lunes, 20 de julio de 2015

MARIA MAGDALENA









Santa Maria Magdalena.-
En los Evangelios se habla de María Magdalena, la pecadora (San Lucas 7, 37-50), María Magdalena, una de las mujeres que seguían al Señor (San Juan 20, 10-18) y María de Betania, la hermana de Lázaro (San Lucas 10, 38-42).
La liturgia romana identifica a las tres mujeres con el nombre de María Magdalena, como lo hace la antigua tradición occidental desde la época de San Gregorio Magno.
El nombre de María Magdalena se deriva de Magdala, una población situada sobre la orilla occidental del mar de Galilea, cerca de Tiberíades, en la que el Señor encontró por primera vez a aquella mujer.
San Lucas hace notar que era una pecadora, aunque no afirma que haya sido una prostituta, como se supone comúnmente.
Cristo cenaba en casa de un fariseo, donde la pecadora se presentó. Al momento se arrojó al suelo frente al Señor, se echó a llorar y le enjugó los pies con sus cabellos.
Después le ungió el perfume que llevaba en un vaso de alabastro. El fariseo interpretó el silencio de Cristo como una especie de aprobación del pecado y murmuró en su corazón.
Jesús le recriminó por sus pensamientos. Le preguntó en forma de parábola, cuál de dos deudores debe mayor agradecimiento a su acreedor: aquel a quien se perdona una deuda mayor, o al que se perdona una suma menor.
En el capítulo siguiente, San Lucas habla de los viajes de Cristo por Galilea. Dice que le acompañaban los Apóstoles y que le servían varias mujeres.
Entre ellas figuraba María Magdalena, de la que había arrojado "siete demonios". También se recuerda a María Magdalena por otros episodios.
En la hora más oscura de la vida de Cristo, María Magdalena contemplaba la Cruz a cierta distancia. Acompañada por "la otra María", descubrió que alguien había apartado la pesada piedra del sepulcro del Señor.
Fue ella la primera persona que vio, saludó y reconoció a Cristo Resucitado. María Magdalena, la contemplativa, fue el primer testigo de la Resurrección del Señor, sin la cual, vana es nuestra esperanza.
El Hijo de Dios quiso manifestar la gloria de su Resurrección a aquella mujer manchada por el pecado y santificada por la penitencia.
La tradición oriental afirma, que después de Pentecostés, fue a vivir a Efeso con la Virgen María y San Juan, muriendo ahí.
Pero, según la tradición francesa adoptada por el Martirologio Romano y muy difundida en occidente, María Magdalena se fue con Lázaro y Marta a evangelizar la Provenza.
Pasó los treinta años de su vida en los Alpes Marítimos en la caverna de la Sainte Baume.
Poco antes de su muerte, fue trasladada milagrosamente a la Capilla de San Maximino, donde recibió los últimos sacramentos y fue enterrada por el Santo.
Julio 22
Memoria de Santa María Magdalena



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Lecturas de la S. Biblia
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Temas de las lecturas: Encontré el amor de mi alma * Mi alma está sedienta de ti, mi Dios * Mujer, ¿por qué lloras?, ¿a quién buscas?
Textos para este día:
Cantar de los Cantares 3, 1-4:
Así dice la esposa: “En mi cama, por la noche, buscaba el amor de mi alma: lo busqué y no lo encontré. Me levanté y recorrí la ciudad por las calles y las plazas, buscando el amor de mi alma; lo busqué y no lo encontré. Me han encontrado los guardias que rondan por la ciudad: '¿Visteis al amor de mi alma?'. Pero, apenas los pasé, encontré al amor de mi alma."
Salmo 62, 2-6.8-9:
Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,/ mi alma está sedienta de ti; /mi carne tiene ansia de ti,/ como tierra reseca, agostada, sin agua. R. ¡Cómo te contemplaba en el santuario / Viendo tu fuerza y tu gloria! / Tu gracia vale más que la vida,/ te alabarán mis labios. R. Toda mi vida te bendeciré / y alzaré las manos invocándote./ Me saciaré como de enjundia y de manteca, / Y mis labios te alabarán jubilosos. R. Porque fuiste mi auxilio,/ y a la sombra de tus alas canto con júbilo; / mi alma está unida a ti, / y tu diestra me sostiene. R.
Juan 20,1.11-18:
El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro. Fuera, junto al sepulcro, estaba María, llorando. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados, uno a la cabecera y otro a los pies, donde había estado el cuerpo de Jesús. Ellos le preguntan: "Mujer, ¿por qué lloras?" Ella les contesta: "Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto." Dicho esto, da media vuelta y ve a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús. Jesús le dice: "Mujer, ¿por qué lloras?, ¿a quién buscas? Ella, tomándolo por el hortelano, le contesta: "Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo lo recogeré." Jesús le dice: "¡María!" Ella se vuelve y le dice: "¡Rabboni!", que significa: "¡Maestro!" Jesús le dice: "Suéltame, que todavía no he subido al Padre. Anda, ve a mis hermanos y diles: "Subo al Padre mío y Padre vuestro, al Dios mío y Dios vuestro."" María Magdalena fue y anunció a los discípulos: "He visto al Señor y ha dicho esto."
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Temas de las lecturas: Encontré el amor de mi alma * Mi alma está sedienta de ti, mi Dios * Mujer, ¿por qué lloras?, ¿a quién buscas?
1. Una imagen compleja
1.1 De María Magdalena se han dicho las cosas más bellas y las más procaces; se han escrito líneas sublimes y vulgares; se la ha representado como la gran imagen de la misericordia de Dios o como la sombra más persistente al ministerio de Cristo.
1.2 Esta multiplicación de versiones sólo deja en claro una cosa: hemos mirado a María Magdalena más como un objeto de la imaginación del pueblo o de los guionistas del cine que como una persona que desde las páginas de la Escritura nos saluda y nos comunica su mensaje.
1.3 O dicho de otro modo: esta fiesta, en este año, puede ser la gran ocasión para encontrarnos no con la fantasía, sino con esa maravillosa y salvífica verdad que el Señor nos regala en su Palabra Viva que es la Escritura.
2. La primera testigo
2.1 María Magdalena es testigo de excepción de la muerte de Cristo y testigo de excepción de su resurrección. Allí donde los "valientes" hombres, los apóstoles, han huido detrás de sus miedos, esta mujer, audaz y sencilla en su arrojo ha puesto sus ojos en el lugar preciso para ver, como tal vez nadie ha visto, la Pascua de Cristo.
2.2 Pero María Magdalena está ahí, al pie de la cruz, no por curiosidad no por causalidad, sino porque, su vida misma ha sido marcada por el ministerio de Cristo. Ella ha sido creada por la palabra, la gracia, la oración y el poder del Espíritu que habita en Jesucristo. Ha hecho un camino, desde Galilea hasta Jerusalén, y por eso ha hecho también ese otro camino, desde la entrada triunfal hasta el Gólgota.
3. Grandeza de Cristo
3.1 Así entendemos que en la vida de la Magdalena lo único grande fue y es Cristo; lo único bello fue y es Cristo; lo único poderoso fue y es Cristo. En ella, como en todos los santos, resplandece Jesús, el Cristo de Dios.
3.2 Fue grande Cristo liberándola de siete demonios. Fue grande perdonando sus culpas. Fue grande instruyéndola en el Evangelio vivo. Fue grande concediéndole fortaleza frente a la natural oposición que su presencia podía causar. Fue grande sobre todo llamándola como primera entre todos los hombres y mujeres que hoy proclamamos la verdad central de nuestra fe: ¡el Señor vive!
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1 comentario:

  1. Así entendemos que en la vida de la Magdalena lo único grande fue y es Cristo; lo único bello fue y es Cristo; lo único poderoso fue y es Cristo. En ella, como en todos los santos, resplandece Jesús, el Cristo de Dios.

    3.2 Fue grande Cristo liberándola de siete demonios. Fue grande perdonando sus culpas. Fue grande instruyéndola en el Evangelio vivo. Fue grande concediéndole fortaleza frente a la natural oposición que su presencia podía causar. Fue grande sobre todo llamándola como primera entre todos los hombres y mujeres que hoy proclamamos la verdad central de nuestra fe: ¡el Señor vive!

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