domingo, 26 de julio de 2015

LA RELACIÓN COMO NUESTRA PRIORIDAD


MANTENER LA RELACIÓN COMO NUESTRA PRIORIDAD
 

 
 
 
 


Se nota el júbilo en ustedes, resultado de vivir su sacramento.

     
      Miren… el júbilo que se ve en sus rostros y en sus gestos:
      mimos, caricias, ese júbilo no es algo mágico.

Tampoco fue causado por el equipo.
 
Es, simple y maravillosamente, fruto de la decisión   
que ustedes han tomado: hacer nuevamente de la relación
el centro de sus vidas…

Me siento re - feliz – como dicen los chicos – por lo que
ha sucedido en Ustedes y entre ustedes: muchos han   
experimentado la sanación y con ilusión renovada  
ahora priorizan su relación. 

       Algunos han permitido – quizás por primera vez – que
       el otro los llegara a afectar de verdad y experimentan
       una plenitud nueva en su intimidad.

        Otros han podido llegar a confiar algo que era
        un verdadero obstáculo en su relación desde
        hace tiempo… y podría seguir… verdad?

 CUANTO HAN HECHO…

 Nosotros les damos las gracias a ustedes y a Dios.

 Y queremos decirles que estamos felices al ver que
ustedes han renovado su “si” concretamente.

Sepan que su “si” nos ayuda a renovar también
nuestro   “si”.

Como en el día de su matrimonio les digo en nombre
de toda la Iglesia:

FUERZA… ANIMO…

      Recuerden la promesa del Señor: “yo estaré siempre
con ustedes hasta el fin del mundo…”

      Para mi el fds. no fue como otros encuentros en los que
      el  fruto  algunos retoques en mi vida.

      En el fds. se produjo un cambio de enfoque en mi vida
      como sacerdote. 

      Descubrí que lo prioritario era la relación con la gente      
      de  mi comunidad.

     Por eso mi esperanza, al salir del fds. fue hacer 
     de la relación con esa comunidad –que el Obispo      
     me confió   – la primera razón de mi existencia…

     Me entusiasmaba pensar que en ella debía volcarme  por
     entero…

     Mi cariño, mi ternura, mis ganas y mis esfuerzos debían    
     ser para mi comunidad. Ese fue mi sueño y mi decisión.

     Concretamente esto significaba en caso***evitar  los
     solteros - casados de la oración y del estudio como evasión a
     una relación que muchas veces suponía dolor
     o  dificultades…

     ***Arriesgarme a mostrarme como era…
 
     Con  mis  miedos, necesitado de cariño. Permitir, entonces,
     que la gente se relacionara conmigo y no con alguien      que  se  mostraba  y aparecía seguro,  eficiente  y casi perfecto…
 
      Me ilusionaba pensar que en la relación
      con mi comunidad iba
      a encontrar  que necesitaba para  ser  feliz.  *** También       me propuse permitirme gozar sin culpas de todo
       lo hermoso  que esa relación me brindara.

El júbilo de ahora –entonces - es el resultado de la unidad por haber priorizado la relación.

 Mis primeros cambios que realicé en mi manera de comportarme pueden sintetizarse en esto: abandoné la pretensión de hacer solo toda la tarea y de hacerla armónicamente.

Prioricé la relación con la gente y esto cambió mi vida. Comencé a gozar de salones revueltos pero colmados.

Comencé a gozar de la riqueza de opiniones encontradas.

Comencé a disentir y me gustó  ver pelear lealmente a otros por sus ideas.

Al mostrarme como era, poco a poco, me sentí más acompañado.  Mis palabras en la misa, por ejemplo, se hicieron más cercanas: en lugar de decir “esto es así” decía “ a mi me sucede”.

Muchas veces dije “no puedo” sin remordimientos y me permití presentar cosas en borrador, o incompletas o no tan perfectas.

Y sobre todo he gozado mucho de mi gente, me he divertido, me he angustiado junto a ellos… los he querido y me han querido…

He vivido…

 

Pero con el tiempo, como recién nos contaban no mantuve estos cambios.

Aunque ya no existían los antiguos casados solteros surgieron otros.

Por ejemplo comencé a usar algunas recomendaciones médicas para poner distancia.

Volvía a llevar la cuenta de las luces que se olvidaban encendidas durante toda la noche o que quemaban el equipo de audio: me daba manija y me amargaba…

Me parecía que algunas veces las personas usaban lo que les había mostrado de mi y ya no fui tan abierto. Comencé a añorar mas tiempo para mi y me fui aislando de nuevo…

Pero la visita de un sacerdote que me contó como estaba llevando adelante las cosas en su parroquia, verlo con fuerza y muy ilusionado, me hizo dar ganas de volver a ser lo que había sido. Reconocí la tristeza que me daba estar estancado.

Y en una oportunidad en que le dije a una persona “estamos necesitando tal cosa en la parroquia” me dijo “hacelo vos”

Esto me iluminó, me hizo comprender que muchas de esas cosas que anhelaba dependían de mi, de mis ganas, de mi empeño.

De cuanto haciendo mi parte me confiara mas en Dios.

Me di cuenta que tenía que hacer cambios mas profundos: y que iban por el lado de quererme mejor, valorarme como capaz, darme crédito, ser protagonista…

Fue muy importante incluir mis sentimientos en la oración: de la misma manera que intento ir abiertamente a los otros, también ahora me presento al Señor con mis límites, dudas, broncas y alegrías.

Por  mi forma de ser, me molesta mucho pensar que siempre será así… Que siempre tendré que hacer rectificaciones y volver a comenzar…

He llegado a aceptar que es así. Que hay como una inercia en nosotros que nos hace aburguesar, quedarnos…, instalarnos en lo que hemos logrado

Acepto que continuamente voy a tener que re enfocarme, confrontándome con la Palabra de Dios, estar atento, sincerarme con mi corazón, reencontrarme con los demás.
Cómo es mi vida hoy? Miren, por gracia de Dios y a raíz de algunos cambios que acepté llevar adelante en mi vida, en un momento en que muchos están pensando en un merecido descanso, y a mantener lo que ya han logrado, me siento como
recién  ordenado sacerdote.

Con un montón de proyectos, entusiasmado, reflotando antiguos sueños.

Poco a poco ha crecido dentro mío una convicción: que todo es posible para el que cree y que lo mejor todavía no ha sucedido en mi vida…

Estamos llamados a vivir apasionadamente nuestra espiritualidad.
 
 Y cuando hablamos de espiritualidad no es algo por las nubes, sino  vivir todos los aspectos de nuestra relación animados por el Espíritu Santo.
 
Con su fuerza y bajo su guía.

Aquí no hablamos de un comportamiento piadoso, sino de personas que con ardor, pasión, porque enamoradas, se esfuerzan por ser una pareja mejor cada día.

 Por vivir su matrimonio, el sacerdocio o la vida consagrda,
de acuerdo con el Plan de Dios, con intimidad y responsabilidad.

Es justo esto lo que los hace a ustedes santos y los llena
de júbilo.

Y ya que ustedes son un sacramento, un signo, como decíamos en la charla anterior, se transforman en una invitación y un reto para todos de vivir su relación.

Mas aún: la manera como ustedes viven su vida de relación (diálogo,relaciones sexuales, discusiones,  sanaciones, etc.) es la manera por medio de la cual Jesús se revela al mundo de hoy.

Más arriba les compartía que estaba viviendo mi sacerdocio como si  estuviera recién ordenado

Los invito a que todos los que estamos aquí nos volvamos a abrir a Jesús que dice que hace nuevas todas las cosas… abrirse a ese Jesús que  es capaz de renovar y llenar de pasión nuestras vidas y el matrimonio de cada uno de ustedes.




 

 

 

1 comentario:

  1. la manera como ustedes viven su vida de relación (diálogo,relaciones sexuales, discusiones, sanaciones, etc.) es la manera por medio de la cual Jesús se revela al mundo de hoy.

    Más arriba les compartía que estaba viviendo mi sacerdocio como si estuviera recién ordenado

    Los invito a que todos los que estamos aquí nos volvamos a abrir a Jesús que dice que hace nuevas todas las cosas… abrirse a ese Jesús que es capaz de renovar y llenar de pasión nuestras vidas y el matrimonio de cada uno de ustedes

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