UNA LEY QUE NO PUDO
TRAER VIDA
El beneficio de las leyes
A veces
las leyes sólo parecen prohibirnos hacer lo que queremos. Sin embargo, la vida sería aún peor si no las tuviéramos. Por ejemplo, si
no hubiera leyes de tránsito, se perderían más vidas en accidentes. Aunque el
límite de velocidad es una molestia cuando uno tiene prisa, este mismo límite lo
protege a uno, prohibiéndole ir a una velocidad que pondría en peligro su vida.
Las
leyes se establecen para proteger a los ciudadanos. Muchas veces hay consecuencias desagradables y hasta desastrosas cuando la
gente pasa por alto la ley.
Miles de personas mueren cada año porque los conductores
violan los reglamentos de tránsito, conduciendo de manera irresponsable. Cientos de
personas mueren en incendios que estallan porque los edificios de apartamentos no se
mantienen de acuerdo con los reglamentos de seguridad. La lista de sufrimientos que
resultan por violar las leyes
es casi interminable.
La ley de Moisés
Una de las leyes más antiguas fue la ley de Moisés. Se llama así porque Dios la dio a los israelitas en el monte Sinaí por medio de Moisés. Todo el mundo conoce la parte de esta ley que se llama "los diez mandamientos." Este sistema de leyes se describe en los libros de Éxodo, Levítico y Deuteronomio. Debemos recordar que aunque se llama la ley de Moisés, realmente proviene de Dios.
Dios
dio la ley a los israelitas cuando recién habían salido de Egipto. Una vez que la nación se había formado, hubo necesidad de reglas y
normas para guiar al pueblo.
Las dos partes de la ley
Cuando
a Jesucristo le preguntaron "Maestro, ¿Cuál es el gran mandamiento de la ley?", él contestó: "Amarás
al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente.
Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás
a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y
los profetas." (Mateo 22,36-40)
Así
podemos dividir la ley en dos partes: reglas referentes a la adoración de Dios y las que indicaban cómo el hombre debía comportarse en
su vida diaria.
Jesucristo enseñaba aquí que la parte más importante de la ley era la
forma en que el hombre debía conducirse para con Dios.
La adoración de Dios
El. Sin embargo, la obediencia perfecta es demasiado difícil
para que el hombre la pueda lograr. Por tanto la ley mandaba que se ofrecieran
animales en sacrificio para obtener perdón por los pecados cometidos.
Los
sacrificios de los animales eran para recordarle al pueblo que eran pecadores y que merecían morir. Había instrucciones acerca
de dónde habrían de ofrecerse los sacrificios, quiénes los harían y qué clase de
animal se debía sacrificar (Levítico capítulos 2-7). Dios mandó que los israelitas
lo adoraran de la manera que él indicaba y no como a ellos les parecía
bien. Esto fue para prevenir que la adoración de Dios degenerara en una idolatría
desenfrenada al estilo de las naciones vecinas.
Además
de los sacrificios, la ley mandaba que los judíos celebraran fiestas solemnes en ciertas épocas del año para recordar lo que Dios
había hecho por ellos (Levítico 23). También tenían que guardar el día de reposo,
el sábado. No debían trabajar porque era un día de descanso y de dedicación a las
cosas de Dios. Fue instituido para conmemorar el hecho de que Dios descansó en
el séptimo día de la creación y que los había sacado de Egipto, dándoles descanso
de sus enemigos (Éxodo 20,8-11; Deuteronomio 5,14, 15).
La vida diaria
La ley
de Moisés abrazaba todos los aspectos de la vida. Había ordenanzas que especificaban los alimentos que se debían comer y los que
eran inmundos.
También había reglas instruyendo a los israelitas cómo vestirse y cómo sembrar sus campos.
También había reglas instruyendo a los israelitas cómo vestirse y cómo sembrar sus campos.
Había
ordenanzas para proteger a los pobres, las viudas, los huérfanos y los extranjeros (Éxodo 22,21-27).
Otras ordenanzas mandaban que los negocios se llevaran a cabo de una manera honrada. Fueron prohibidos los sobornos así como el favorecer al pobre o al rico en los tribunales. Estas leyes mostraban al pueblo que Dios era justo y misericordioso.
Otras ordenanzas mandaban que los negocios se llevaran a cabo de una manera honrada. Fueron prohibidos los sobornos así como el favorecer al pobre o al rico en los tribunales. Estas leyes mostraban al pueblo que Dios era justo y misericordioso.
Según
la ley, los israelitas tenían que ser fieles en sus matrimonios. La homosexualidad y otros actos inmorales llevaban la pena de
muerte (Levítico capítulos 18 y 20).
La hechicería, el espiritismo, y la astrología también eran castigados severamente (Deuteronomio 18,10, 11).
La hechicería, el espiritismo, y la astrología también eran castigados severamente (Deuteronomio 18,10, 11).
Las
ordenanzas de la ley de Moisés enseñaban a los israelitas la diferencia entre el bien y el mal, lo santo y lo inmundo. Dios quería
que su pueblo fuera santo, reflejando así Su propio carácter:
"Habéis,
pues, de serme santos, porque yo Jehová soy santo, y os he apartado de los
pueblos para que seáis míos." (Levítico 20,26)
La ley era difícil de obedecer
Aunque
muchos trataban de guardar la ley de Moisés, nadie alcanzó a cumplir todos los ritos, ordenanzas y reglas que ésta prescribía. La
naturaleza humana es débil, y por tanto todos los que intentaron obedecer la ley
fracasaron.
Sin
embargo, los judíos pensaban que podían lograr la salvación guardando las reglas y ordenanzas. Los que podían jactarse de haber
guardado los detalles más pequeños de la ley se consideraban más justos que los demás.
La religión judía llegó a ser para muchos un sistema de detalles y ritos. Los aspectos
importantes de ella quedaron en el olvido. Jesucristo reprendió a los líderes de
los judíos por haber olvidado lo más importante de la ley:
"¡Ay
de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque diezmáis la menta y el
eneldo y el comino, y dejáis lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia
y la fe. Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello."
(Mateo 23,23)
(Mateo 23,23)
La ley
no era una competencia para ver quién podía observar el mayor número de ritos. Desafortunadamente, muchos judíos la vieron así,
creyendo que podían alcanzar la salvación por sus propios méritos.
Pero Dios no se agradó con los sacrificios ofrecidos mecánicamente y el cumplir de cada detalle menor. Esperaba que los
sacrificios y demás ordenanzas despertaran la conciencia del
hombre para que se arrepintiera del mal y viviera según los principios divinos
de justicia, misericordia y fe.Pero Dios no se agradó con los sacrificios ofrecidos mecánicamente y el cumplir de cada detalle menor. Esperaba que los
El camino mejor
No
había nada en la ley que ofreciera salvación. La ley más bien condenaba al hombre porque le mostraba cuán pecaminoso era. Dios sabía
que nadie podía obedecerla perfectamente. La diseñó para mostrarle al hombre que no
podía lograr su salvación por sus propios esfuerzos y que debía confiar en Dios y su
misericordia y no en las obras humanas. El apóstol Pablo dice:
"...la
ley ha sido nuestro medio para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados
por la fe." (Gálatas 3,24)
Jesucristo
es el camino más excelente por el cual el hombre puede lograr la salvación. Jesús fue enviado al mundo para ser un sacrificio
perfecto, cubriendo los pecados de todos los hombres que creen y confían en Dios.
La ley y nosotros
Los
principios fundamentales que la ley enseña, es decir, la santidad de Dios y la necesidad de amarlo y hacer su voluntad, son tan válidos
ahora que en los días de Moisés.
Sin embargo, ahora que Cristo ha venido, ya no es necesario que guardemos los ritos y ordenanzas de ella. Lo que sí tenemos que hacer es creer en la salvación que
Sin embargo, ahora que Cristo ha venido, ya no es necesario que guardemos los ritos y ordenanzas de ella. Lo que sí tenemos que hacer es creer en la salvación que
Dios ha proveído por medio de Jesucristo. Jesús nos ha
mostrado que debemos cumplir con lo más importante de la ley: la justicia, la
misericordia y la fe, confiando siempre en Dios y no en nuestras propias obras.
Cuando
los apóstoles empezaron a predicar el evangelio, encontraron gran resistencia de parte de algunos judíos que creían que era
necesario que todos los cristianos, incluyendo a los no judíos, observaran los
detalles de la ley.
También hay cristianos hoy en día que creen que es necesario observar
ciertos ritos de la ley.
Algunos dicen que se debe guardar el día de reposo (el
sábado) y abstenerse de comer algunos alimentos.
Pero el Nuevo Testamento rechaza esta idea: "Por tanto, nadie os juzgue en comida o bebida, o en cuanto a días de fiesta,
luna
nueva o días de reposo." (Colosenses 2,16) "De
Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia han caído."
(Gálatas 5,4)Pero el Nuevo Testamento rechaza esta idea: "Por tanto, nadie os juzgue en comida o bebida, o en cuanto a días de fiesta,
La gran
lección de la ley es que Dios es santo y nosotros pecadores; sólo podemos acercarnos a Dios por medio de Jesucristo, el camino
que El nos ha provisto.
También podemos aprender acerca de la justicia y
misericordia de Dios y cómo debemos comportarnos de una manera que le agrade.
La gran lección de la ley es que Dios es santo y nosotros pecadores; sólo podemos acercarnos a Dios por medio de Jesucristo, el camino que El nos ha provisto.
ResponderBorrarTambién podemos aprender acerca de la justicia y misericordia de Dios y cómo debemos comportarnos de una manera que le agrade.