jueves, 23 de julio de 2015

Dios no necesita nada del hombre, ni siquiera su adoración. Si Dios necesitara algo del hombre en términos absolutos, porque carecía de algo que el hombre podía darle, Dios no sería Dios.


                       LA ADORACIÓN ES NECESARIA


 
 
 


“Pedro le respondió: ‘Señor, ¿a quién vamos ir? Tus palabras dan vida eterna” (Jn 6,68).


 

     Dios no necesita nada del hombre, ni siquiera su adoración. Si Dios necesitara algo del hombre en términos absolutos, porque carecía de algo que el hombre podía darle, Dios no sería Dios. Sin embargo, Dios ha querido asociar al hombre a sus planes, Y siempre que esto ocurre es el hombre quien sale beneficiado. Dice Dios: “El cielo es mi trono, y la tierra el estrado de mis pies, ¿cómo pretendéis construirme una casa  o un lugar para que viva en él? Todo esto es obra de mis manos, todo es mío, oráculo del Señor” (Is 66,1-2).

 

     El hombre, creado por Dios para que tenga su plenitud en él, no puede pasar sin Dios. A veces podemos pensar lo contrario, cuando vemos tanta gente que parece prescindir de él. Sin embargo, nosotros -y tal vez ellos tampoco- no conocemos su verdadera situación. Lo mismo que hay enfermos que tienen externamente buen aspecto, hay mucha gente con ‘buena apariencia’ en sus vidas, pero con un gran vacío en su interior: es el vacío de Dios. Como el hambre se apaga con el alimento, la necesidad de Dios que todo hombre tiene por naturaleza, sólo Dios puede satisfacerla. En nuestra relación con Dios, el hombre es siempre el beneficiario de la misma, pues del hombre dice la Escritura: “¿Qué tienes que no hayas recibido?” (1 Co 4,7). Este principio es aplicable a la adoración por varias razones:

 

¨       porque la adoración nos relaciona con Dios de un modo profundo y cercano, para lo cual necesitamos que venga en nuestra ayuda y nos capacite para la adoración, ya que no somos capaces por nuestras propias fuerzas de presentarnos ante él dignamente;

¨       porque en nuestra adoración al Señor, cuando es correcta –en espíritu y verdad- él viene en nuestra ayuda y lleva a cabo su obra transformadora en nuestros corazones;

¨       porque la adoración es el momento más apropiado para presentarle nuestras necesidades, ya que la adoración es la plataforma ideal para la intercesión.

 

2.       Palabra profética

 

¨       "Si conocierais la transformación que hago en vosotros cuando os postráis a mis pies, como lobo hambriento que busca la comida o como pájaro que en el nido abre la boca para recibirla de su madre, así vendríais a la adoración. 
 
           Aquí puedo transformaros, aquí se inicia la gran obra de amor que tengo que realizar para que podáis ser instrumentos en mis manos. Sin mí no podéis hacer nada, sin mí vuestras obras serán vacías. Yo os he elegido para que las obras que realicéis sean las obras del Padre, las obras que le den gloria. }
 
            Postraos a mis pies, dejad que os transforme, no os resistáis, no ocultéis vuestro pecado, sacadlo a la luz para que mi sangre lo purifique; sólo mi sangre es capaz de borrar toda mancha; hasta aquella  que os parece imborrable, hasta aquella que vosotros mismos no os perdonáis, mi sangre la limpia. Os he elegido, pero dejadme grabar en vuestro corazón esta llamada: postraos a  mis pies".

¨       “Necesitáis estar postrados a mis pies, necesitáis permanecer junto a mí. Aquí os fortalezco, aquí os preparo, aquí os transformo. Mirad que las dificultades que os esperan son grandes, mirad que las batallas que vais a tener que enfrentar cada día son duras.
 
           Sólo resistirán los que permanezcan en mí, sólo resistirán los que, postrados a mis pies, sean revestidos de mi fuerza y de mi poder. Permaneced en pie. Velad y orad”.

¨       “Éste es el lugar que debéis ocupar, esto es lo que debéis hacer. No lo necesito yo, lo necesitáis vosotros”.

1 comentario:

  1. “Necesitáis estar postrados a mis pies, necesitáis permanecer junto a mí. Aquí os fortalezco, aquí os preparo, aquí os transformo. Mirad que las dificultades que os esperan son grandes, mirad que las batallas que vais a tener que enfrentar cada día son duras.



    Sólo resistirán los que permanezcan en mí, sólo resistirán los que, postrados a mis pies, sean revestidos de mi fuerza y de mi poder. Permaneced en pie. Velad y orad”.

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