Bases Para El
Crecimiento
De La Nueva Vida
Bienvenido a este Curso Bíblico.
Todo el
estudio que vas a realizar está basado en las Sagradas Escrituras, es decir, la
Biblia.
Si no tienes una Biblia contigo, procura conseguir una y mantenerla a
tu lado todo el tiempo.
De esa forma podrás meditar y confirmar la exposición
de las verdades con las que te encontrarás.
En las páginas de la Palabra de
Dios aparecen conceptos básicos con los que debes familiarizarte y conocer su
significado.
Algunos de esos conceptos, que te ayudarán a comprender mejor el
contenido de este CURSO, son los siguientes:
Salvación: Es la reconciliación con Dios por la fe en
Jesús. Paz con Dios. Seguridad de perdón de pecados. Seguridad de vida eterna.
Seguridad de haber sido echo un hijo de Dios.
Nueva vida: Un nacimiento de nuevo en el espíritu del
hombre producido por el Espíritu Santo, al recibir la palabra de verdad, el
evangelio de Jesús. Es un despertamiento espiritual conectado con Dios a través
de Su Hijo Jesucristo.
Nuevo hombre: Un ser completamente nuevo que nace como un
embrión, engendrado por Dios mismo, con
la naturaleza divina. Es un ser espiritual unido con Jesucristo a través del
Espíritu Santo.
Iglesia o familia de Dios: Son todas aquellas personas que han nacido de
nuevo, por el Espíritu y la Palabra, confesando a Jesucristo como su Señor; al
margen de su denominación cristiana.
Evangelio: Es el mensaje de Dios concentrado en la
muerte y resurrección de Jesucristo, que es poder de Dios para salvar
completamente a todo aquel que cree. Es la buena nueva que anuncia la
reconciliación del hombre con Dios por la fe en Jesús.
Fe: Es un don de Dios que viene al oír Su
palabra. Esta desata la fe suficiente para creer todo lo que Dios ha dicho. Es
creer en Dios y a Dios, según las Escrituras.
Todo este estudio gira entorno a un concepto
vital que aparece en las Sagradas Escrituras como el mensaje esencial que
debemos comprender, ese concepto es LA VIDA. ¿Qué es la vida? ¿Quién la da? Y
¿Cómo se recibe?
¿Qué es la vida? Es un concepto muy amplio,
pero sobre todo es una realidad tan evidente como la muerte. El hombre escogió
libremente desobedecer a Dios. Trasgredió las leyes divinas. Pecó y por tanto
dio entrada a la muerte.
Primero vino la muerte espiritual, luego la física.
¿Qué es la muerte espiritual? Es una separación de Dios, estar desconectados
del Espíritu Santo.
Es una naturaleza mala que genera maldad. Por su parte LA
VIDA de la que hablamos es una nueva naturaleza conforme a la de Dios, y que
surge en el interior, en el espíritu del hombre.
Es un nuevo hombre unido con
Dios en espíritu y en verdad. El apóstol Pedro escribe:
“Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a
la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de
aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, por medio de las cuales nos ha
dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser
participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay
en el mundo...” (2 Pedro, 1,3-4).
¿Quién la da? Solo hay uno que la puede dar.
Es el Autor de la Vida, JESUCRISTO.
“En él (Jesús) estaba la vida, y la vida era la luz
de los hombres” (Juan, 1:4). Y el Señor Jesús mismo dice: “Yo he venido para
que tengáis vida y para que la tengáis en abundancia” (Evangelio de Juan).
¿Cómo se recibe? Por el arrepentimiento delante de Dios.
“Arrepentios... para que sean borrados vuestros pecados” (Hechos, 3,19).
Por la fe en Jesús y su obra redentora.
“Porque con el corazón se cree para justicia...” (Romanos, 10,10). Por la confesión de Jesucristo como tu
Señor. “... Y con la boca se confiesa para salvación (Romanos, 10:10).
Puedes hacer tuya la siguiente oración. Hazla
con todo tu corazón y delante de Dios, para recibir UNA VIDA NUEVA.
"Padre celestial, vengo a ti en el Nombre de
Jesús, para pedirte perdón por todos mis pecados. Creo que la sangre derramada
en la cruz del Calvario me limpia; y declaro a Jesucristo como mi Señor.
Gracias por darme en este momento una NUEVA VIDA. Amén”.
Si la has hecho sinceramente ha comenzado en
ti el embrión de una nueva vida, la vida de Dios, la vida eterna.
Ahora podrás
sacarle mayor provecho a las lecciones que vienen a continuación, que te
explicarán como puedes hacer crecer esa nueva vida espiritual que has recibido
en tu corazón por la fe depositada en Jesús de Nazaret.
Ahora puedes estar
seguro, según lo que Dios ha declarado en Su Palabra, que ha comenzado un
renacimiento en tu ser interior, tu espíritu.
El Espíritu Santo será tu aliado
para que puedas comprender las cosas espirituales y sean claras dentro de
ti.
Jesucristo dijo: "El espíritu es el que
da vida: la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son
espíritu y son vida.
Pues bien, ahora estás en disposición de conocer las bases
y fundamentos sobre los que está edificada tu NUEVA VIDA.
Así mismo, sabrás cómo puedes crecer
espiritualmente sin límites, y hacer productiva tu NUEVA VIDA hasta tu entrada
en la eternidad.
Permíteme que te felicite, porque de la misma manera que
María, la hermana de Lázaro, "has escogido la buena parte, la cual no te
será quitada”.
Fundamentos De La Nueva Vida
Hemos recibido una vida nueva que no debemos
descuidar. Como cualquier otra vida debe crecer y desarrollarse para llegar a
hacerse fuerte y productiva.
Para ello, debemos conocer las verdades que la
sustentan. Los fundamentos esenciales de esta nueva vida son los siguientes:
LA PERSONA DE JESUCRISTO
“Porque Nadie puede poner otro fundamento que el que
ya está puesto, el cual es Jesucristo” (1 Corintios, 3,11).
Jesús no es un hombre cualquiera, es Dios
hecho carne, la cabeza de la iglesia, y el que tiene toda la autoridad en el
cielo y en la tierra. Por tanto, es un fundamento estable y vivo.
LA OBRA DE JESUCRISTO
La obra redentora de Jesucristo, es decir, su
muerte, resurrección y exaltación es única, perfecta y para siempre. Además ha
destruido los poderes del diablo, el pecado y la muerte. Sobre esta base
podemos caminar con pie firme.
LA GRACIA DE DIOS
“Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y
esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras...” (Efesios,
2,8).
La vida nueva la recibimos por gracia. Es un
regalo de Dios que se recibe por fe. Todas las religiones tratan de conseguir
el favor de Dios por esfuerzos humanos, pero Dios ha decidido hacerse favorable
al hombre por Su gracia, recibida mediante la fe en Jesús.
EL ARREPENTIMIENTO
“... Testificando a Judíos y a gentiles acerca del
arrepentimiento para con Dios...” (Hechos, 20,21).
“Haced, pues, frutos dignos arrepentimiento...”
(Lucas, 3,8).
“Así que, arrepentios y convertios, para que sean
borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de
refrigerio...” (Hechos, 3:19).
LA FE EN JESÚS
Esta fe es la que confiesa con su boca que
Jesús es el Señor, y cree en el corazón que Dios le levantó de los muertos.
Es
la fe fundada sobre las promesas de Dios, sobre su palabra, la Biblia. Esta fe
siempre se ve por las obras. La fe opera en el corazón, osea, en el espíritu
del hombre (interior); y se ve por las acciones que realiza (exterior).
La vida nueva que hemos recibido
está bien fundamentada.
Debemos crecer en ella y hacerla firme. ¿Cómo? No
moviéndonos del fundamento que es Cristo y su obra en la cruz del Calvario.
Viviendo en la esfera de la gracia y en las obras de arrepentimiento y fe en
Jesús.
1.
Anota Los Cinco Fundamentos Sobre Los Que Se Basa La Nueva Vida.
2. ¿Crees Que Ya
Ha Comenzado En Ti La Nueva Vida En Cristo? Explica Brevemente Por Que Lo
Sabes.
3.
Busca En El Estudio El Versiculo De Efesios, 2,8,9 Y Anotalo Aqui.
La vida cristiana es una nueva identidad. Es
un nuevo lugar de localización. Tenemos otro domicilio. Una nueva residencia:
ESTAMOS EN CRISTO.
“El que se une al Señor es un espíritu con él” (1
Corintios, 6,17)
La vida nueva que hemos recibido comienza
rápidamente a producir sus primeros resultados en nosotros. Son resultados de
creación nueva y posición nueva ante Dios. Veamos algunos.
HEMOS SIDO HECHOS HIJOS DE DIOS
Llegamos a ser hijos por nacimiento. No por
nacimiento físico en un determinado país, sino por nacimiento espiritual al
recibir a Jesús como Señor.
Así Dios llega a ser un verdadero Padre para
nosotros. Una nueva relación ha comenzado. La armonía con Dios es un hecho.
HEMOS SIDO HECHOS UNA NUEVA CREACIÓN
La salvación que hemos recibido en Cristo nos
ha hecho una nueva creación, un nuevo hombre.
Hemos sido creados a la semejanza
de Dios. Con la naturaleza de Dios y el carácter de Dios. Por lo tanto, de
forma “natural”, podemos manifestar las obras de Dios. No es un intento
desesperado de “ser bueno”, sino la expresión normal de la vida cristiana.
HEMOS SIDO HECHOS JUSTICIA DE DIOS
“Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo
pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él” (2Corintios,
5,21).
No se trata de un cambio de vestido. Ni
tampoco de un cambio de religión o ideas.
Se trata de una nueva naturaleza
justa. Una posición de justificación ante Dios por la fe en Jesús.
Este hecho
nos libera de la conciencia de culpabilidad. Como si nunca hubiésemos pecado.
“... Se ha manifestado la justicia de Dios,
testificada por la ley y los profetas; la justicia de Dios por medio de la fe
en Jesucristo, para todos los que creen en él. Siendo justificados
gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús”
(Romanos, 3,21-24).
La salvación (nueva vida o nueva relación con
Dios), de la que hablan las Escrituras, es una salvación muy grande que incluye
muchas cosas. Hay muchos nuevos beneficios en la vida cristiana.
Algunos son
netamente espirituales, otros son verdaderamente prácticos para cada
circunstancia de nuestra vida.
A todos ellos tenemos acceso mediante la fe. Son
parte de nuestra herencia como hijos de Dios. Veamos algunos.
·
Paz con Dios.
Es reconciliación con Dios. Armonía con el Creador. Una relación
amistosa con un Dios bueno.
·
Sanidad.
Jesucristo es también nuestro sanador. Llevó nuestros pecados y nuestras
enfermedades en la cruz del Calvario. Es sanidad divina. Milagros en el cuerpo.
·
Liberación.
Una libertad nueva en el cuerpo, alma y espíritu. Libres de amargura,
depresión, rencor, mal carácter, manías obsesivas, demonios, etc.
·
Economía liberada. Dios ha prometido atender nuestras
necesidades materiales para que abundemos para toda buena obra; sin
esclavizarnos por la avaricia, ni estemos en ansiosa inquietud por comida y
bebida.
·
Mente sana.
Desbloqueo de pensamientos perturbadores. Limpieza e higiene mental.
Libertad de pensar bien. Salud mental.
·
El Espíritu Santo. La plenitud o el bautismo del Espíritu que
nos capacita para servirle con poder. Es la clave para una vida cristiana
victoriosa.
·
Ser guardado del mal. Una vida protegida por la sangre de
Jesucristo que impide que seamos zarandeados por las circunstancias y la
manipulación del diablo.
“Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es
poder de Dios para salvación (incluye todo lo mencionado y mucho mas) a todo
aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego” (Romanos, 1,16).
Todos estos beneficios son parte de nuestra
herencia en Cristo, y debemos reclamarlos en fe. Para ello debemos asegurarnos
que realmente nos pertenecen, encontrándolos en la Palabra de Dios.
Anota los tres primeros hechos que se producen como resultado de la nueva vida
Hemos sido hechos...
Anota la verdad que mas te haya impactado en esta lección y explica por qué. Busca en el estudio el versículo de 2 Corintios 5,17 y anotalo aquí.
Ahora que has nacido de nuevo necesitas crecer
espiritualmente. La clave para un crecimiento rápido y sano es LA OBEDIENCIA.
“Elegidos... para obedecer” (1 Pedro, 1,2).
“Como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia...” (1 Pedro, 1,14).
“Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu...” (1Pedro,1,22).
En esta lección vamos a ver algunos pasos
iniciales que debemos obedecer para entrar en un crecimiento sano, equilibrado
y rápido.
EL BAUTISMO EN AGUA
“Jesús les habló diciendo: Toda potestad me es dada
en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las
naciones, bautizándoles en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu
Santo...” (Mt.28,18-19).
El bautismo es el resultado visible de una fe
de corazón. La fe se ve por las obras.
El bautismo es el acto seguido a esa fe
en Jesús, de ahí que sea necesario bautizarse cuando hemos creído, no antes. Es
una decisión propia y personal del individuo que cree en el Salvador.
Es una
identificación plena con Jesús en su muerte y resurrección, por ello es
necesario que sea por inmersión, es decir, sumergido plenamente en agua.
EL BAUTISMO EN EL ESPIRITU SANTO
“Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas
vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días”
(Hechos,1,5).
Este es un bautismo de fuego espiritual para
el hombre nacido de nuevo. Es la capacidad sobrenatural de Dios para que
podamos vivir la vida cristiana en victoria. Se recibe por fe al pedirlo a
Dios, y por imposición de manos de otros ministros del Señor.
La señal más
común de haber sido bautizado en el Espíritu (según el testimonio del libro de
los Hechos) es hablar en nuevas lenguas.
Esta experiencia comienza un día, pero
debe mantenerse todo el tiempo, viviendo llenos del Espíritu Santo constantemente.
Así podemos vivir en los dones y el fruto del Espíritu.
ESTUDIAR LAS ESCRITURAS
“Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os
parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio
de mí” (Jn.5,39).
El hombre nuevo necesita la palabra de Dios
como la comida necesita el cuerpo. Es el alimento de Dios que tiene todas las
vitaminas necesarias para un crecimiento sano y equilibrado.
Por eso debes
dedicarle tiempo todos los días para leerla y meditarla. El apóstol Pedro como
padre espiritual dice: “Desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual
no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación” (1 Pedro.2,2).
LA VIDA DE ORACIÓN
Así que, los que recibieron su palabra fueron
bautizados... y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión
unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones” (Hechos,
2,41-42).
El hombre nuevo debe comenzar a hablar con su
Padre como algo natural.
Debe hacerlo en privado (personalmente), y en público
(en la congregación), con sus hermanos.
Jesús nos dio un patrón-base de oración
en el “Padrenuestro”. Un buen modelo a seguir para la vida de oración.
LA INTEGRACIÓN EN LA IGLESIA LOCAL
El hombre nuevo necesita una familia donde
recibir los cuidados necesarios para su crecimiento. Esto es algo fundamental
para un desarrollo exitoso de la vida cristiana. Jesús, como el Buen
Samaritano, recogió y sanó a aquel hombre que había sido golpeado en el camino.
Luego lo trajo a la posada para que se continuara la obra de restauración. Así
cada uno de nosotros está necesitado de los demás para llegar a ser productivo.
Tu también necesitas estar integrado en una iglesia local donde puedes ser bien
alimentado y protegido, para llegar a ser una bendición a muchos otros.
La clave para el crecimiento del
nuevo hombre es la obediencia a Jesucristo y su palabra.
Obediencia en
bautizarse en agua, en recibir el bautismo en el Espíritu Santo; en estudiar
las Escrituras, vivir una vida de oración verdadera y además estar integrado en
una iglesia local donde recibir buen alimento para el desarrollo espiritual.
Una Nueva Familia: La Iglesia
Nuestra unión con Cristo y su salvación nos ha
unido también con su Cuerpo que es la iglesia.
Estar unido a Jesús es estar
unido también con la iglesia de Dios, puesto que ésta es el Cuerpo de Cristo en
la tierra.
No se puede vivir una vida cristiana normal profesando fe en Dios y
no querer saber nada dc la iglesia.
Tampoco se puede ser un cristiano
independiente.
Es imposible. Cualquier miembro del cuerpo físico no puede andar
por sí mismo.
Depende del cuerpo y el cuerpo depende de él. Por eso, se hace
muy necesario conocer bien qué es la iglesia, cómo funciona, etc.
La iglesia es
la Familia de Dios que está compuesta de todas las personas que han nacido de
nuevo, en todos los tiempos y en todas las naciones. Esta es la iglesia
universal.
"Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos,
sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios...” (Efesios,
2,19).
CRISTO ES LA CABEZA DE LA IGLESIA
Este pasaje nos habla de que ha sido Dios
quién ha puesto por Cabeza a Cristo sobre la iglesia.
Jesús mismo es la única
cabeza de la iglesia universal. No hay una cabeza en la tierra y otra en el
cielo. Jesús es el único Dueño de la iglesia porque él la ha comprado con su
preciosa sangre.
Por su parte, el Espíritu Santo, ha sido enviado a la tierra
para dirigir a la iglesia según las órdenes que recibe de la Cabeza, Jesús. Lo
hace a través de hombres escogidos y fieles.
LOS MINISTERIOS DADOS A LA IGLESIA
"Y él mismo (Cristo) constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para La edificación del cuerpo de Cristo...“(Efesios, 4,11-12).
En esta lista encontramos una serie de
ministerios, es decir, de dones en forma de personas que Jesús ha escogido para
edificar su propia iglesia.
Son personas con misiones especiales. El propósito
de estas personas es capacitar a cada creyente para que cada creyente pueda
realzar su cometido en el cuerpo. Así se realiza un crecimiento conjunto y
unido desde la cabeza a todo el Cuerpo.
“Hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y
del conocimiento del Hijo del Dios, a un varón perfecto, a la medida de la
estatura de la plenitud de Cristo; para que ya no seamos niños fluctuantes,
llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres
que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, sino que
siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto
es, Cristo, de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas
las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada
miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor (Efesios, 4,13-16).
Esta iglesia está siendo edificada por Jesús
mismo. El infierno no puede contra ella, y es columna y baluarte de la verdad
en el mundo.
LA EXPRESIÓN LOCAL DE LA IGLESIA
Jesús, a través de su cuerpo, quiere bendecir
a cada ciudad, pueblo y nación.
El Espíritu Santo ha venido para guiar a los
creyentes a establecer iglesias en cada ciudad.
Así surgen las comunidades de
cristianos que se juntan en un mismo lugar para servir a Dios y ser un
testimonio en la sociedad donde viven.
Cada una de estas comunidades es una
expresión de la totalidad de la iglesia en todo el mundo.
El vínculo de unión entre ellas es el Espíritu
Santo y la verdad de la Palabra de Dios.
La piedra angular es Jesucristo. Todos
los que invocan su nombre, en espíritu y verdad, pertenecen a esta iglesia.
El
apóstol Pablo lo expresó así al escribir a los corintios. “... A la iglesia de
Dios que está en Corinto, a los santificados en Cristo Jesús, llamados a ser
santos con todos los que en cualquier lugar invocan el nombre del Señor
Jesucristo. Señor de ellos y nuestro”.
En Cristo estamos unidos a su
cuerpo, que es la iglesia, la familia de Dios. Jesús es la única cabeza y el Espíritu
Santo es quién la dirige a través de hombres escogidos y fieles. Esta es la
iglesia universal, que tiene su expresión local en cada ciudad, pueblo o
nación, donde se invoca a Jesús por Señor.
El hombre nuevo necesita asimilar bien la
integración en la iglesia local a la que pertenece. Debe entender,
primeramente, que la iglesia no es un edilicio de ladrillo o piedra, sino que
está compuesta por personas nacidas de nuevo de todo nivel social y cultural.
Para asimilar correctamente la integración en la iglesia local debemos
comprender bien algunos aspectos básicos de su funcionamiento. Veamos algunos
de ellos.
LA FIGURA DEL PASTOR Y SU FUNCION. EL LIDER.
"Y él mismo (Jesús) constituyó a unos...
pastores... a fin de perfeccionar a los santos (cada cristiano) para la obra
del misterio (la función que debe realizar cada uno)” (Efesios, 4,11-12).
El pastor ha sido llamado y puesto por Dios
para pastorear, dar comida, guiar y proteger. Tiene el cuidado de las almas. Es
responsable delante de Dios.
Debe hacer su trabajo voluntariamente. Con
sinceridad. Siendo un ejemplo a seguir, un modelo. Además, la congregación debe
estarle sujeta por la misión que realiza y deben ser cubiertas sus necesidades
económicas mediante el presupuesto de la iglesia local a la que sirve.
Todos
estos aspectos tienen su base expuesta ampliamente en la Palabra de Dios, la
Biblia.
LA VISION DE LA IGLESIA. EL PROGRAMA A REALIZAR.
"Sin visión el pueblo se desenfrena (Proverbios, 29,18).
La iglesia local debe tener una visión clara
de lo que debe hacer en cada momento. Esta visión tiene que haber sido dada por
Dios de forma concreta y específica. Es el camino por donde debe andar.
Todos
los miembros de la iglesia deben conocer esta visión y realizar un trabajo
conjunto, cada uno con sus dones, pero hacia la misma dirección.
La iglesia
tiene una misión general que cumplir en el mundo, pero también particular y
concreta en la sociedad donde vive.
La iglesia primitiva de Jerusalén es
nuestro ejemplo en todo... Perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la
comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones (Hechos,
2,42).
LA FUNCIÓN DE CADA UNO
DE SUS MIEMBROS.
"Vosotros también, como piedras vivas, sed
edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios
espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo” (1 Pedro. 2,5).
Por eso es tan importante estar bien
integrados en una iglesia local, para poder realizar la misión dada por Dios,
trabajar con sus talentos y producir más. Así recibiremos recompensa.
LAS RELACIONES PERSONALES
“Y ante todo, tened entre vosotros ferviente amor;
porque el amor cubrirá multitud de pecados (faltas)” (1 Pedro, 4,8).
En este apartado tenemos las mayores
dificultades para la integración. Hemos dicho que una iglesia está compuesta de
todo tipo de personas diferentes.
Caracteres diferentes, trasfondos diferentes
etc. Por ello, las relaciones personales se convierten a menudo en una piedra
de tropiezo; pero eso no debe ser así cuando el amor está bien activado, junto
con el deseo de servirnos los unos a los otros y todos al mundo en que vivimos.
Conseguir la integración plena en
la iglesia local es uno de los objetivos principales para el hombre nuevo. Sin
esta integración no se puede crecer espiritualmente, ni estar protegido contra
los peligros del mundo. Jesús ha querido formar un redil donde están las
ovejas, para equiparlas y enviarlas a hacer nuevos discípulos.
La iglesia ha
recibido un mandato de predicar el evangelio a toda criatura, y eso solo se
puede hacer desde la iglesia, a través del Espíritu Santo.
No podemos vivir
ajenos a esta gran verdad. No podemos existir como creyentes por nosotros
mismos, dependemos de un Cuerpo entero: Cristo y la iglesia.
Si estas haciendo este estudio y aún no formas
parte de una iglesia local debes orar sinceramente para pedir dirección de Dios
e integrarte sin temor a la iglesia.
No para pertenecer a un club de socios, o
para formar parte de un sistema religioso; si no para entrar en una nueva
dimensión de vida espiritual que produce frutos para la gloria de Dios.
El hombre nuevo ha nacido en victoria. La
nueva vida es el resultado de la victoria obtenida por Jesucristo. Desde el
mismo momento que hemos nacido de nuevo nuestra vida está sellada por la
victoria y el éxito de Jesús a favor nuestro.
Cada persona que nace de nuevo lleva la
simiente del Vencedor y debe manifestar Su victoria en el mundo. Cada
conversión a Cristo es una evidencia del triunfo legítimo y actual de
Jesucristo sobre el diablo y su reino. Cada cristiano debe aprender a hacer
efectivo ese triunfo en su propia vida y circunstancias. ¿Cómo? Veremos tres
respuestas.
ANDANDO EN FE
“Porque en el evangelio la justicia de Dios se
revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá”
(Romanos, 1,17).
“Porque todo lo que es nacido de Dios vence al
mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe” (1Juan, 5,4).
Esta no es una fe ciega. La fe del cristiano
se sostiene y apoya sobre las promesas fieles y verdaderas de Dios en Su
palabra. Vive por ellas.
Está confiado como un león porque sabe que Dios no
miente. Lo que ha dicho lo hará. La fe nos transporta a una vida de confianza y
seguridad en cada una de las áreas de nuestras vidas.
PERMANECIENDO EN LA PALABRA DE VERDAD
“Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho” (Juan, 15,7).
El hombre nuevo debe permanecer fundado sobre
las palabras de Jesús, sin moverse de esa roca firme que le mantienen en pie en
medio de las tormentas de la vida. Solo así se afirma la fe y no se tambalea
ante los azotes de las circunstancias cambiantes.
ANDANDO EN EL ESPÍRITU
"Si vivirnos por el Espíritu, andemos también
por el Espíritu (Gálatas, 5,25).
La vida cristiana surge por la unión del
Espíritu Santo y la Palabra de Dios en nuestros corazones. Para vivir en
victoria debernos mantenemos andando en ese mismo Espíritu.
De esa forma el
diablo no nos puede tocar. El no puede
entrar en la esfera del Espíritu, por eso trata de sacarnos a nosotros de esa
posición de seguridad y llevarnos a la fragilidad de la carne y nuestros
propios recursos.
La clave de la vida cristiana es andar en el Espíritu. ¿Cómo
lo conseguiremos?
a) Edificando una relación
adecuada con la Persona del Espíritu Santo. El Espíritu es una Persona y
debemos comunicamos con ella; tener una relación de amigos y socios para llevar
a cabo juntos los planes de Dios. "Sed llenos del Espíritu, hablando entre
vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al
Señor en vuestros corazones; dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en
el nombre de nuestro Señor Jesucristo (Efesios, 5,18-20).
b) No entristeciéndole. Hay
cosas que ponen triste al Espíritu de Dios. Él es muy sensible al pecado y la
maldad de este mundo, por eso debemos mantenernos alejados de todo ello.
"Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados
para el día de la redención” (Efesios. 4,30).
c) Obedeciendo su voz. En
esto fueron muy sensibles los primeros cristianos de la iglesia de Jerusalén.
"Y el Espíritu dijo a Felipe: Acércate y júntate a ese carro. Acudiendo
Felipe” (Hechos, 8,29-30). Cuando el Espíritu nos habla a nuestro corazón
debemos obedecerle pronto, de esa forma su voz va siendo más audible en
nosotros.
Hemos recibido la clase de vida de
Dios, que tiene todas las propiedades necesarias para que podamos vivir en victoria
en todas las circunstancias. Cristo en nosotros es la garantía.
Esa victoria
llega a ser una realidad práctica en nuestras vidas sobre las bases de andar en
fe; de permanecer en Su palabra y andar en el Espíritu.
Entonces podemos decir
junto con el apóstol Pablo: “En todas las cosas somos más que vencedores por
medio de aquel que nos amo... y siempre nos lleva en su triunfo” (Romanos 8,37
y 2 Corintios 2,11).
Armas Para La Batalla
El hombre nuevo es un vencedor desde el
nacimiento, pero a la vez se desenvuelve en un territorio hostil. Vive en medio
de grandes conflictos.
Por eso, necesita aprender a pelear la buena batalla de
la fe; y conocer el manejo de las armas espirituales que tiene.
La Biblia nos
habla continuamente de la batalla que existe entre la luz y las tinieblas, la
verdad y la mentira, la justicia y la iniquidad. En definitiva se trata de la
guerra entre dos reinos. El Reino de Dios y el Reino de las tinieblas.
Esta
batalla es espiritual. "Contra principados, contra potestades, contra los
gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de
maldad en las regiones celestes (Efesios 6:12).
Sin embargo, esta pelea tiene muchas
conexiones prácticas con el mundo material en el que vivimos.
Los acontecimientos
más relevantes de la Historia de la Humanidad, responden al resultado de la
lucha espiritual en el campo natural.
Los dos mundos (el espiritual y el
material) están conectados. Lo invisible y lo visible forman parte de un todo.
Sin extendernos demasiado en mas
explicaciones, nosotros debemos comprender la existencia real, no ficticia, (de
una guerra espiritual.
Tenemos un enemigo que viene "a matar, robar y
destruir” y eso no podemos ignorarlo. Pero además, debemos saber que hay otro
que es mas poderoso que él y que ha venido para “dar vida y vida en
abundancia”. Es Jesús, el Hijo de Dios.
Veremos algunas de las armas espirituales que están a nuestro alcance y que Dios nos ha provisto. Todas ellas deben ser usadas en cada momento que las necesitemos.
LAS ARMAS ESPIRITUALES QUE DIOS NOS HA DADO
"Vestios de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las acechanzas del diablo. Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo.
Estad, pues, firmes ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestios con la coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. Tomad el escudo de la fe... Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del espíritu que es la palabra de Dios (Efesios, 6,11-17).
Necesitamos estar cubiertos con toda la
armadura de Dios, todos los días, para entrar en batalla con éxito. Jesucristo
es la totalidad de nuestra armadura. ¿Cómo nos la ponemos?
Por la fe,
proclamando de viva voz cada una de sus partes y visualizándola en nuestro
interior. Veamos una relación de las
armas que tenemos y su significado espiritual para nosotros.
LA VERDAD. Es el evangelio que
hemos creído. La verdad de Dios nos hace libres de toda mentira de este mundo.
La verdad es Jesús mismo.
LA JUSTICIA. Es parte de nuestra nueva naturaleza en Cristo. Hemos sido hechos justos por la sangre de Jesús y debemos mantenernos en esa justicia. Nuestra justicia es Jesús.
EL EVANGELIO DE LA PAZ. Hemos recibido paz en nuestros corazones que debemos guardar bien. Además, compartir el evangelio con otras personas se convierte en un arma que nos hace cada vez más fuertes en la fe. El evangelio es Jesús mismo.
LA SALVACIÓN. Nuestra salvación está asegurada en Cristo. Saberlo y vivir con ello nos defiende de muchos temores innecesarios sobre el futuro. Jesús es nuestra salvación.
LA FE. La fe en Jesús vence al mundo. Nuestra fe es de Dios, dada por Él, por lo tanto es suficientemente fuerte para resistir cualquier ataque o circunstancia. Firmes en la fe.
LA PALABRA DE DIOS. Es como una espada que nos hace tomar la iniciativa en la pelea contra los argumentos humanos, las fortalezas mentales y las vanas imaginaciones. Jesús es el Verbo de Dios.
LA ORACIÓN. Es un arma de largo alcance porque nos eleva hasta el Trono de la gracia para buscar la ayuda oportuna en cada caso. Debemos mantener una vida constante de oración.
LA ALABANZA. Alabar a Dios y darle gracias por todo confunde al enemigo. Nos hace mantener un corazón sano y alegre, no de quejas. Rompe muchas cadenas invisibles.
EL NOMBRE DE JESÚS. Se nos ha dado el derecho de usarlo. Es un Nombre de máxima autoridad en el mundo espiritual. No lo usemos en vano, sino en fe y autoridad.
LA SANGRE DE JESÚS. Levanta un muro de protección en nuestras vidas, cuyos límites no pueden ser traspasados por las tinieblas. Rociemos nuestras casas en fe con su sangre.
Dios nos ha dado todo un arsenal
de armas espirituales para que salgamos victoriosos en la batalla. El hombre
nuevo tiene que aprender a “pelear la buena batalla de la fe”. Esto no es algo
opcional.
Tenemos un enemigo real que no podemos ignorar y que usará todas las
artimañas necesarias para apartarnos de los caminos de Dios.
Por tanto, debemos conocer las armas espirituales
y su manejo, someternos a Dios, resistir al diablo y echarle fuera de nuestras
vidas, nuestras familias, nuestra iglesia, nuestra ciudad y nuestro país.
Todo
ello solo puede ser hecho en el Nombre de Jesús y desde una vida que confía
plenamente en él y en su palabra.
Has llegado al final de este sencillo Curso
Bíblico. Debo felicitarte nuevamente por tu constancia. También quiero decirte,
antes de terminar, que la vida espiritual que has recibido de Dios es una vida
que no puede ni debe esconderse o guardarse para sí mismo. Jesús no lo hizo.
Dios nuestro Padre quiere llevarnos a la eficacia y la productividad que trae
refrigerio y bendición a nuestra sociedad.
Así fue la vida de Jesucristo y así
debe ser la nuestra, porque ahora él vive en nosotros.
De cierto, de cierto os digo; que si el grano
de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho
fruto.
El que ama su vida, la perderá; y el que aborrece su vida en este mundo,
para vida eterna la guardará. Si alguno me sirve, sígame; y donde yo estuviere,
allí también estará mi servidor. Si alguno me sirviere, mi Padre le honrará”
(Juan, 12,24-26).
Querido amigo(a). Necesitas reconocer al
Padre, a tu hermano mayor (Jesucristo) y a la familia de la fe (la iglesia).
Debes estar unido a ellos para que juntos podamos influir poderosamente en este
mundo. Por ello te aconsejo, de todo corazón, que te integres personalmente en
una iglesia local (sí aún no lo estás); donde puedes seguir creciendo y
desarrollando lo que Dios te ha dado.
Querido amigo(a). Necesitas reconocer al Padre, a tu hermano mayor (Jesucristo) y a la familia de la fe (la iglesia).
ResponderBorrarDebes estar unido a ellos para que juntos podamos influir poderosamente en este mundo. Por ello te aconsejo, de todo corazón, que te integres personalmente en una iglesia local (sí aún no lo estás); donde puedes seguir creciendo y desarrollando lo que Dios te ha dado.