sábado, 18 de julio de 2015

Quién puede interceder.


 

                           INTERCESORES CON CRISTO

 
 
 
 
 
 


“Él mismo ‘dio’ a unos el ser apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelizadores; a otros, pastores y maestros”  (Ef 4,11).

    Quién puede interceder

    Si sólo es posible ser intercesores en Cristo y desde Cristo, como vimos en el tema anterior, tenemos que aceptar que sólo podrán ser intercesores aquellos que a través de Cristo recibieron la salvación y la filiación divina que les comunica la vida de Dios, y además permanecen en Cristo.
 
    Dicho con otras palabras, todos los verdaderos discípulos de Cristo -y sólo ellos- pueden ser intercesores. Pero, ¿hablamos sólo de una posibilidad o son ya realmente intercesores? Si todavía no lo son es porque les falta conocimiento de la llamada del Señor o voluntad para dar una respuesta afirmativa.

    Todos los verdaderos cristianos recibimos del Señor una serie de llamadas, que por lo mismo son llamadas generales, como la llamada a la santidad, a la unidad, a la oración, etc.
 
  ¿Es la llamada a la intercesión una de esas llamadas generales? Sí, en efecto. Todos los cristianos somos llamados a interceder; por tanto todos podemos y debemos ser intercesores.
 
    Las palabras del Señor confirman esta llamada: “No me habéis elegido vosotros a mí sino que yo os he elegido a vosotros, y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y que vuestro fruto permanezca; de modo que todo lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo conceda” (Jn 15,16).

      Si los cristianos estamos respondiendo de verdad a esta gran llamada que nos hace el Señor, la Iglesia se parecerá a un gran ejército unido, poderoso, en marcha y temible, con moral de victoria. Si por el contrario, encontramos a ese mismo ejército parado, relajado, distraído y entretenido en naderías cuando la misión es apremiante, en vez de una visión sobrecogedora tendremos la imagen triste y desoladora de incapacidad y derrota.

     ¿La diferencia? Que cada uno de los cristianos ocupe su puesto y responda a la misión que el Señor le encomienda; en concreto, que seamos conscientes de la llamada a la intercesión e intercedamos.

     Pero así como en un ejército no todos son llamados al frente de batalla, sino que hay soldados que trabajan desde la retaguardia para el éxito del ejército que está en vanguardia, de la misma manera no todos recibimos la misma llamada a la intercesión o a interceder en el mismo grado.
 
    La intercesión es una llamada general, para todos los cristianos, pero también hay una llamada específica a la intercesión, que es una llamada a un ministerio, al ministerio intercesor.

    En el Cuerpo de Cristo hay diferentes ministerios que cooperan para el crecimiento de todo el Cuerpo, sirviendo a la comunidad cristiana. Uno de estos ministerios es el de intercesor. Pablo lo explica así: “Él mismo ‘dio’ a unos el ser apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelizadores; a otros, pastores y maestros, para el recto ordenamiento de los santos en orden a las funciones del ministerio, para edificación del Cuerpo de Cristo” (Ef 4,11-12).

     En el Antiguo Testamento tenemos ejemplos de hombres con un ministerio intercesor evidente, como Moisés, de quien se dice que ”mientras Moisés tenía alzadas las manos, prevalecía Israel” (Ex 17,11). O la profetisa Ana, que ”no se apartaba del Templo, sirviendo a Dios noche y día en ayunos y oraciones” (Lc 2,37).

     Del mismo modo que no tiene sentido que haya  generales en un ejército en el que no hay soldados, así también,  si no respondemos a la llamada general a la intercesión, le estamos cerrando las puertas al Señor para que pueda llamarnos y capacitarnos de forma más específica para la intercesión como ministerio.

Respuestas a la intercesión – Palabra profética


·         A un grupo de intercesores: El Señor les hace ver que su intercesión deben hacerla tan unidos a él que se convierta en su propia intercesión. Les pide que permanezcan en él absolutamente, sin fisuras, para que cada vez que intercedan sea él quien intercede en ellos. Quiere que desaparezcan y se identifiquen con él para ser uno en él. Al mismo tiempo les recuerda que la verdadera  intercesión la hizo él en la cruz. Palabra: No podéis separar amor, cruz e intercesión. Son tres realidades inseparables, Para permanecer en mí e interceder conmigo tenéis que estar vacíos de vosotros mismos,

·         Os quiero santos como yo soy santo. Mi corazón sufre por la falta de santidad de mis hijos, por la falta de santidad en mis llamados, en mis elegidos. La falta de santidad apaga el fuego del amor y la falta de amor apaga el fuego de la intercesión.


 

 

1 comentario:

  1. les recuerda que la verdadera intercesión la hizo él en la cruz. Palabra: No podéis separar amor, cruz e intercesión. Son tres realidades inseparables, Para permanecer en mí e interceder conmigo tenéis que estar vacíos de vosotros mismos,

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