jueves, 9 de julio de 2015

LOS ANGELES SON UN DON DE DIOS PARA NOSOTROS


Daniel  10

            1          El año tercero de Ciro, rey de Persia, una palabra fue revelada a Daniel, por sobrenombre Beltsassar. Palabra verdadera: gran lucha. El comprendió la palabra; le fue dada en visión su inteligencia.

            2          En aquel tiempo, yo, Daniel, hice penitencia durante tres semanas:

            3          no comí alimento sabroso; ni carne ni vino entraron en mi boca, ni me ungí, hasta el término de estas tres semanas.

            4          El día veinticuatro del primer mes, estando a orillas del río grande, el Tigris,

 

              5        levanté los ojos para ver. Vi esto: Un hombre vestido de lino, ceñidos los lomos de oro puro:

            6          su cuerpo era como de crisólito,          su rostro, como el aspecto del relámpago,          sus ojos como antorchas de fuego,          sus brazos y sus piernas como el fulgor del bronce             bruñido,          y el son de sus palabras como el ruido de una             multitud.

            7          Sólo yo, Daniel, contemplé esta visión: los hombres que estaban conmigo no veían la visión, pero un gran temblor  les invadió y huyeron a esconderse.

              8        Quedé yo solo contemplando esta gran visión; estaba sin fuerzas; se demudó mi rostro, desfigurado, y quedé totalmente sin fuerzas.

            9          Oí el son de sus palabras y, al oírlo, caí desvanecido, rostro en tierra.

            10        En esto una mano me tocó, haciendo castañear mis rodillas y las palmas de mis manos.

            11        Y me dijo: «Daniel, hombre de las predilecciones, comprende las palabras que voy a decirte, e incorpórate, porque yo he sido enviado ahora donde ti.» Al decirme estas palabras me incorporé temblando.

              12      Luego me dijo: «No temas, Daniel, porque desde el primer día en que tú intentaste de corazón comprender y te humillaste delante de tu Dios, fueron oídas tus palabras, y precisamente debido a tus palabras he venido yo.

            13        El Príncipe del reino de Persia me ha hecho resistencia durante veintiún días, pero Miguel, uno de los Primeros  Príncipes, ha venido en mi ayuda. Le he dejado allí junto a los reyes de Persia

            14        y he venido a manifestarte lo que le ocurirá a tu pueblo al fin de los días. Porque hay todavía una visión para  esos días.»

              15      Al decirme estas palabras, di con mi rostro en tierra y quedé en silencio;

            16        y he aquí que una figura de hijo de hombre me tocó los labios. Abrí la boca para hablar y dije a aquel que estaba  delante de mí: «Señor mío, ante esta visión la angustia me invade y ya no tengo fuerzas.

            17        Y ¿cómo este siervo de mi Señor podría hablar con mi Señor, cuando ahora las fuerzas me faltan y ni aliento me queda?»

            18        El que tenía aspecto de hombre me tocó de nuevo y me reanimó.

              19      Me dijo: «No temas, hombre de las predilecciones; la paz sea contigo, cobra fuerza y ánimo.» Y, mientras me hablaba, me sentí reanimado y dije: «Hable mi Señor, porque me has confortado.»

            20        Me dijo entonces: «¿Sabes por qué he venido donde ti? Y ahora volveré a luchar con el Príncipe de Persia: cuando  haya terminado, verás que viene el Príncipe de Yaván.

            21        Pero voy a revelarte lo que está consignado en el Libro de la Verdad. Nadie me presta ayuda para esto, excepto Miguel, vuestro Príncipe,

Daniel  12

            1          «En aquel tiempo surgirá Miguel, el gran Príncipe que defiende a los hijos de tu pueblo. Será aquél un tiempo de  angustia como no habrá habido hasta entonces otro desde que existen las naciones. En aquel tiempo se salvará tu pueblo: todos los que se encuentren inscritos en el Libro.

            2          Muchos de los que duermen en el polvo de la tierra se despertarán, unos para la vida eterna, otros para el oprobio, para el horror eterno.

            3          Los doctos brillarán como el fulgor del firmamento, y los que Atrás

 

Daniel  12

            1          «En aquel tiempo surgirá Miguel, el gran Príncipe que defiende a los hijos de tu pueblo. Será aquél un tiempo de  angustia como no habrá habido hasta entonces otro desde que existen las naciones. En aquel tiempo se salvará tu pueblo: todos los que se encuentren inscritos en el Libro.

            2          Muchos de los que duermen en el polvo de la tierra se despertarán, unos para la vida eterna, otros para el oprobio, para el horror eterno.

            3          Los doctos brillarán como el fulgor del firmamento, y los que enseñaron a la multitud la justicia, como las estrellas, por toda la eternidad.

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