pide y llama, con pertinaz y urgente anhelo de
esperanza".
Por eso, comprométete ahora en orar a Dios para que te dé su Espíritu,
haz esa plegaria con sencillez, insistencia y fervor, apóyate en la oración de
los demás. Recuerda que cuando varios se unen y piden en el nombre de Jesús, Él
concede lo que se le suplica.
LA REVELACIÓN DE DIOS
Insinuamos la lectura de los siguientes pasajes de la Biblia. Su
enseñanza permitirá una mejor comprensión del ser y del actuar del Espíritu
Divino:
Juan 7, 37-39. "El último día de la fiesta, el más solemne, Jesús
puesto en pie, gritó: "Si alguno tiene sed, venga a mí, y beba el que crea
en mí", como dice la Escritura: De su seno correrán ríos de agua viva.
Esto lo deciá refiriéndose al Espíritu que iban a recibir los que creyeran en
él. Porque aún no había Espíritu, pues todavía Jesús no había sido
glorificado."
Gálatas 5, 19-23 : "Ahora bien, las obras de la carne son
conocidas: fornicación, impureza, libertinaje, idolatría, hechicería, odios,
discordia, celos, iras, rencillas, divisiones, disensiones, envidias,
embriagueces, orgías y cosas semejantes, sobre las cuales os prevengo, como ya
os previne, que quienes hacen tales cosas no heredarán el Reino de Dios. En
cambio el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad,
bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio de sí; contra tales cosas no hay
ley."
También recomendamos leer los siguientes textos:
Ezequiel 37, 1-14
Lucas 11, 5-13
Juan 14, 16-17.26; 15, 26-27; 16, 7-15
Hechos 2, 1-14
Romanos 8, 1-27
1 Corintios 12, 3-13
CANTOS
En el cancionero "Gozaos en el Señor" encontrarás muchas
canciones para pedir el Espíritu.
Insinuamos las siguientes:
Bautízame, Señor, con tu Espíritu
Es el viento
Espíritu Santo, pasa por aquí
Espíritu Santo, ven, ven
Fuego, fuego, fuego
Inunda mi ser
Pentecostés
PARA PROFUNDIZAR
Organiza un grupo y conversa con sus integrantes, ayudándote de estas
preguntas:
¿Qué sabes tú del Espíritu Santo?
¿Cómo has vivido la vigilia y la fiesta de Pentecostés?
¿Qué piensas de los carismas?
Intercambia ideas sobre la imposición de manos.
APLICACIONES PRÁCTICAS
Aleja de ti la duda y prepárate para renovar la presencia del Espíritu
Santo en ti. Vive el sacramento de la Reconciliación. Acepta a Jesús como
Salvador y como Señor de tu vida y pídele te dé su Espíritu. Pide que te
impongan las manos mientras invitas al Espíritu de Dios a tu vida.
SEMINARIO DE VIDA EN EL ESPÍRITU - No.6
El Crecimiento Espiritual
OBJETIVO
Proponer caminos para llevar a plenitud la Vida en el Espíritu
ENSEÑANZA
Desde que nace hasta que muere, todo hombre está invitado a crecer.
Físicamente alcanza su mayor estatura hacia los 18 años, psicológicamente puede
alcanzar la madurez algunos años más tarde, intelectualmente sigue aprendiendo
hasta muy avanzada edad, y espiritualmente puede progresar siempre hasta que
llegue el momento definitivo del encuentro con Dios.
El que no alcanza la madurez en cualquier área de su personalidad,
permanece en un grado de subdesarrollo e imperfección.
Si nos concretamos al aspecto espiritual, podemos decir que el
crecimiento es un regalo de Dios, pero que el hombre puede colaborar con la
acción divina, imitando a Jesús que crecía en estatura, sabiduría y gracia
delante de Dios y de los hombres (Luc. 2, 52).
Para proponer acciones que pudiesen ayudarnos en nuestro crecimiento
interior, podemos seguir pasos parecidos a los que vivimos en nuestro
desarrollo:
1. Alimentarse: necesitamos nutrirnos espiritualmente
Leyendo la Palabra revelada, pues no sólo de pan vive el hombre, sino
de toda palabra que brota de los labios de Dios (Luc. 4, 4)
Obedeciendo la ley divina: como Jesús, cuyo alimento era hacer la
voluntad de su Padre (Jn. 4, 34)
Comulgando el pan eucarístico, pues quien lo come tiene vida eterna
(Jn. 6, 35).
2. Orar: necesitamos hablar con nuestro Padre Celestial
Aprendiendo las plegarias básicas de memoria
Alabando, bendiciendo, agradeciendo, suplicando o intercediendo con
palabras propias o en silencio o cantando, en particular o en grupos (Ef. 5,
19)
Participando en la oración litúrgica de la Iglesia
Haciendo de la vida una oración continua (Col. 4, 2).
3. Cuidar la salud espiritual: previniendo o superando todo vicio y
todo pecado
Evitando caer en la tentación (Mt. 6, 13)
Arrepintiéndonos del pecado cometido (Mc 1, 15; Hech. 3, 19)
Recurriendo al sacramento de la Reconciliación, o a los sacramentales
instituidos por la Iglesia si la culpa no fue mortal
Corrigiendo nuestros defectos y costumbres reñidos con el evangelio.
4. Relacionarse con los demás que son, como nosotros, hijos de Dios,
hermanos de Jesús y Templos del Espíritu Santo:
Conociendo a los hermanos en la fe
Insertándose en la comunidad cristiana, en sus asambleas y actividades
(Hech. 2, 42)
Orando por los demás y apoyándose en su oración (Ef. 6, 18)
Compartiendo con el prójimo lo que somos, lo que sabemos y lo que
tenemos (Hech. 2, 45)
5. Estudiar nuestra fe, siguiendo el consejo de san Pedro: "Creced
en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo" (2 Pe. 3,
18)
Superando el analfabetismo espiritual
Conociendo la Palabra de Dios de manera seria
Leyendo la doctrina de la Iglesia: el Magisterio de los Papas, Obispos
y Concilios, los autores espirituales y los teólogos
Haciendo actos de fe, y pidiéndole a Jesús nos la aumente (Luc. 17, 5)
Dando razón de nuestra esperanza a quien nos lo pida (1 Pe. 3, 15)
6. Crecer en el amor
Cumpliendo el primer mandamiento, que es amar a Dios con toda la mente,
con toda la voluntad y con todo el corazón (Mt. 22, 37)
Amando a nuestro prójimo como a nosotros mismos, siguiendo el ejemplo
de Cristo, que nos amó hasta el extremo (Mt. 19, 19; Jn. 13, 1)
No reduciéndonos a expresar ese amor con palabras, sino con obras, pues
éstas son amores y no las meras razones (1 Jn. 3, 18)
7. Ejercitarse
Imitando a los atletas que se esfuerzan por llegar hasta la meta y
conseguir la corona (1 Cor. 9, 24; 2 Tim. 2, 5)
Colaborando con Dios en la construcción de su Reino (1 Cor. 3, 9)
Yendo por todo el mundo, haciendo discípulos y enseñándoles lo que
mandó Jesús (Mt. 28, 19)
LA REVELACIÓN DE DIOS
Para profundizar la enseñanza expuesta en los párrafos anteriores,
sugerimos la lectura de los siguientes pasajes bíblicos:
1 Cor 3, 1-3: Yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino
como a carnales, como a niños en Cristo. Os di a beber leche y no alimento
sólido, pues todavía no lo podíais soportar. Ni aun lo soportáis al presente;
pues todavía sois carnales. Porque, mientras haya entre vosotros envidia y
discordia ¿no es verdad que sois carnales y vivís a lo humano?
Heb. 5, 12-14: Pues debiendo ser ya maestros en razón del tiempo,
volvéis a tener necesidad de ser instruidos en los primeros rudimentos de los
oráculos divinos, y os habéis hecho tales que tenéis necesidad de leche en
lugar de manjar sólido. Pues todo el que se nutre de leche desconoce la
doctrina de la justicia, porque es niño. En cambio, el manjar sólido es de
adultos; de aquellos que, por costumbre, tienen las facultades ejercitadas en
el discernimiento del bien y del mal.
Jn. 6, 53-58: Jesús les dijo: «En verdad, en verdad os digo: si no
coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en
vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le
resucitaré el último día. Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre
verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo
en él. Lo mismo que el Padre, que vive, me ha enviado y yo vivo por el Padre,
también el que me coma vivirá por mí. Este es el pan bajado del cielo; no como
el que comieron vuestros padres, y murieron; el que coma este pan vivirá para
siempre.»
Luc. 11, 1-13: Y sucedió que, estando él orando en cierto lugar, cuando
terminó, le dijo uno de sus discípulos: «Señor, ensénanos a orar, como enseñó
Juan a sus discípulos.» El les dijo: «Cuando oréis, decid: Padre, santificado
sea tu Nombre, venga tu Reino, danos cada día nuestro pan cotidiano, y
perdónanos nuestros pecados porque también nosotros perdonamos a todo el que
nos debe, y no nos dejes caer en tentación.» Les dijo también: «Si uno de
vosotros tiene un amigo y, acudiendo a él a medianoche, le dice: "Amigo,
préstame tres panes, porque ha llegado de viaje a mi casa un amigo mío y no
tengo qué ofrecerle", y aquél, desde dentro, le responde: "No me
molestes; la puerta ya está cerrada, y mis hijos y yo estamos acostados; no
puedo levantarme a dártelos", os aseguro, que si no se levanta a dárselos
por ser su amigo, al menos se levantará por su importunidad, y le dará cuanto
necesite.» Yo os digo: «Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os
abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, halla; y al que llama,
se le abrirá. ¿Qué padre hay entre vosotros que, si su hijo le pide un pez, en
lugar de un pez le da una culebra; o, si pide un huevo, le da un escorpión? Si,
pues, vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto
más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan!»
Mc. 7, 18-23: El les dijo: «¿Conque también vosotros estáis sin
inteligencia? ¿No comprendéis que todo lo que de fuera entra en el hombre no
puede contaminarle, pues no entra en su corazón, sino en el vientre y va a
parar al excusado?» - así declaraba puros todos los alimentos -. Y decía: «Lo
que sale del hombre, eso es lo que contamina al hombre. Porque de dentro, del
corazón de los hombres, salen las intenciones malas: fornicaciones, robos,
asesinatos, adulterios, avaricias, maldades, fraude, libertinaje, envidia,
injuria, insolencia, insensatez. Todas estas perversidades salen de dentro y
contaminan al hombre.»
Hech. 2, 42-47: Acudían asiduamente a la enseñanza de los apóstoles, a
la comunión, a la fracción del pan y a las oraciones. El temor se apoderaba de
todos, pues los apóstoles realizaban muchos prodigios y señales. Todos los
creyentes vivían unidos y tenían todo en común; vendían sus posesiones y sus
bienes y repartían el precio entre todos, según la necesidad de cada uno.
Acudían al Templo todos los días con perseverancia y con un mismo espíritu,
partían el pan por las casas y tomaban el alimento con alegría y sencillez de
corazón. Alababan a Dios y gozaban de la simpatía de todo el pueblo. El Señor
agregaba cada día a la comunidad a los que se habían de salvar.
Ef. 1, 15-23: Por eso, también yo, al tener noticia de vuestra fe en el
Señor Jesús y de vuestra caridad para con todos los santos, no ceso de dar
gracias por vosotros recordándoos en mis oraciones, para que el Dios de nuestro
Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os conceda espíritu de sabiduría y de
revelación para conocerle perfectamente; iluminando los ojos de vuestro corazón
para que conozcáis cuál es la esperanza a que habéis sido llamados por él; cuál
la riqueza de la gloria otorgada por él en herencia a los santos, y cuál la
soberana grandeza de su poder para con nosotros, los creyentes, conforme a la
eficacia de su fuerza poderosa, que desplegó en Cristo, resucitándole de entre
los muertos y sentándole a su diestra en los cielos, por encima de todo
Principado, Potestad, Virtud, Dominación y de todo cuanto tiene nombre no sólo
en este mundo sino también en el venidero. = Bajo sus pies sometió todas la
cosas = y le constituyó Cabeza suprema de la Iglesia, que es su Cuerpo, la
Plenitud del que lo llena todo en todo.
1 Jn. 2, 9-17: Quien dice que está en la luz y aborrece a su hermano,
está aún en las tinieblas. Quien ama a su hermano permanece en la luz y no
tropieza. Pero quien aborrece a su hermano está en las tinieblas, camina en las
tinieblas, no sabe a dónde va, porque las tinieblas han cegado sus ojos. Os
escribo a vosotros, hijos míos, porque se os han perdonado los pecados por su
nombre. Os escribo a vosotros, padres, porque conocéis al que es desde el
principio. Os escribo a vosotros, jóvenes, porque habéis vencido al Maligno. Os
he escrito a vosotros, hijos míos, porque conocéis al Padre, Os he escrito,
padres, porque conocéis al que es desde el principio. Os he escrito, jóvenes, porque
sois fuertes y la Palabra de Dios permanece en vosotros y habéis vencido al
Maligno. No améis al mundo ni lo que hay en el mundo. Si alguien ama al mundo,
el amor del Padre no está en él. Puesto que todo lo que hay en el mundo - la
concupiscencia de la carne, la concupiscencia de los ojos y la jactancia de las
riquezas - no viene del Padre, sino del mundo. El mundo y sus concupiscencias
pasan; pero quien cumple la voluntad de Dios permanece para siempre.
1 Cor. 9, 24-27: ¿No sabéis que en las carreras del estadio todos
corren, mas uno solo recibe el premio? ¡Corred de manera que lo consigáis! Los
atletas se privan de todo; y eso ¡por una corona corruptible!; nosotros, en
cambio, por una incorruptible. Así pues, yo corro, no como a la ventura; y ejerzo
el pugilato, no como dando golpes en el vacío, sino que golpeo mi cuerpo y lo
esclavizo; no sea que, habiendo proclamado a los demás, resulte yo mismo
descalificado.
CANTOS
El cancionero "Gozaos en el Señor" nos ofrece muchos cánticos
que nos pueden servir para bendecir a Dios y para profundizar en el
conocimiento de su amor. Sugerimos los siguientes:
¡Alto, escúchame!
Amar es entregarse
Amémonos de corazón
Creced, creced
Cuántas veces, Señor, yo pequé
Escuchar tu Palabra
No podemos caminar
Yo quiero más y más
PARA PROFUNDIZAR
Organiza un grupo de reflexión e intercambia opiniones ayudado por
estas preguntas:
¿Qué ha significado para ti el grupo de oración?
¿Participas con frecuencia en la eucaristía?
¿Lees a diario la Palabra de Dios?
¿Frecuentas el sacramento de la Reconciliación?
¿Recomiendas alguna lectura que te ha servido en tu progreso
espiritual?
¿Qué servicio apostólico has desempeñado?
APLICACIONES PRÁCTICAS
Para crecer en la gracia y el conocimiento del Señor, procura:
Orar diariamente
Acercarte a los sacramentos de la Reconciliación y la Eucaristía
Leer la Biblia y los principales documentos de la Iglesia
Visitar un hospital o una cárcel
Dar una limosna a los pobres
Participar en un grupo apostólico.
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SEMINARIO DE VIDA EN EL ESPÍRITU - No.7
La Transformación en Cristo
OBJETIVO
Suplicar al Espíritu Santo la gracia de ser como otro Cristo
ENSEÑANZA
Los hombres fuimos creados a imagen y semejanza de Dios (Gén. 1, 27).
Perdimos ese parecido por culpa de Adán, pero lo recuperamos por el amor de
Cristo, que se hizo semejante en todo a nosotros, menos en el pecado (Heb. 2,
17) para que volviésemos a ser semejantes al Creador.
La meta de los cristianos es acoger al Señor y permitirle que more en
nuestro corazón y nos transforme en Él, de modo que podamos exclamar: "Ya
no vivo yo, es Cristo quien vive en mí" (Gál. 2, 20). Realizar esa
afirmación del Apóstol es una gracia para cualquier persona. "Ese es el
ideal y la meta que traspasa e invade a la Renovación Católica, y el programa
de vida de quienes se someten a la guía del Espíritu Santo", enseñó el
Papa Juan Pablo II.
Jesús quiere morar en sus discípulos. Él habló de venir con el Padre y
con el Espíritu Paráclito, para hacer su morada en nosotros, y puede realizarlo
si nuestra mente piensa en Él, si nuestro corazón lo ama, si nuestra memoria lo
evoca, si nuestros deseos lo anhelan, si nuestros actos se realizan de acuerdo
con su voluntad.
El hombre que se compromete con ese ideal se va transformando en
Jesucristo: piensa como pensó Jesús (1 Cor. 2, 16), ama como el Señor amó (Jn.
13, 34; 15, 12; 1 Jn. 2, 6; Ef. 5, 2), perdona, acoge y sirve como Él lo hizo
(Col. 3, 13; Rom. 15, 7; Mt. 20, 27-28).
Esa identificación con Jesús llega a ser tan grande que, según san Pablo,
"somos conformes a la imagen de su Hijo" (Rom. 8, 29) y se puede
afirmar que "el cristiano es otro Cristo". Esto es un regalo del
Espíritu Santo.
Identificarse con Jesús
Los cristianos hablan de imitar a Jesucristo y de comportarse en cada
momento como lo haría Jesús. Esa manera de expresarse se encuentra en la Biblia
y en los escritos espirituales.
Pero otro modo de hablar, más intenso y comprometido, que también se
lee en la Biblia, es el que nos lleva a recordar que los bautizados formamos
con Jesucristo un mismo cuerpo, del cual somos miembros, y que Él nos puede
usar como instrumentos para realizar su obra: nuestras palabras le permiten
seguir anunciando su evangelio, nuestros actos le posibilitan expresar su
misericordia ante el sufrimiento de los hombres, nuestros sentimientos
prolongan los suyos impregnados de amor y obediencia hacia su Padre, y nuestros
dolores completan lo que faltó a su pasión.
También nuestra oración de alabanza y de súplica debe unirse a la de
Jesús, y haciéndose expresión de la plegaria del Hijo de Dios, llegar hasta el
corazón del Padre. Eso lo expresa la liturgia cuando, en la anáfora
eucarística, exclama: "Por Cristo, con Él y en Él, se te dé, oh Padre,
todo honor y toda gloria". En esa frase cada preposición tiene un sentido
especial: "Por" alude a Cristo mediador, a través del cual llegamos a
Dios. "Con" se refiere a Jesús nuestro hermano, solidario con
nosotros en nuestras súplicas. "En" recuerda nuestra unión con
Jesucristo, con quien formamos un solo cuerpo.
María, modelo de la transformación en Cristo
La mujer que realizó de modo perfecto la unión con Jesús y la
transformación en Él fue María, su madre: ella lo llevó nueve meses en sus entrañas,
lo acogió recién nacido, lo acompañó desde el pesebre hasta el Calvario,
conservó en su corazón todo lo que a Él atañía y estuvo siempre llena de su
amor.
Jesús y María parecían no tener sino un mismo espíritu y un mismo
corazón. Con razón, y más que san Pablo, podía decir la Virgen: "No vivo
yo, sino que es Cristo el que vive en mí", pues era Jesús el que vivía y
reinaba en el corazón de María (Gál. 2, 20).
Eso lo experimentó María por bondad del Espíritu Santo, quien la llenó
de gracia, la plasmó a imagen de Jesús y formó en las entrañas virginales de
nuestra Señora el cuerpo de Jesús.
Es también el Espíritu Santo quien hace que Jesús viva en la Iglesia y
en cada cristiano, de modo que cada uno de nosotros disminuya para que crezca
Él, se posesione de nosotros y nos incorpore plenamente en su ser.
LA REVELACIÓN DE DIOS
Para profundizar la enseñanza expuesta, insinuamos la lectura meditada
de los siguientes pasajes bíblicos:
Juan 15, 1-17.- "Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el
viñador. Todo sarmiento que en mí no da fruto, lo corta, y todo el que da
fruto, lo limpia, para que dé más fruto. Vosotros estáis ya limpios gracias a
la Palabra que os he anunciado. Permaneced en mí, como yo en vosotros. Lo mismo
que el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid;
así tampoco vosotros si no permanecéis en mí. Yo soy la vid; vosotros los
sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto; porque
separados de mí no podéis hacer nada. Si alguno no permanece en mí, es arrojado
fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen, los echan al fuego y
arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo
que queráis y lo conseguiréis. La gloria de mi Padre está en que deis mucho
fruto, y seáis mis discípulos. Como el Padre me amó, yo también os he amado a
vosotros; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en
mi amor, como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su
amor. Os he dicho esto, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea
colmado. Este es el mandamiento mío: que os améis los unos a los otros como yo
os he amado. Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos.
Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. No os llamo ya siervos,
porque el siervo no sabe lo que hace su amo; a vosotros os he llamado amigos,
porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer. No me habéis
elegido vosotros a mí, sino que yo os he elegido a vosotros, y os he destinado para
que vayáis y deis fruto, y que vuestro fruto permanezca; de modo que todo lo
que pidáis al Padre en mi nombre os lo conceda. Lo que os mando es que os améis
los unos a los otros."
Juan 17, 20-25 .- "No ruego sólo por éstos, sino también por
aquellos que, por medio de su palabra, creerán en mí, para que todos sean uno.
Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para
que el mundo crea que tú me has enviado. Yo les he dado la gloria que tú me
diste, para que sean uno como nosotros somos uno: yo en ellos y tú en mí, para
que sean perfectamente uno, y el mundo conozca que tú me has enviado y que los
has amado a ellos como me has amado a mí. Padre, los que tú me has dado, quiero
que donde yo esté estén también conmigo,
para que contemplen mi gloria, la que me has dado, porque me has amado antes de
la creación del mundo. Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he
conocido y éstos han conocido que tú me has enviado.
Filipenses 2, 1-11.- "Así, pues, os conjuro en virtud de toda
exhortación en Cristo, de toda persuasión de amor, de toda comunión en el
Espíritu, de toda entrañable compasión, que colméis mi alegría, siendo todos
del mismo sentir, con un mismo amor, un mismo espíritu, unos mismos
sentimientos. Nada hagáis por rivalidad, ni por vanagloria, sino con humildad,
considerando cada cual a los demás como superiores a sí mismo, buscando cada cual no su propio
interés sino el de los demás.Tened entre vosotros los mismos sentimientos que
Cristo: El cual, siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual
a Dios. Sino que se despojó de sí mismo tomando condición de siervo haciéndose
semejante a los hombres y apareciendo en su porte como hombre; y se humilló a
sí mismo, obedeciendo hasta la muerte y muerte de cruz. Por lo cual Dios le
exaltó y le otorgó el Nombre, que está sobre todo nombre. Para que al nombre de
Jesús = toda rodilla se doble = en los cielos, en la tierra y en los abismos, =
y toda lengua confiese = que Cristo Jesús es SEÑOR para gloria de Dios Padre.
Filipenses 2, 12-30.- "Así pues, queridos míos, de la misma manera
que habéis obedecido siempre, no sólo cuando estaba presente sino mucho más ahora que estoy ausente, trabajad con
temor y temblor por vuestra salvación, pues Dios es quien obra en vosotros el
querer y el obrar, como bien le parece. Hacedlo todo sin murmuraciones ni
discusiones para que seáis irreprochables e inocentes, = hijos de Dios sin
tacha en medio de una generación tortuosa y perversa, = en medio de la cual
brilláis como antorchas en el mundo, presentándole la Palabra de vida para
orgullo mío en el Día de Cristo, ya que no habré corrido ni me habré fatigado
en vano. Y aun cuando mi sangre fuera derramada como libación sobre el
sacrificio y la ofrenda de vuestra fe, me alegraría y congratularía con
vosotros. De igual manera también vosotros alegraos y congratulaos conmigo.
Espero en el Señor Jesús poder enviaros pronto a Timoteo, para quedar también
yo animado con vuestras noticias. Pues a nadie tengo de tan iguales sentimientos
que se preocupe sinceramente de vuestros intereses, ya que todos buscan sus
propios intereses y no los de Cristo Jesús. Pero vosotros conocéis su probada
virtud, pues como un hijo junto a su padre ha servido conmigo en favor del
Evangelio. A él, pues, espero enviaros tan pronto como vea clara mi situación.
Y aun confío en el Señor que yo mismo podré ir pronto. Entretanto, he juzgado
necesario devolveros a Epafrodito, mi hermano, colaborador y compañero de
armas, enviado por vosotros con el encargo de servirme en mi necesidad, porque
os está añorando a todos vosotros y anda angustiado porque sabe que ha llegado
a vosotros la noticia de su enfermedad. Es cierto que estuvo enfermo y a punto
de morir. Pero Dios se compadeció de él; y no sólo de él, sino también de mí,
para que no tuviese yo tristeza sobre tristeza. Así pues, me apresuro a
enviarle para que viéndole de nuevo os llenéis de alegría y yo quede aliviado
en mi tristeza. Recibidle, pues, en el Señor con toda alegría, y tened en
estima a los hombres como él, ya que por la obra de Cristo ha estado a punto de
morir, arriesgando su vida para supliros en el servicio que no podíais prestarme vosotros mismos.
Filipenses 3, 7-17.- Pero lo que era para mí ganancia, lo he juzgado
una pérdida a causa de Cristo. Y más aún: juzgo que todo es pérdida ante la
sublimidad del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por quien perdí todas
las cosas, y las tengo por basura para ganar a Cristo, y ser hallado en él, no
con la justicia mía, la que viene de la Ley, sino la que viene por la fe de
Cristo, la justicia que viene de Dios,
apoyada en la fe, y conocerle a él, el poder de su resurrección y la comunión
en sus padecimientos hasta hacerme semejante a él en su muerte, tratando de llegar
a la resurrección de entre los muertos. No que lo tenga ya conseguido o que sea
ya perfecto, sino que continúo mi carrera por si consigo alcanzarlo,
habiendo sido yo mismo alcanzado por
Cristo Jesús. Yo, hermanos, no creo haberlo alcanzado todavía. Pero una cosa
hago: olvido lo que dejé atrás y me lanzo a lo que está por delante, corriendo hacia la meta,
para alcanzar el premio a que Dios me llama desde lo alto en Cristo Jesús. Así
pues, todos los perfectos tengamos estos sentimientos, y si en algo sentís de
otra manera, también eso os lo declarará Dios. Por lo demás, desde el punto a
donde hayamos llegado, sigamos adelante. Hermanos, sed imitadores míos, y
fijaos en los que viven según el modelo que tenéis en nosotros.
Colosenses 3, 4-18.- Cuando aparezca Cristo, vida vuestra, entonces
también vosotros apareceréis gloriosos con él. Por tanto, mortificad vuestros
miembros terrenos: fornicación, impureza, pasiones, malos deseos y la codicia,
que es una idolatría, todo lo cual atrae la cólera de Dios sobre los rebeldes,
y que también vosotros practicasteis en otro tiempo, cuando vivíais entre
ellas. Mas ahora, desechad también vosotros todo esto: cólera, ira, maldad,
maledicencia y palabras groseras, lejos de
vuestra boca. No os mintáis unos a otros. Despojaos del hombre viejo con
sus obras, y revestíos del hombre nuevo, que se va renovando hasta alcanzar un
conocimiento pefecto, según la imagen de su
Creador, donde no hay griego y judío; circuncisión e incircuncisión;
bárbaro, escita, esclavo, libre, sino que Cristo es todo y en todos. Revestíos,
pues, como elegidos de Dios, santos y amados, de entrañas de misericordia, de
bondad, humildad, mansedumbre, paciencia, soportándoos unos a otros y
perdonándoos mutuamente, si alguno tiene queja contra otro. Como el Señor os
perdonó, perdonaos también vosotros. Y por encima de todo esto, revestíos del
amor, que es el vínculo de la perfección. Y que la paz de Cristo presida
vuestros corazones, pues a ella habéis sido llamados formando un solo Cuerpo. Y
sed agradecidos. La palabra de Cristo habite en vosotros con toda su riqueza;
instruíos y amonestaos con toda sabiduría, cantad agradecidos, himnos y cánticos inspirados, y
todo cuanto hagáis, de palabra y de boca, hacedlo todo en el nombre del Señor
Jesús, dando gracias por su medio a Dios
Padre. Mujeres, sed sumisas a vuestros maridos, como conviene en el Señor.
1 Pedro 2, 4-10.- Acercándoos a él, piedra viva, desechada por los
hombres, pero elegida, preciosa ante Dios, también vosotros, cual piedras
vivas, entrad en la construcción de un edificio espiritual, para un sacerdocio
santo, para ofrecer sacrificios espirituales, aceptos a Dios por mediación de
Jesucristo. Pues está en la Escritura: = He aquí que coloco en Sión una piedra
angular, elegida, preciosa y el que crea en ella no será confundido. = Para
vosotros, pues, creyentes, el honor; pero para los incrédulos, = la piedra que
los constructores desecharon, en piedra angular se ha convertido, = = en piedra
de tropiezo y roca de escándalo. = Tropiezan en ella porque no creen en la
Palabra; para esto han sido destinados. Pero vosotros sois = linaje elegido,
sacerdocio real, nación santa, pueblo adquirido, = para anunciar las alabanzas
de Aquel que os ha llamado de las tinieblas a su admirable luz vosotros que en
un tiempo = no = erais = pueblo = y que ahora sois el Pueblo de Dios, de los
que antes = no se tuvo compasión, = pero ahora = son compadecidos. =
CANTOS
Los cantos que luego se indican pueden servir para profundizar el tema
expuesto en este seminario, y para alabar y bendecir a Dios por el honor que
nos hace y que es inmenso:
Cristo está conmigo
Cristo vive en mí
Cuando Cristo vino a mi corazón
Deja la gloria de Dios brillar
Enamorado de Jesús, enamorado
Él está junto a mí
El Señor siempre está conmigo
Este avivamiento
Jesús, Jesús amigo
Jesús, Jesús de Nazareth
Junto a ti, María
Madre de Jesús
PARA PROFUNDIZAR
Reflexiona en tu oración ayudado por las preguntas que aquí se
plantean, o utilízalas para animar la conversación en el grupo de oración con
el que sigues el Seminario aquí propuesto:
¿Qué lugar ocupa Cristo en tu vida?
¿Conoces a alguien que refleje la presencia de Cristo, a través de sus
palabras y del testimonio de vida?
¿Cómo definirías tu relación con Cristo: la de discípulo, seguidor,
servidor o amigo con respecto de Él?
¿Qué significa para ti el ejemplo de María, como modelo en la relación
con Jesús?
¿Puedes tú decir que Cristo vive en ti?
APLICACIONES PRÁCTICAS
Invoca al Espíritu Santo y pídele que forme a Jesús en tu vida.
Ábrele la puerta a Jesucristo y dile que deseas que viva por la fe en
tu corazón.
Pide a la Virgen María que te enseñe a aceptar a Jesús por la fe y el
amor.
Comparte con otros tu testimonio de cómo encontraste a Jesús y qué
significa Él en tu vida.
Difunde libros, folletos, revistas, casetes de tema cristiano.
Organiza una vigilia de oración ante Jesús en la Eucaristía.
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