INTERCESORES
CON CRISTO
“Buscad
primero su Reino y su justicia” (Mt 6,33)
Búsqueda de Dios
Sabemos que interceder es muy importante, pero más
importante que las necesidades que vamos a presentar, más importante que la
solución a esas necesidades, más importante es aquel ante quien intercedemos:
el Señor.
Nuestro punto de partida no pueden ser las intenciones
por las que queremos interceder. El centro de nuestra atención sólo puede ser
el Señor. No podemos olvidar a quién nos acercamos, a quién acudimos; por eso
nuestra prioridad debe ser desarrollar una relación correcta con el Señor, no
buscar tanto sus beneficios como buscarle a él.
El Señor Jesús nos instruyó
para que buscásemos primero lo más importante: “Buscad primero su Reino y su justicia, y todas esas cosas se os darán
por añadidura” (Mt 6,33). Aquí aparece claro qué es lo más importante para
el Señor y qué es lo secundario.
Lo que debe ocupar el primer lugar en nuestra
mente, en nuestro corazón, en nuestros esfuerzos, en nuestro tiempo y en toda
nuestra vida es nuestra relación con el Señor, nuestra conversión para
encontrarnos con él, nuestro sometimiento y docilidad a su Espíritu para ser
guiados por él y que él reine en nuestra vida. Desde ahí, debemos buscar los
bienes de arriba, los bienes de lo alto, en definitiva, la extensión del Reino
de Dios entre los hombres: “Así pues, si
habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba” (Col 3,1-3).
La forma privilegiada que tenemos para encontrarnos
con Dios y que él esté en el primer lugar de nuestras vidas es la adoración. De
hecho, en esto consiste su mandamiento: “Al
Señor tu Dios adorarás, y sólo a él darás culto” (Mt 4,10). En la adoración
nos sometemos por entero al Señor, reconociendo nuestra absoluta dependencia de
él, y permanecemos a sus pies anonadados ante su santidad, su amor, su
grandeza... En la adoración el Señor puede ocupar el sitio que le corresponde
en nuestras vidas. Por eso la adoración nos capacita y prepara para interceder.
Pero este principio se cumple también en la propia
intercesión. La intercesión de un discípulo verdadero tiene en cuenta en primer
lugar las necesidades espirituales, pues son las más importantes según el punto
de vista del Señor. Lo que más urge en el corazón del intercesor de acuerdo con
el corazón de Dios es la extensión de su Reino.
Desde una vida de adoración y de sometimiento al
señorío de Cristo en todas las facetas, podemos decir que estamos preparados
para interceder. Para encontrar algo es necesario buscar de forma correcta y,
como cristianos, buscamos correctamente cuando buscamos primero a Dios, su
Reino y su justicia, y después todo lo demás. El orden es importante. En caso
contrario, nos arriesgamos a escuchar esta corrección: “Pedís y no recibís porque pedís mal” (St 4,3).
Lo que realmente nos jugamos no es la respuesta a una
oración, sino nuestra relación con el Señor y que su Reino llegue a nuestras
vidas y se extienda cada vez más por toda la tierra. Sólo si comprendemos que
esto es así, estaremos en condiciones de valorar justamente la verdadera
dimensión del ministerio de intercesor.
Testimonios -
Palabra profética:
-
Si yo comparto vuestros sufrimientos y vuestros problemas, ¿por qué no
compartís vosotros mis preocupaciones? La preocupación del Padre y la mía es la
extensión del Reino, la salvación de cada uno de los hombres. Mirad: las
tinieblas avanzan por falta de adoradores. Hoy, más que nunca, necesito que
estéis a mis pies”
Visión durante la
adoración de personas realizando diferentes trabajos, muy atareadas y con
gran premura; había otras a las que se
les llamaba a un lugar aparte, en donde se les ponía una marca en la frente con
un cuño. Palabra:
-
Aquí en la adoración, se os pone
la marca de mi Amor para realizar una misión especial. No hagáis nada sin pasar por la adoración.
Lo que realmente nos jugamos no es la respuesta a una oración, sino nuestra relación con el Señor y que su Reino llegue a nuestras vidas y se extienda cada vez más por toda la tierra. Sólo si comprendemos que esto es así, estaremos en condiciones de valorar justamente la verdadera dimensión del ministerio de intercesor.
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