lunes, 20 de julio de 2015

IMPORTANCIA DE LA VISION EN PASTORAL


PARA TENER EN CUENTA

 
 
 
 
 


Somos una comunidad de cristianos resueltos a cumplir la misión de Jesús en favor de la humanidad.

 

Creemos en la existencia real y activa de Dios. Estamos convencidos que El puede y quiere ayudarnos en el diario vivir.

 

Creemos que su amor es para TODOS los hombres, y que este maravilloso amor se manifiesta a través de sus hijos.

 

Creemos que Dios se manifiesta en toda nuestra problemática y que desea favorecernos integralmente.

 

Creemos que Dios nos sana de nuestras enfermedades, nos libra de ataduras emocionales, desea bendecir y prosperar nuestras vidas, y fundamentalmente, NOS DA, POR SU GRACIA, SALVACIÓN DEL PECADO Y VIDA ETERNA EN JESÚS

 

La visión.

 

1- Que se entiende por visión.

 

En este caso, no se hace referencia a un sueño o ilustración en forma de éxtasis, sino a la expectativa de concreción de anhelos, metas o ideales.

 

"..Hay una visión ardiendo en mi alma.." no se refiere a un sueño o imágenes vistas dormido o despierto, sino a anhelos o deseos puestos por Dios.

 

La Biblia dice: «...porque Dios es el que en vosotros produce el querer como el hacer, por su buena voluntad...» (Filipenses 2,13).

 

Visión habla de inspiración, dirección divina, y revelación del Espíritu al alma que nos llevará a cumplir los planes y eternos propósitos de Dios.

 

2- La importancia de la visión.

 

Un texto bíblico muy usado dice: «...el pueblo sin visión perece...»

 

La Iglesia siempre tuvo hombres de visión, y se desarrolló a través de hombres de visión..

El primer gran visionario fue el apóstol Pablo.

 

Los visionarios fueron los que impulsaron la predicación del Evangelio en tierras remotas, impulsando a vidas a ofrendarse por la salvación de tribus, pueblos y lenguas desconocidas.

 

Hombres de visión han hecho nacer instituciones de servicios cristianos, tareas entre los muy necesitados, etc.

3- Es importante que esta visión sea renovada vez tras vez,  guiados por el Espíritu, en aquellos que la creen, para su trabajo para Dios.

 

La Biblia dice: «...Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve...» (Hebreos 11:1)

 

Tener visión es fundamental para saber hacia donde se va, que creer y que esperar. La visión clara estimula y minimiza los escollos del camino. Visión es vida.

 

Hebreos 12:2, dice: «...puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de el sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios...»

 

Principios

 

1- Que se entiende por principios:

 

Principios son las bases y fundamentos para la concreción de una visión.

 

Son aquellas verdades fundamentales que Dios comenzó a revelar, por medio del obrar y la renovación del Espíritu Santo.

 

2- La importancia de tener principios y conocerlos.

 

El universo se rige por leyes y principios. El hecho que Dios mantenga inamovibles

sus leyes hace que el hombre pueda crear y mantener su sistema.

 

El desarrollo espectacular de la ciencia en estos últimos años se debe a que el ser humano ha logrado descubrir y entender ciertas leyes o principios. Ese desarrollo, unido a los elementos puestos a su disposición, ha puesto en marcha un mundo de tecnología.

 

Dios es un Dios de principios. Jesús, en el Sermón del Monte, estableció los principios fundamentales del reino de Dios (Mateo 5). Conocer y obedecer estos principios produce como resultado una vida dichosa y feliz.

 

Estos principios y muchos mas son comunes a toda la Iglesia de Dios, y obedecerlos trae la bendición de Dios.

 

A continuación, se han de enumerar cinco principios que constituyen el factor distintivo de nuestra comunidad.

 

Tenerlos en cuenta y practicarlos llevará a la comunidad a una etapa de mayor y mas importante ensanche y crecimiento.

 

1) Llamado

 

Todo comienza con el llamado. La Biblia relata cuando Jesús caminó junto al mar y vio a Pedro, Andrés, Jacobo y Juan y los llamó, pasó por el banco de los tributos públicos y llamó a Mateo (Mateo 4: 18 al 22). Allí comenzaron las experiencias de los discípulos con Jesús. Fue el comienzo de su formación y posteriomente de su ministerio.

 

Llamado es elección, Jesús les dijo a sus discípulos «...No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros...» (Juan 15:16). Es encajar en los planes y propósitos de Dios. Esto tiene mucho que ver con la renovación y el obrar del Espíritu Santo en esta hora.

 

Es la total dependencia de Dios, lo que mantendrá firme a alguien en el momento de la batalla espiritual, no será ni el fervor misionero, ni el entusiasmo, ni la vocación, sino la seguridad y certeza del llamado.

 

En la obra de Dios no hay lugar para voluntarios, sino para llamados.

 

¿Que es llamado?

 

Llamado es la revelación, por medio de la cual un ser humano entiende que Dios lo está requiriendo para una acción en su reino.

 

La Biblia relata la visión del apóstol Pablo: «...Y se le mostró a Pablo una visión de noche: un varón macedonio estaba en pie, rogándole y diciendo: Pasa a Macedonia y ayúdanos. Cuando vio la visión, en seguida procuramos partir para Macedonia, dando por cierto que Dios nos llamaba para que les anunciásemos el Evangelio...» (Hechos 16:9 y 10). El llamado requiere acción.

 

El llamado es soberano y con finalidad y propósito

 

El llamado corresponde a un diseño de Dios. El apóstol Pablo alcanzó a descubrir que en la visión que tuvo (Hechos 26:19), se encontraba el llamado divino que le permitiría alcanzar el propósito de Dios con su vida: «...Yo entonces dije: ¿Quién eres Señor? Y el Señor dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues.

Pero levántate, y ponte sobre tus pies; porque para esto he aparecido a ti, para ponerte por ministro y testigo de las cosas que has visto, y de aquellas en que me apareceré a ti, librándote de tu pueblo, y de los gentiles, a quienes ahora te envío, para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados...» (Hechos 16: 9 y 10) Leer también Filipenses 3: 7 al 14.

Dios llama conforme a su propósito, no conforme a los hombres y sus obras. El apóstol Pablo le dijo a Timoteo: «...quien nos salvó y llamó con llamado santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos...» (2da de Timoteo 1:9). Dios salvó y llamó a los creyentes desde antes de los tiempos.

 

El llamado de Dios es soberano, e implica una actividad creativa en el.

 

La Biblia habla del llamado de Abraham: «...(como está escrito: Te he puesto por padre de muchas gentes) delante de Dios, a quien creyó, el cual da vida a los muertos, y llama a las cosas que no son como si fuesen.

El creyó en esperanza contra esperanza, para llegar a ser padre de muchas gentes, conforme a lo que se le había dicho: Así será tu descendencia...». (Romanos 4, 17 y 18).

 
Aquel que llama va a crear en el llamado todo aquello que necesita para cumplir el propósito para el cual lo llamó. «...Fiel es el que os llama, el cual también lo hará...» 1ra de Tesalonicenses 5,24

 
Dios escoge con absoluta soberanía. Un ejemplo lo da el apóstol Pablo en su primera carta a los Corintios 1,24 al 31: «...mas para los llamados, así judíos como griegos, Cristo poder de Dios, y sabiduría de Dios.

Porque lo insensato de Dios es mas sabio que los hombres, y lo débil de Dios es mas fuerte que los hombres. Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte en su presencia...» (Ver Romanos 11,13 y Romanos 9,25 y 26).

 
Dios va aclarando el llamado. No se debe ser rebelde aunque no se sepa todo de antemano. Pablo en Los Hechos de los apóstoles relata cuando estaba recién convertido y Ananías le dijo que oiría la voz de Dios y conocería su voluntad. «...Y el dijo: El Dios de nuestros padres te ha escogido para que conozcas su voluntad, y veas al Justo, y oigas la voz de su boca.

Porque serás testigo suyo a todos los hombres, de lo que has visto y oído. Ahora, pues, ¿porqué te detienes? Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre...» (Hechos 22,14 al 16).

 

Como saber que Dios llama.

 

En el antiguo pacto, (antiguo testamento), por no haber una manifestación continua del Espíritu Santo sobre la tierra. Dios tuvo que usar formas espectaculares.

 

Ejemplos:

 

- Llamó a Moisés en medio de una zarza que ardía y no se consumía.

 

- Llamó a Gedeón por medio del "Angel de Yavé"

 

- Llamó a David por medio del profeta Samuel que lo ungió con el cuerno del aceite.

 

- Llamó a Eliseo a través del manto de Elías.

 

Durante el ministerio de Jesús en la tierra, el llamó personalmente.

 

En la era de la Iglesia, que es la era del Espíritu Santo, esta labor es llevada a cabo en forma muy normal por el Espíritu Santo, que habla a través de predicaciones, profecías, oraciones, su palabra vivificada, y hasta en sueños y visiones.

 

También puede comenzar el llamado de manera muy simple. Sintiendo una peso en el corazón por determinadas personas, grupos o lugares, etc.

 

En el camino de entender el llamado, es necesario desestimar algunas cosas:

 

- No depende de las circunstancias. (Ejemplo: Se murió un familiar en un lugar y dejó una casa. Seguro que Dios me llama para allí). Falso.

 

- No depende de la lógica. (Ejemplo: boliviano a Bolivia. Intelectual a intelectuales).

 

- No depende de la aprobación humana. Dios le dijo a Samuel cuando tenía que ungir rey a Israel: «...Y Yavé respondió a Samuel: No mires su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque Yavé no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Yavé mira el corazón...» (1ra de Samuel 16,7).

 

- Puede existir la posibilidad de que un creyente tenga la tentación de buscar hasta encontrar a alguien que le diga lo que quiere oír, sin necesidad de que esto sea la voluntad de Dios. (Léase 2da de Crónicas 18).

 

- Dios puede usar estas cosas, pero no son suficientes confirmaciones.

 

Señales del llamado:

 

- Debe haber en el alma, un fuego que arda y que queme. El apóstol Pablo nos da un ejemplo, cuando dice: «...Pues si anuncio el evangelio, no tengo por qué gloriarme; porque me es impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no anunciare el evangelio!...» (1ra de Corintios 9,16)

 

- No hay nada que satisfaga el alma, hay una sola pasión.

 

- No se debe tener en mente un puesto o un cargo. (Debilidad muy común en nuestra sociedad). La mente y el espíritu deben estar mirando la tarea, la misión, la función en la obra.

 

El apóstol Pablo no habló de lo que fue, sino de lo que hizo (Romanos 15,18 y 19).

 

El miró la tarea, por eso siempre estuvo ocupado.

 

Cuando un creyente está lleno del Espíritu Santo, este comienza a poner "pesos" en esa persona.

Algunas veces, estas cargas pesos transformarse en el verdadero propósito del llamado. Otras, son simplemente un paso hacia lo que Dios planeó para cada uno.

 

En el caminar con Dios pueden venir muchas "pesos", hay que saber distinguir, no todo es para salir corriendo. Algunas son para orar. Otras, para actuar.

 

2) La Guía del Espíritu Santo

 

"...hacer especial énfasis en la guía del Espíritu Santo y las profecías..."

 

Sin duda, la guía el Espíritu Santo es un principio distintivo.

 

La semilla se produce cuando hombres y mujeres se ponen a buscar un genuino mover del Espíritu Santo.

 

El Espíritu Santo se hace presente, derrama dones, ministerios, palabras profeticas y guía. Cuando el Espíritu Santo viene trae directivas.

 

El Espíritu Santo no es una persona pasiva, es tremendamente activa. La Biblia relata en Hechos un ejemplo del obrar del Espíritu Santo: «...Ministrando éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado...» (Hechos 13:2).

 

¿Porque se necesita la guía el Espíritu Santo?

 

Porque estamos en la era de la Iglesia, que es la era del Espíritu Santo.

 

La Iglesia nació por el Espíritu Santo en Pentecostés. Es sustentada, guiada, edificada, impulsada, corregida, y un sinnúmero de cosas mas por el bendito Espíritu Santo.

 

Sin el Espíritu Santo no habría Iglesia. El Espíritu Santo es el que prepara a la novia (Iglesia), para las bodas del Cordero.

 

Sería imposible en estos breves renglones exponer con justicia la persona y ministerio del Espíritu Santo. Todo lo antedicho se cree y se predica, pero lo importante es entender como funciona en la práctica.

 

Todo concuerda con la vida de fe que se practica. Si Dios llama a una persona, es Dios quien le dirá para que lo llamó y que es lo que espera de el o de ella.

 

Cuando alguien entrega su vida en las manos del Señor respondiendo a un llamado, es el Señor el que irá guiando sus pasos, porque viene a ser parte de su plan magistral en la tierra, viene a ser un miembro de su cuerpo actual, el cual Dios puede usar a su criterio, transformándose en un instrumento en sus manos.

 

Si hemos de ser efectivos en la obra, será por la guía del Espíritu Santo.

 

La diferencia entre una obra batallada, estancada y otra pujante y con resultados, es la guía del Espíritu Santo.

 

Necesitamos su guía para nuestras predicaciones. Nuestro acompañamiento a hermanos, etc. Nuestra oración debe ser: "...Espíritu Santo, dame una palabra del Cielo para esto que debo hacer..." ¿puede nuestra palabra, por mas elocuente que sea, brindar respuesta a las diferentes necesidades que están delante nuestro en un encuentro? Imposible.

 

Solo el Espíritu Santo puede dar el pan fresco a cada uno.

 

El Dios que llama quiere guiar. Habría mil consideraciones que hacer respecto de la cantidad de cosas en la cuales se necesita la guía del Espíritu Santo, pero el punto fundamental es este: No somos nosotros que tenemos al Espíritu Santo como ayudante, sino que es Dios que nos quiere usar (para eso nos llamó), y ha enviado al Espíritu Santo para que nos ayude, nos guíe y nos enseñe a hacer su voluntad, y a desarrollar sus propósitos en la tierra. La Biblia dice: «...Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad...» (Juan 16:13).

 

¿Como conocer la guía del Espíritu Santo?

 

Es importante aprender a oír la voz del Espíritu Santo.

 

Cuando un creyente es niño en Dios, las directivas vendrán directamente de quien lo discipula. "Haz esto...haz lo otro...".

 

A los niños no se los deja obrar a su criterio. Necesitan conducción firme. La Biblia dice: «...Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos, porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no quejándose, porque esto os es provechoso...» (Hebreos 13:17).

 

El pastor está puesto para guiar. Cada pastor necesita una palabra de Dios para cada consejo. (De allí la necesidad de oración )

 

Mas, cuando una vida está llena del Espíritu Santo, comienza a oír su voz a través de la oración, de predicaciones, de la Palabra, de sueños, de visiones, también el Espíritu le puede hablar a través de necesidades, de cosas que se ven o que se oyen.

 

De pronto, nuestro espíritu es impresionado con "un sentir". Confesamos "siento de parte de Dios", que bien interpretado y no a la ligera, puede constituir la voz del Espíritu Santo hablando al alma y guiando a una persona a su voluntad. La expresión "sentir", es muy común en este momento del desarrollo, de nuestra vida de seguimiento de Jesús.

 

Es fundamental la confirmación de alguien mas adelantado.

 

En Dios hay orden, y el sentir de alguien debe estar sujeto a quién lo preside.

 

No es cuestión de que cada uno haga lo que siente, porque por mas afinado que tenga el oído espiritual se puede equivocar. Es importante la confirmación de alguien espiritualmente mas maduro.

 

Concluimos con la consideración de este principio abriendo al corazón a una oración: «...Señor, nunca permitas que dejemos de ser guiados por tu Espíritu Santo, que dejemos de oír tu voz. No hay muchos doctos en nuestro medio, ni somos muy capaces humanamente. Somos lo vil y menospreciado que escogió Dios, para avergonzar lo que es. No tenemos nada en que jactarnos ni en que apoyarnos. Si perdemos la bendita llama de tu Espíritu Santo, no nos queda nada, somos muertos. Brille tu luz amorosa, e ilumine cada día nuestro camino, y seamos llevados en alas de tu Espíritu hasta alcanzar el propósito maravilloso para el cual un día nos llamaste...»

 

3) La vida de Fe.

 

El Dios que llama y que guía, proporcionará TODO lo que haga falta para concretar TODO lo que pide hacer.

 

El llamado implica una actividad creativa. Cuando se hace referencia a la vida de fe, no se habla solamente de sustento material, sino que DIOS PROPORCIONARA TODO, como dijo el apóstol Pablo: «...Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús...» (Filipenses 4,19).

 

En Romanos 4,17 al 21, observamos que Dios creó en Abraham y Sara las facultades que no tenían, para cumplir con el propósito de su llamado. Esto es la vida de fe, otro de los principios básicos y fundamentales.

 

Si hay algo que salta a la vista en el trato de Jesús con sus discípulos, es que tenía como obsesión lograr que sus discípulos creyeran en El para todas las cosas.

 

Vemos cuatro ejemplos.

 

- Dos discípulos preparan la cena. (Marcos 14:12 al 15).

 

- Pedro paga los impuestos (Mateo 17,27).

 

- Dadles vosotros de comer (Marcos 6,37 al 44).

 

- Misión de los setenta (Lucas 10: 1 al 12 y 17 al 20).

 

Algo fundamental, entonces, es depender de Dios, y creer en la providencia de Dios.

 

Se enseñó que Jesús envió a los doce y a los setenta sin bolsa, ni alforja, ni dinero, ni promesas humanas, para que aprendieran a confiar el.

 

Se enseñó que Jesús les dijo a sus discípulos que el obrero es "digno de su salario", y que aunque su presencia no esté físicamente, su autoridad estaría con ellos, que orasen y reprendiesen tranquilos que El los iba a respaldar de la misma forma que HOY respalda su palabra.

 

Si alguien siente el llamado y es guiado por el Espíritu Santo a hacer la obra de Dios, su bendición, providencia y respaldo estarán presentes.

 

Así estamos llamados a caminar.. Creyendo en la Palabra y depositando nuestra fe en Dios

 

¿Como llega la providencia?

 

Se podría escribir un libro sobre esto, pero se verán cinco puntos como ayuda en esta parte:

 

a) Dios usa la semilla que se tiene. En el evangelio de Marcos, Jesús pregunta: «...El les dijo: ¿Cuantos panes tenéis? Id y vedlo. Y al saberlo, dijeron: Cinco y dos peces...» (Marcos 6:38).

 

La Providencia requiere fe. Generalmente, Dios no permite acumular. Una vez que se utiliza lo que se tiene, Dios provee mas. El provee a medida que hay necesidad (léase 2da de Reyes 4 y Mateo 25,21).

 

b) A veces hay que buscar. Dios no comulga con los indolentes. Una vez que se ha hecho todo, todo lo que se puede, Dios hará el resto.

 

c) Vivir por fe no es mendigar. El que con todas sus fuerzas sirve al Señor guiado por el Espíritu Santo, podrá estar seguro que Dios no le hará faltar el sustento y abrigo, y aún muchos mas de lo que espera, y aún mucho mas de lo que tenía cuando trabajó para si mismo.

 

d) Pablo le aconsejó a Timoteo: «...Tú, pues, sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo. Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado...» (2da de Timoteo 2:4).

 

e) Un siervo de Dios nunca debe mirar el canal, debe mirar la fuente que es Dios. El que le llamó y le envía, sabe lo que hace.

 

La fe es imprescindible. Jesús reprochó la incredulidad. ( Mateo 6:30, 8:26, 14:31 y 21: 21 y 22).

 

La comunidad es una familia de fe, visión y acción.

 

4) La práctica del discipulado:

 

La comunidad posee como principio, preparar a las personas en el terreno, en la fragua, en la batalla, no separado del pueblo y las necesidades.

 

Significado de la palabra discípulo:

 

Persona que aprende una doctrina del maestro a cuya dirección se entrega. (Sinónimos: seguidor, aprendiz).

 

Discípulo es aquel que se somete a la disciplina del aprendizaje.

 

El alumno aprende una enseñanza. El discípulo aprende una vida.

Una de las verdades que se hizo clara, y que fue el germen de la práctica del discipulado, fue la cualidad de todos los seres vivos de reproducirse según su género.

 

Transmitido esto a lo espiritual, llegamos a la conclusión que Dios espera de cada creyente que se reproduzca o multiplique en otros.

 

La formación de los doce discípulos en el ministerio de Jesús cumple una función tan importante como su predicación a las multitudes y aún los milagros. Su agonía por los doce la observamos en su oración magistral.

 

De la misma manera que toda la familia humana, tiene la facultad de reproducirse, cuidar y críar a sus hijos hasta que sean hombres, cada miembro de la comunidad tiene que creer por los que Dios ha puesto a su lado.

 

Debe sembrar la semilla del servicio, debe creer que de allí Dios puede escoger siervos y siervas de Dios.

 

Nadie tiene toda la enseñanza que un hijo necesita, para eso existen escuelas y maestros. Dios también ha puesto en la Iglesia, maestros y apóstoles que enseñan, confirman y animan, pero esto no exime a ninguno de creer por los que están a su lado.

Es la gran responsabilidad descubrir entre los que esta a tu lado, aquellas vidas sobre las cuales está el dedo de Dios, y brindar todas las oportunidades para que alcancen el propósito para el cual el Señor la llamó.

 

Algunos han tenido problemas con este punto. Alguien dijo: "...traté de practicarle y me cargué de mil problemas..." Jesús, en un momento, también se cansó (Mateo 17,14 al 21), pero continuó discipulando, y gracias a eso, el evangelio se afirmó, creció y llegó hasta nosotros.

 

¿Por qué discipular?

 

a) Porque es mandato de Jesús (Mateo 28,16 al 20).

 

b) Porque sus discípulos lo hicieron (Hechos 14,21).

 

c) Porque es la forma de multiplicación establecida desde la fundación del mundo (Génesis 1,28).

 

d) Porque si no se forman discípulos, la obra está condenada a estancarse. Si en esta hora asumimos a la responsabilidad que tenemos, en formar a aquellas personas que Dios puso a nuestro lado, habrá un ensanche y crecimiento muy grande de la obra de Dios.

 

Hay diversas categorías de discípulos. Los tres, los doce, los setenta, los cientoveinte, los quinientos y la multitud. Todos eran discípulos, pero había doce que estaban con él.

 

Son los que dijeron: «...nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido...» (Mateo 19:27). Estos son aquellos que hoy en día, vienen y nos dicen: ".estoy dispuesto a dejar todo para servir al Señor..."

 

A veces no se sabe bien que decirles, y en algunos casos, por no actuar bien, ha habido problemas.

 

Hay cuatro requisitos fundamentales que se tienen que cumplir en alguien que está dispuesto a dar ese paso:

 

a) Debe tener un llamado. Si no lo tiene, no soportará la disciplina y será un tropiezo.

 

b) Debe tener buen testimonio de vida.. Traerlo para sacarlo del mundo no funciona. Si no puede ser buen cristiano, tampoco será un buen discípulo.

 

c) Debe ser fiel a la Iglesia y a los responsables. Si ha de someterse a la disciplina de un discipulador, debe quererlo, respetarlo y serle fiel.

 

d) Debe invertir todo y hacerse útil. El que no puede poner al Señor en primer lugar y hacerse útil, no sirve para un servicio mayor.

 

¿Donde vive el discípulo?

 

El discípulo entra a un lugar en donde lo primero es la obra de Dios. Deja de ser un espectador para luchar desde adentro para el crecimiento de la obra.

 

Empieza a compartir con su maestro la tarea diaria, las alegrías y los sufrimientos. Aprende la vida de fe. Aprende a buscar la guía del Espíritu Santo, y tiene la oportunidad de aprender no solo lecciones teóricas, sino la vida en forma bien práctica.

 

¿Que hace el discípulo? El servicio del discípulo.

 

El discípulo no viene para ser servido, sino para servir. Abundan en la Biblia, ejemplos de esto. Desde Josué «...pero el joven Josué hijo de Nun, su servidor...» (Exodo 33,11), hasta Jesús y sus discípulos. Sus tareas van desde lo material y doméstico, hasta lo espiritual.

 

Si la comunidad es pequeña debe colaborar como todo hijo en las tareas de la casa.

 

Si la comunidad es grande, discípulos y discípulas colaboran por igual conforme a la necesidad, y sin tenerle miedo al servicio personal.

 

El discípulo debe aprender a servir y colaborar en todas las cosas y de esta forma estar preparado para toda buena obra. En todo momento no debe constituir una carga sino una ayuda.

 

A través de discípulos fieles, está la posibilidad de ampliar muchísimo la obra.

 

Los discípulos colaboran en escuelas para niños, tareas evangelísticas, tareas con la juventud, visitación a enfermos y necesitados y toda otra tarea espiritual y/o material que la comunidad emprenda.

 

La disciplina y el crecimiento del discípulo.

 

No puede haber discipulado sin disciplina. Lo primero que tiene que aprender un discípulo es someter su voluntad. Sin un actitud obediente de alma, no existe discipulado.

 

El éxito de un ministerio consiste en haber obedecido a un llamado y en haber hecho la voluntad de Dios. El discípulo de éxito es aquel que tiene una actitud sumisa al que lo instruye, porque mañana no tendrá problemas en tener la misma actitud hacia todo lo que Dios le guíe. Jesús dijo: «...vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando...» (San Juan 15,14).

 

Un semillero.

 

El semillero es aquella porción chica y bien protegida de tierra donde el agricultor siembra las semillas, que al germinar y crecer serán los plantines que estarán listos para ser puestos en los surcos.

 

Este es un ejemplo para apreciar lo que es el discipulado. Los discípulos se van formando al calor y abrigo de la comunidad.

 

El tiempo de todos no es el mismo. Es como el trabajo de un artesano, pieza por pieza. Cuando están listos van saliendo al campo misionero. Algunos irán a obras nuevas, otros a cubrir distintas necesidades. Lo importante es que el semillero no se vacíe para que siempre haya discípulos en la obra del Señor.

 

5) El sentido de cuerpo:

 

Queremos ser una comunidad de siervos del Señor, que con una visión en su alma, se unen, para caminar juntos en este camino de fe, como un cuerpo, una familia, como ministerios interdependientes, marchando unidos en la conquista.

 

Respeto y apoyo recíproco de los ministerios.

 

Desde el principio se ha enseñado a respetar a los compañeros en la obra, considerando a cada uno compañero y amigo, sea grande o chiquito.

Se nos ha enseñado a apoyarnos mutuamente. Debemos hacerlo.
 



2 comentarios:

  1. Queremos ser una comunidad de siervos del Señor, que con una visión en su alma, se unen, para caminar juntos en este camino de fe, como un cuerpo, una familia, como ministerios interdependientes, marchando unidos en la conquista.





    Respeto y apoyo recíproco de los ministerios.





    Desde el principio se ha enseñado a respetar a los compañeros en la obra, considerando a cada uno compañero y amigo, sea grande o chiquito.


    Se nos ha enseñado a apoyarnos mutuamente. Debemos hacerlo.

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  2. El tiempo de todos no es el mismo. Es como el trabajo de un artesano, pieza por pieza. Cuando están listos van saliendo al campo misionero. Algunos irán a obras nuevas, otros a cubrir distintas necesidades. Lo importante es que el semillero no se vacíe para que siempre haya discípulos en la obra del Señor.









    5) El sentido de cuerpo:









    Queremos ser una comunidad de siervos del Señor, que con una visión en su alma, se unen, para caminar juntos en este camino de fe, como un cuerpo, una familia, como ministerios interdependientes, marchando unidos en la conquista.









    Respeto y apoyo recíproco de los ministerios.









    Desde el principio se ha enseñado a respetar a los compañeros en la obra, considerando a cada uno compañero y amigo, sea grande o chiquito.




    Se nos ha enseñado a apoyarnos mutuamente. Debemos hacerlo.



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