martes, 14 de julio de 2015

Satán fue al principio un ángel bueno, creado por Dios.




 

LA CAÍDA DE LOS ÁNGELES

 

Satán tentó a Eva diciéndole: “seréis como dioses”. ¿Sería ése el deseo que él no pudo resistir?

 
 ¿En qué consistió el pecado de los ángeles? Los ángeles fueron creados buenos. La enseñanza tradicional de la Iglesia sostiene que Satán fue al principio un ángel bueno, creado por Dios.

El diablo y los otros demonios fueron creados todos por Dios con una naturaleza buena, pero ellos se hicieron a sí mismos malos.

Anterior al pecado de los hombres es el pecado de los ángeles (cf. 2 P 2,4), consistente en la libre elección de estos espíritus creados, que rechazaron a Dios y su Reino de modo radical e irrevocable, tal vez porque quisieron ser como Dios.

Parece ser que los ángeles fueron sometidos a una prueba de carácter moral. El hecho de que el mundo de los espíritus puros aparezca dividido en buenos y malos es resultado del ejercicio de su libertad y decisiones distintas.
 
La caída de los ángeles fue el resultado de una elección libre, que en los seres espirituales es mucho más profunda y responsable que en el hombre debido a la superior capacidad de su inteligencia.
 
Los espíritus puros fueron sometidos a una prueba de carácter moral en relación a Dios mismo, al que conocían de modo más profundo que el hombre.
 
Cuando los ángeles fueron puestos a prueba, una parte de ellos, en uso de la libertad que tenían, se rebelaron contra su Creador.
 
El principal fue Lucifer, también llamado Satanás. Por orgullo, rechazaron a Dios y su verdad, convirtiéndose desde entonces en enemigos de Dios y de su creación.

§  El profeta Ezequiel menciona el orgullo como la esencia del pecado: “Así dice el Señor: ’¡Oh!, tu corazón se ha engreído y has dicho: ‘Soy un dios, estoy sentado en un trono divino, en el corazón de los mares’”. (Ez 28,2).

§   El profeta Isaías insiste en el mismo motivo: el afán de llegar a lo más alto, de colocarse al nivel de Dios y convertirse en su competidor es lo que ha cegado a Lucifer: “Habías dicho en tu corazón: ‘Al cielo voy a subir, por encima de las estrellas de Dios alzaré mi trono, y me sentaré en el Monte de la Reunión, en el extremo norte. Subiré a las alturas del nublado, me asemejaré al Altísimo” (Is 14,13-14). ¿Es que no sabía él en su gran sabiduría que “la arrogancia precede a la ruina; el espíritu altivo a la caída?” (Pr 16,18).

§   El empuje de la soberbia hace olvidar a Lucifer que ha sido creado con un fin concreto: servir a Dios y darle culto. Todas las criaturas del universo deben dar culto a su Creador en la medida de su capacidad, en particular las criaturas inteligentes como los ángeles. De aquí que Dios esperara la alabanza que le debían los ángeles, como está escrito: “Bendecid al Señor, ángeles suyos, héroes potentes, ejecutores de sus órdenes, en cuanto oís la voz de su palabra. Bendecid al Señor, todas sus huestes, servidores suyos, ejecutores de su voluntad” (Sal 103,20-21). Lucifer, movido por su soberbia, pagado de sí mismo, decidió que quería recibir la alabanza que sólo a Dios correspondía: Al cielo voy a subir, por encima de las estrellas de Dios alzaré mi trono, (Ez 28,12). Pero el efecto fue contrario al que esperaba.

§  Lucifer escogió el camino equivocado, porque está escrito que “el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado” (Mt 23,12). El camino correcto fue elegido por el Mesías que “se humilló a sí mismo, obedeciendo hasta la muerte y muerte de cruz. Por lo cual Dios le exaltó y le otorgó el Nombre, que está sobre todo nombre” (Flp 2,8-9). Pero Lucifer quiso ensalzarse a sí mismo. Resultado: “Al seol has sido precipitado, a lo más hondo del pozo” (Is 14,15). Jesús fue ensalzado porque, olvidándose de sí mismo y de su gloria, puso sus ojos en el Padre y vivió para servirle: “El que me ha enviado está conmigo: no me ha dejado solo, porque yo hago siempre lo que le agrada a él” (Jn 8,29). Pero Lucifer pensó en sí mismo y en su exaltación. Por eso fue echado abajo.

§  Uno de los servicios más excelsos de los ángeles es la adoración. En la visión de Juan “los veinticuatro Ancianos se postran ante el que está sentado en el trono y adoran al que vive por los siglos de los siglos, y arrojan sus coronas delante del trono diciendo: ‘Eres digno, Señor y Dios nuestro, de recibir la gloria, el honor y el poder, porque tú has creado el universo; por tu voluntad, no existía y fue creado’ “(Ap 4,10-11).
 
  Pero Satanás, al querer ser como Dios, soñó con ser adorado como él. Tanto lo deseó que hasta intentó que Jesús se postrara ante él. Resultado: Tuvo que oír de nuevo el mandato: “Al Señor tu Dios adorarás, y sólo a él darás culto” (Mt 4,10).

§  En 1 Tm 3,6 se alude a la soberbia que fue la causante de su caída. Al hablarle a Timoteo de las cualidades que ha de tener aspirante a epíscopo, Pablo advierte del peligro de la soberbia y pone al Diablo como ejemplo: “Que no sea neófito, no sea que, llevado por la soberbia, caiga en la misma condenación del Diablo” (1 Tm 3,6).

Los efectos que produjo en los ángeles su pecado fueron terribles:

·         Antes de su caída permanecían en la verdad, pero al caer pasaron de la verdad a la mentira. Jesús dijo del Diablo: Este era homicida desde el principio, y no se mantuvo en la verdad, porque no hay verdad en él; cuando dice la mentira, dice lo que le sale de dentro, porque es mentiroso y padre de la mentira“ (Jn 8,44).     

·         Desde entonces intenta levantar a los hombres contra Dios y atraparlos bajo su poder por el pecado. San Juan lo identifica con el pecado y dice: “Quien comete el pecado es del Diablo, pues el Diablo peca desde el principio. El Hijo de Dios se manifestó para deshacer las obras del Diablo” (1 Jn 3,8).

·         Rota la relación con Dios, los que se rebelaron contra Dios fueron expulsado de su presencia. En la visión de Juan se hace mención de ejércitos de ángeles caídos: “Se entabló una batalla en el cielo: Miguel y sus Ángeles combatieron con el Dragón. También el Dragón y sus Ángeles combatieron” (Ap 12,7).

§  Y el apóstol Pedro habla del destino que les aguarda: “Dios no perdonó a los Ángeles que pecaron, sino que, precipitándolos en los abismos tenebrosos del Tártaro, los entregó para ser custodiados hasta el Juicio” (2 P 2,4).

1 comentario:

  1. Uno de los servicios más excelsos de los ángeles es la adoración. En la visión de Juan “los veinticuatro Ancianos se postran ante el que está sentado en el trono y adoran al que vive por los siglos de los siglos, y arrojan sus coronas delante del trono diciendo: ‘Eres digno, Señor y Dios nuestro, de recibir la gloria, el honor y el poder, porque tú has creado el universo; por tu voluntad, no existía y fue creado’ “(Ap 4,10-11).



    Pero Satanás, al querer ser como Dios, soñó con ser adorado como él. Tanto lo deseó que hasta intentó que Jesús se postrara ante él. Resultado: Tuvo que oír de nuevo el mandato: “Al Señor tu Dios adorarás, y sólo a él darás culto” (Mt 4,10).

    ResponderBorrar