viernes, 11 de septiembre de 2015

La cuestión del clima

Francisco: “La cuestión del clima es una cuestión de justicia”
 
El papa Francisco recibió hoy en la Sala Clementina a unos trescientos participantes en la reunión promovida por la Fundación para el Desarrollo Sostenible “Justicia ambiental y cambios climáticos”, a quienes invitó a hacer todo lo posible “para que en las mesas en las que se busca resolver la única y compleja crisis socio-ambiental puedan hacer oír su voz los más pobres entre los países y entre los seres humanos: También éste es un deber de justicia ambiental”.
 
El papa Francisco recibió hoy en la Sala Clementina a unos trescientos participantes en la reunión promovida por la Fundación para el Desarrollo Sostenible “Justicia ambiental y cambios climáticos”, a la que asistieron referentes religioso, políticos, de la actividad económica, de la investigación científica, las organizaciones internacionales y quienes participan en la lucha contra la pobreza.

“No podemos olvidar las graves consecuencias sociales del cambio climático son los más pobres los que padecen las peores consecuencias.
 
Por eso... la cuestión del clima es una cuestión de justicia; y también de solidaridad, que no puede separarse nunca de la justicia.
 
La ciencia y tecnología ponen en nuestras manos un poder sin precedentes: es nuestro deber hacia la humanidad y en particular para las generaciones más pobres y futuras, usarlo para el bien común”, dijo el pontífice en su discurso.

“¿Conseguirá nuestra generación ser recordada por haber asumido con generosidad sus graves responsabilidades?”, se preguntó y agregó: “Aún en medio de las muchas contradicciones de nuestro tiempo, tenemos razones suficientes para nutrir la esperanza de ser capaces de lograrlo. Y debemos guiarnos por esta esperanza.
 
En el cumplimiento de esta tarea, desearía que cada uno de vosotros sintiera el gusto de participar en acciones que transmiten la vida. La alegría del Evangelio también habita aquí”.

El Papa sostuvo que “todos estamos llamados en primera persona a ser responsables y solidarios, a defender nuestra dignidad como personas y ciudadanos del mundo 'en virtud del papel que ocupamos en la familia, en el mundo del trabajo, de la economía y la investigación, en la sociedad civil y las instituciones', pero sin sacar de la manga 'recetas improbables' porque ninguno las tiene, sino más bien aportando al diálogo cuanto se ha aprendido.
 
A todos se nos pide una contribución para lograr un resultado que sólo puede ser el fruto de un esfuerzo conjunto. El gran enemigo, en este aspecto, es la hipocresía", subrayó.

Para ello, explicó, ese diálogo necesita inspirarse en una visión ''tan transparente como amplia, y proceder según un enfoque integral, pero también participativo, incluyendo a todos los interesados, también a los que fácilmente permanecen al margen de los procesos institucionales''.

En este sentido, Francisco dirigió una apremiante invitación a hacer todo lo posible “para que en las mesas en las que se busca resolver la única y compleja crisis socio-ambiental puedan hacer oír su voz los más pobres entre los países y entre los seres humanos: También este es un deber de justicia ambiental. Frente a la emergencia del cambio climático y con la vista puesta en los acontecimientos cruciales de los próximos meses -la aprobación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas a finales de este mes y, especialmente, la COP 21 en París al principio de diciembre-, propongo que este diálogo se convierta en una verdadera alianza para llegar a acuerdos ambientales globales realmente significativos y eficaces”.

''En este camino -finalizó- cuenten con mi apoyo personal y el de toda la Iglesia, empezando por el de la oración, indispensable.
 
Desde ahora ofrezco al Señor nuestro esfuerzo común, pidiéndole que lo bendiga, para que la humanidad escuche por fin el grito de la tierra -hoy nuestra madre tierra está entre los tantos excluidos que claman ayuda al Cielo.
 
Nuestra madre tierra es una excluida.- de nuestra madre y hermana, y de los más pobres entre los que lo habitan, y la cuidan. De esta manera, la creación se acercará cada vez más a la casa común que el único Padre imaginó como un don para la familia universal de sus criaturas”.+

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