EL
ESPIRITU SANTO DE DIOS
Éxodo 1 a 6; 1 Pedro 4 y 5
Salmos 51 y 139
Veremos que el Espíritu de Dios es el poder mismo del Padre Celestial.
Piense
en todo el trabajo que envuelve la construcción de un edificio grande. Considere el planeamiento y preparación; la
necesidad de hombres peritos en los distintos oficios, todos trabajando juntos. ¡Qué cantidad de pensamiento y energía se necesita!
El profeta Jeremías exclama (32,17): "¡Oh Señor Jehová! he aquí que tú
hiciste el cielo y la tierra con tu gran
poder, y con tu brazo extendido."
El Espíritu de Dios
El
Espíritu de Dios es el brazo poderoso y extendido por medio del cual Dios mismo ejecuta sus propósitos.
Leemos en Génesis 1,2 que cuando Dios empezó a formar la tierra, "el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas."
Leemos en Génesis 1,2 que cuando Dios empezó a formar la tierra, "el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas."
Además leemos en Job 26,13: "Su Espíritu adornó los cielos"; y en Salmos 104:30: "Envías tu Espíritu, son creados, y
renuevas la faz de la tierra."
En un
bello pasaje el salmista David describe la forma en que Jehová está presente en todas partes por medio de su propio Espíritu: "¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a
dónde huiré de tu presencia? Si subiere a
los cielos, allí estás tú; y si en el Seol hiciera mi estrado, he aquí,
allí tú estás...
Aun las tinieblas no encubren de ti, y la noche resplandece como el día." (Salmos 139:7, 8, 12)
Aun las tinieblas no encubren de ti, y la noche resplandece como el día." (Salmos 139:7, 8, 12)
La Biblia fue escrita por el Espíritu de Dios
El
poder de Dios fue usado además para dirigir las mentes de los hombre que escribieron la Biblia.
No escribieron sus propias ideas; al contrario, fueron utilizados por Dios para escribir las palabras de él. Así pues leemos en 2 Pedro 1,21: "Porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo."
No escribieron sus propias ideas; al contrario, fueron utilizados por Dios para escribir las palabras de él. Así pues leemos en 2 Pedro 1,21: "Porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo."
(Cuando
hablamos de profecía, generalmente entendemos que se trata de predecir el futuro. Pero en la Biblia la palabra
"profecía" significa hablar la palabra de Dios, ya sea con respecto del pasado, presente o
futuro.)
Usted
habrá notado que Pedro describe el Espíritu de Dios como Su "Espíritu Santo."
La palabra "santo" designa algo que es apartado para el servicio de Dios y por consiguiente, es digno de reverencia.
El Espíritu Santo es el nombre que se da en el Nuevo Testamento al Espíritu de Dios que obra para salvación.
El Espíritu Santo y el Señor Jesucristo
Por el
Espíritu de Dios se hizo posible el nacimiento del Señor Jesús.
Así el ángel le dijo a María: "El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios." (Lucas 1,35)
Así el ángel le dijo a María: "El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios." (Lucas 1,35)
Usted
notará aquí que el Espíritu Santo también se llama "el poder del Altísimo."
Cuando Jesús fue bautizado en el río Jordán, también recibió el Espíritu Santo sin medida.
Pedro describe en Hechos 10,38 "cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret"; y Juan el Bautista afirma en Juan 3,34: "Porque el que Dios envió, las palabras de Dios habla; pues Dios no da el Espíritu por medida."
Cuando Jesús fue bautizado en el río Jordán, también recibió el Espíritu Santo sin medida.
Pedro describe en Hechos 10,38 "cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret"; y Juan el Bautista afirma en Juan 3,34: "Porque el que Dios envió, las palabras de Dios habla; pues Dios no da el Espíritu por medida."
Todo
poder le fue dado a Jesús, permitiéndole hacer muchas señales y milagros.
A otros hombres del Antiguo y del Nuevo Testamento Dios les dio una porción de su poder, pero ningún otro jamás ha sido apto para poseer el grado de poder que Dios le dio a Jesús.
A otros hombres del Antiguo y del Nuevo Testamento Dios les dio una porción de su poder, pero ningún otro jamás ha sido apto para poseer el grado de poder que Dios le dio a Jesús.
El Espíritu de Dios no es una persona
A veces
la Biblia habla como si el Espíritu fuera una persona.
Por ejemplo, en Hechos 13,2 se nos relata: "Dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado."
Por ejemplo, en Hechos 13,2 se nos relata: "Dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado."
En
realidad, esto es simplemente una manera de decir que Dios actúa y se comunica con los hombres por medio de su poder o Espíritu.
En este caso, Dios dijo a los ancianos de la iglesia de Antioquía por medio de su Espíritu que enviaran a Bernabé y a Saulo en una misión especial.
De una manera similar, el profeta Zacarías habló en el Antiguo Testamento den "las palabras que Jehová de los ejércitos enviaba por su Espíritu, por medio de los profetas primeros" (Zacarías 7,12); y también David dijo: "El Espíritu de Jehová ha hablado por mí, y su palabra ha estado en mi lengua.
En este caso, Dios dijo a los ancianos de la iglesia de Antioquía por medio de su Espíritu que enviaran a Bernabé y a Saulo en una misión especial.
De una manera similar, el profeta Zacarías habló en el Antiguo Testamento den "las palabras que Jehová de los ejércitos enviaba por su Espíritu, por medio de los profetas primeros" (Zacarías 7,12); y también David dijo: "El Espíritu de Jehová ha hablado por mí, y su palabra ha estado en mi lengua.
El Dios de Israel ha dicho, me habló la Roca de Israel." (2 Samuel 23,2, 3)
El Espíritu de Dios no es una persona, solamente es el poder por medio del cual Dios hace las cosas.
El Espíritu llega a los discípulos Antes
de subir al cielo, Jesús prometió a sus discípulos que recibirían el Espíritu Santo.
Les dijo que se quedasen en Jerusalén, ya que "...vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días." (Hechos 1,5)
Les dijo que se quedasen en Jerusalén, ya que "...vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días." (Hechos 1,5)
En
Hechos 2,1.3 leemos que mientras los discípulos esperaban, el Espíritu Santo descendió a ellos. Vino con un ruido "como de un
viento recio que soplaba," el cual llenó toda la casa donde estaban sentados.
Lenguas de fuego se vieron sobre cada uno de ellos; siendo esto una señal de que el Espíritu Santo les había sido dado.
Desde aquel entonces, quedaron capacitados para realizar muchos milagros, tal como Jesús les había prometido.
Lenguas de fuego se vieron sobre cada uno de ellos; siendo esto una señal de que el Espíritu Santo les había sido dado.
Desde aquel entonces, quedaron capacitados para realizar muchos milagros, tal como Jesús les había prometido.
El Espíritu también viene a nosotros
Hemos
visto que aquellos que escribieron la Biblia, fueron inspirados por el Espíritu Santo. Además, Jesús dijo cierta vez:
"Las palabras que yo os he hablado son
espíritu y son vida." (Juan 6,63)
Cuando
leemos la Biblia con reverencia, constancia y amor, estamos recibiendo el Espíritu de Dios.
La lectura bíblica puede producir un cambio maravilloso en nuestra vida, ayudándonos a complacer más a Dios.
La lectura bíblica puede producir un cambio maravilloso en nuestra vida, ayudándonos a complacer más a Dios.
Leamos,
pues, la palabra de Dios con oración y con diligencia, recordando las palabras de Pedro en su primera epístola:
"Desead, como niños recién nacidos, la
leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación." (1 Pedro
2,2)
¿Qué hemos aprendido sobre el Espíritu Santo?
Cuando leemos la Biblia con reverencia, constancia y amor, estamos recibiendo el Espíritu de Dios.
ResponderBorrarLa lectura bíblica puede producir un cambio maravilloso en nuestra vida, ayudándonos a complacer más a Dios.
Leamos, pues, la palabra de Dios con oración y con diligencia, recordando las palabras de Pedro en su primera epístola:
"Desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación." (1 Pedro 2,2)