MANTENER LA RELACIÓN COMO
NUESTRA PRIORIDAD
Se nota el júbilo en ustedes, resultado de
vivir su sacramento.
Miren… el júbilo que se ve en sus rostros y en sus gestos:
mimos, caricias, ese júbilo no es algo mágico.
Tampoco
fue causado por el equipo.
Es, simple y maravillosamente,
fruto de la decisión
que ustedes han tomado: hacer nuevamente
de la relación
el centro de sus vidas…
Me siento re - feliz – como dicen los
chicos – por lo que
ha sucedido en Ustedes
y entre ustedes: muchos han
experimentado la sanación y con ilusión renovada
ahora priorizan su relación.
Algunos han permitido – quizás por primera vez – que
el otro los llegara a afectar de verdad y experimentan
una plenitud nueva en su intimidad.
Otros han podido llegar a confiar algo que era
un verdadero obstáculo en su relación desde
hace tiempo… y podría seguir… verdad?
Y
queremos decirles que estamos felices al ver que
ustedes han renovado su “si”
concretamente.
Sepan
que su “si” nos ayuda a renovar también
nuestro “si”.
Como
en el día de su matrimonio les digo en nombre
de toda la Iglesia:
FUERZA…
ANIMO…
Recuerden la promesa del Señor: “yo estaré siempre
con ustedes hasta el fin del
mundo…”
Para mi el fds. no fue como otros encuentros en los que
el fruto algunos retoques en mi vida.
En el fds. se produjo un cambio de enfoque en mi vida
como sacerdote.
Descubrí que lo prioritario era la relación con la gente
de mi comunidad.
Por
eso mi esperanza, al salir del fds. fue hacer
de la relación con esa comunidad
–que el Obispo
me confió – la primera razón de mi existencia…
Me entusiasmaba pensar que en ella debía volcarme por
entero…
Mi cariño, mi ternura, mis ganas y mis esfuerzos debían
ser para mi comunidad. Ese fue mi sueño y mi decisión.
Concretamente esto significaba en caso***evitar los
solteros - casados de la oración y del estudio como evasión a
una relación que muchas veces suponía dolor
o dificultades…
***Arriesgarme
a mostrarme como era…
Con mis miedos, necesitado de cariño.
Permitir, entonces,
que la gente se relacionara conmigo y no con alguien
que se mostraba y aparecía seguro, eficiente y casi perfecto…
Me ilusionaba pensar que en la relación
con mi comunidad iba
a encontrar que necesitaba para ser feliz. *** También me propuse permitirme gozar sin culpas de todo
lo hermoso que esa relación me brindara.
El júbilo de ahora –entonces - es
el resultado de la unidad por haber priorizado la relación.
Mis primeros cambios que realicé en mi manera de comportarme pueden sintetizarse en esto: abandoné la pretensión de hacer solo toda la tarea y de hacerla armónicamente.
Prioricé la relación con la gente y esto cambió mi vida. Comencé a gozar de salones revueltos pero colmados.
Comencé a gozar de la riqueza de opiniones encontradas.
Comencé a disentir y me gustó ver pelear lealmente a otros por sus ideas.
Al mostrarme como era, poco a poco, me sentí más acompañado. Mis palabras en la misa, por ejemplo, se hicieron más cercanas: en lugar de decir “esto es así” decía “ a mi me sucede”.
Muchas veces dije “no puedo” sin remordimientos y me permití presentar cosas en borrador, o incompletas o no tan perfectas.
Y sobre todo he gozado mucho de mi gente, me he divertido, me he angustiado junto a ellos… los he querido y me han querido…
He vivido…
Pero con el tiempo, como recién nos contaban no mantuve estos cambios.
Aunque
ya no existían los antiguos casados solteros surgieron otros.
Por ejemplo comencé a usar algunas recomendaciones médicas para poner distancia.
Volvía a llevar la cuenta de las luces que se olvidaban encendidas durante toda la noche o que quemaban el equipo de audio: me daba manija y me amargaba…
Me
parecía que algunas veces las personas usaban lo que les había mostrado
de mi y ya no fui tan abierto. Comencé a añorar mas tiempo para mi y
me fui aislando de nuevo…
Pero la visita de un sacerdote que me contó como estaba llevando adelante las cosas en su parroquia, verlo con fuerza y muy ilusionado, me hizo dar ganas de volver a ser lo que había sido. Reconocí la tristeza que me daba estar estancado.
Y en una oportunidad en que le dije a una persona “estamos necesitando tal cosa en la parroquia” me dijo “hacelo vos”
Esto me iluminó, me hizo comprender que muchas de esas cosas que anhelaba dependían de mi, de mis ganas, de mi empeño.
De cuanto haciendo mi parte me confiara mas en Dios.
Me di
cuenta que tenía que hacer cambios mas profundos: y que iban por el lado
de quererme mejor, valorarme como capaz, darme crédito, ser protagonista…
Fue muy importante incluir mis sentimientos en la oración: de la misma manera que intento ir abiertamente a los otros, también ahora me presento al Señor con mis límites, dudas, broncas y alegrías.
Por mi forma de ser, me molesta mucho pensar que
siempre será así… Que siempre
tendré que hacer rectificaciones y volver a comenzar…
He llegado a aceptar que es así. Que hay como una inercia en nosotros que nos hace aburguesar, quedarnos…, instalarnos en lo que hemos logrado
Acepto que continuamente voy a tener que re enfocarme, confrontándome con la Palabra de Dios, estar atento, sincerarme con mi corazón, reencontrarme con los demás.
Cómo es mi vida hoy? Miren, por gracia de Dios y a raíz de algunos cambios que acepté llevar adelante en mi vida, en un momento en que muchos están pensando en un merecido descanso, y a mantener lo que ya han logrado, me siento como
recién ordenado sacerdote.
Con un montón de proyectos, entusiasmado, reflotando antiguos sueños.
Poco a poco ha crecido dentro mío una convicción: que todo es posible para el que cree y que lo mejor todavía no ha sucedido en mi vida…
Estamos llamados a vivir
apasionadamente nuestra espiritualidad.
Y cuando hablamos de espiritualidad
no es algo por las nubes, sino vivir
todos los aspectos de nuestra relación animados por el Espíritu Santo.
Con su
fuerza y bajo su guía.
Aquí no hablamos de un comportamiento piadoso, sino de personas que con ardor, pasión, porque enamoradas, se esfuerzan por ser una pareja mejor cada día.
Por vivir su matrimonio, el sacerdocio
o la vida consagrda,
de acuerdo con el Plan de Dios, con intimidad y responsabilidad.
Es justo esto lo que los hace a
ustedes santos y los llena
de júbilo.
Y ya que ustedes son un
sacramento, un signo, como decíamos en la charla anterior,
se transforman en una invitación y un reto para todos de vivir su relación.
Mas aún: la manera como ustedes viven su vida de relación (diálogo,relaciones sexuales, discusiones, sanaciones, etc.) es la manera por medio de la cual Jesús se revela al mundo de hoy.
Más arriba les compartía que estaba viviendo mi sacerdocio como si
Los invito a que todos los que estamos aquí nos volvamos a abrir a Jesús que dice que hace nuevas todas las cosas… abrirse a ese Jesús que es capaz de renovar y llenar de pasión nuestras vidas y el matrimonio de cada uno de ustedes.
la manera como ustedes viven su vida de relación (diálogo,relaciones sexuales, discusiones, sanaciones, etc.) es la manera por medio de la cual Jesús se revela al mundo de hoy.
ResponderBorrarMás arriba les compartía que estaba viviendo mi sacerdocio como si estuviera recién ordenado
Los invito a que todos los que estamos aquí nos volvamos a abrir a Jesús que dice que hace nuevas todas las cosas… abrirse a ese Jesús que es capaz de renovar y llenar de pasión nuestras vidas y el matrimonio de cada uno de ustedes