El mundo tiene necesidad de un tratamiento con
la Palabra de Dios.
Es por eso que en vivimos en forma especial,
cada mes, una Palabra de Vida tomada de la
Biblia.
Una sola podría transformar el mundo
y todos la podemos vivir,
porque Jesús es la luz de cada hombre.
Este mes non proponemos transformar en vida
esta Palabra que te compartimos.
Te invitamos a que lo intentes con nosotros.
Te aseguramos que vas a experimentar una
transformación en tu vida.
Palabra
de vida
"Es más fácil que un camello pase por el
ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de Dios"
(Mt 19, 24).
La imagen es fuerte, paradójica como en el estilo
semítico. Entre la riqueza y el reino de Dios hay incompatibilidad y es inútil
querer aguar una enseñanza que encontramos muchas veces en la predicación de
Jesús, como cuando dice, por ejemplo, que no se puede servir a Dios y al
Dinero. O cuando parece pedirle al joven rico renuncias imposibles para el
hombre pero no para Dios.
Pero tratemos de comprender el verdadero sentido de
esta Palabra observando cómo el mismo Jesús se comportaba con los ricos.
Jesús frecuenta también a personas de situación
acomodada. A Zaqueo, que da solamente la mitad de sus bienes, le dice:
"Hoy ha llegado la salvación a esta casa". Además, los Hechos de los
Apóstoles dan testimonio de que, en la Iglesia primitiva, la comunión de los
bienes era espontánea y libre.
Sin embargo, dice:
¿Y por qué?
Los bienes de esta tierra, al no ser un mal en sí
mismos, no se deben despreciar, pero hay que usarlos bien.
No es la mano, sino el corazón, el que tiene que estar
alejado de ellos. Se trata de saberlos utilizar para el bien de los demás.
Quien es rico, lo es para los demás
"Es más fácil que un
camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de
Dios".
Sin embargo, alguien podría decir: yo no soy rico para
nada, así que estas palabras no son para mí.
Hay que estar atentos. La pregunta que, consternados,
le dirigieron los discípulos a Cristo enseguida después de haber hecho esta
afirmación, fue: "Entonces, ¿quién podrá salvarse?". Esto dice
claramente que, de alguna manera, estas palabras estaban dirigidas a todos.
También uno que ha dejado todo para seguir a Cristo
puede tener el corazón apegado a mil cosas. También un pobre que blasfema
porque se le toca su atado puede ser un rico delante de Dios.
No se volvió a mirar atrás.
Parecía que para él las riquezas nunca hubieran existido. Donó todos sus bienes
y también su vida. Mientras realizaba un acto de caridad por un joven encontró
la muerte en un lago, a sólo 33 años. Allí, sobre la orilla, una lápida que lo
recuerda tiene escritas estas palabras suyas: "He elegido a Dios solo, y
ninguna otra cosa".
Es seguro que cuando se presentó ante Jesús, éste no
tuvo que recordarle: "Es más fácil que un camello pase por el ojo de una
aguja, que un rico entre en el Reino de Dios".
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