miércoles, 15 de julio de 2015

ISRAEL



 
 
           LOS HIJOS DE ISRAEL Y EL PLAN DE DIOS

Génesis 21 a 23; Lucas 22 a 24

Ezequiel 36 y 37; Zacarías 8

Dios visita a su pueblo

Cuatrocientos años habían pasado desde que Dios había hablado a su pueblo por medio del profeta Malaquías, el último
profeta del Antiguo Testamento. Este profetizó acerca del mensajero del Señor que vendría antes del Mesías:"He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí; y  vendrá súbitamente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis..." (Malaquías 3,1)

El mensajero acerca del cual profetizó Malaquías fue Juan el Bautista. Juan preparó el camino para Jesús, predicándole a
la gente que se arrepintiera, porque el Señor ya venía:"Viene tras mí el que es más poderoso que yo, a quien no soy digno de desatar  encorvado la correa de su calzado." (Marcos 1,7)

El pueblo respondió a la predicación de Juan, arrepintiéndose de sus pecados y bautizándose:"Y salía a él Jerusalén, y toda Judea, y toda la provincia de alrededor del  Jordán, y eran bautizados por él en el Jordán, confesando sus pecados." (Mateo 3,5, 6)

El rechazo del Salvador

Cuando Jesús nació, los judíos llevaban siglos de esperar al Mesías. Ahora anhelaban más que nunca la su venida porque
se encontraban bajo el dominio de los romanos y esperaban que el Salvador los liberara. Sin embargo, Jesús vino para librarlos de un enemigo aún más implacable que los romanos: el pecado y la muerte.

Aunque los judíos no se creían perfectos, tampoco se daban cuenta de cuánto necesitaban un salvador. A los líderes
religiosos les daba rabia que Jesucristo les dijera que necesitaban arrepentirse. Como no quisieron escuchar, Jesús
denunció sus maldades públicamente.
 
Reconociendo que Jesús representaba una amenaza a sus prácticas corruptas, ellos conspiraron contra El para matarlo: "Entonces los sacerdotes, los escribas, y los ancianos del pueblo se reunieron en el patio del sumo sacerdote llamado Caifás, y tuvieron consejo para prender  con engaño a Jesús, y matarle.
 
Pero decían: No durante la fiesta, para que no se haga alboroto en el pueblo." (Mateo 26,3-5)

Los conspiradores lograron incitar al pueblo en contra de Jesús. El gobernador romano Pilato intentó librarlo, pero la
muchedumbre clamó "¡crucifícale!¡crucifícale!"

Pilato no quería tener parte en la muerte de un hombre inocente, pero los judíos respondieron: "Su sangre sea sobre
nosotros y sobre nuestros hijos." (Mateo 27,25)

Los judíos no comprendieron la severidad del castigo que les sobrevendría por haber dado muerte al Hijo de Dios.

Cuarenta años después de la crucifixión Jesús se rebelaron contra el imperio romano, pero la rebelión fue aplastada en la
forma más sangrienta.

Miles de judíos murieron cuando Jerusalén fue tomada. Los romanos, queriendo eliminar para siempre la posibilidad de
otra sublevación semejante, destruyeron a la ciudad y llevaron cautivos a muchos judíos a los diferentes países del imperio para venderlos como esclavos.

 ¿Desechó Dios a su pueblo?

La crucifixión del Hijo de Dios fue un crimen tan grave que algunos han concluido que debido a él, Dios desechó definitivamente a su pueblo.
 
La destrucción de Jerusalén y la dispersión de los judíos parecerían apoyar esta idea.
 
Sin embargo, el apóstol Pablo la negó enfáticamente:  "Digo, pues: ¿Ha desechado Dios a su pueblo? En ninguna manera. Porque también  yo soy israelita, de la descendencia de Abraham, de la tribu de Benjamín.
 
No ha desechado Dios a su pueblo, al cual desde antes conoció...Así que en cuanto al evangelio, son enemigos por causa de vosotros; pero en cuanto a la elección, son amados por causa de los padres. Porque irrevocables son los dones y el
llamamiento de Dios." (Romanos 11,1, 2, 28, 29)

 Siglos antes, Jeremías había proclamado la misma enseñanza: "Así ha dicho Dios, que da el sol para luz del día, las leyes
de la luna y de las estrellas para luz de la noche, que parte el mar, y braman sus ondas; Dios de los ejércitos es su nombre:
Si faltaren estas leyes delante de mí, dice  Dios, también la descendencia de Israel faltará para no ser nación delante de
mí eternamente.

Así ha dicho Dios: Si los cielos arriba se pueden medir, y explorarse abajo los fundamentos de la tierra, también yo desecharé toda la descendencia de Israel por todo lo que hicieron, dice Dios."  (Jeremías 31,35-37)

Los judíos siguen siendo el pueblo de Dios en forma incondicional e irrevocable, a pesar de sus rebeliones y
desobediencia.

Un pueblo sin hogar

Dios había advertido a los judíos que si le desobedecieran, serían esparcid por todo el mundo:"Si no cuidares de poner por obra todas las palabras de esta ley...Dios te esparcirá por todos los pueblos, desde un extremo de la tierra hasta otro
extremo...Y ni aun entre estas naciones descansarás...y tendrás tu vida como algo que prende delante de ti, y estarás temeroso de noche y de día, y no  tendrás seguridad de tu vida." (Deuteronomio 28:58-66)

A partir de la toma de Jerusalén en el año 70 de nuestra era, Israel no volvió a tener tierra propia sino hasta el año 1948.
 
Sobrevivió casi 1900 años en el exilio!

Los judíos han sido perseguidos constantemente a través de la historia en casi todos los países adonde llegaron.
 
Fueron desterrados de España en 1492, y durante los últimos dos siglos han sufrido mucha persecución en Europa.

Esta persecución llegó a su colmo durante la segunda guerra mundial, cuando Hitler intentó borrar a los judíos de la faz
de la tierra. Seis millones de ellos fueron asesinados en los campos de concentración. Esto demuestra la verdad de la
profecía de Deuteronomio ya citada, acerca de las bendiciones y maldiciones.

El regreso a Israel

Después del horror que vivieron durante la guerra, muchos judíos comenzaron a volver a su tierra. Aunque hubo
oposición de parte de las naciones árabes a su alrededor, la nación moderna de Israel se estableció el 14 de mayo de 1948.
 
Esto sucedió de acuerdo con la profecía bíblica: "Porque yo estoy contigo para salvarte, dice Dios, y destruiré a las
naciones entre las cuales te esparcí; pero a ti no te destruiré, sino que te castigaré  con justicia; de ninguna manera te
dejaré sin castigo." (Jeremías 30:11) "Yo os tomaré de las naciones, y os recogeré de todas las tierras, y os traeré
a vuestro país." (Ezequiel 36:24)

El regreso de los judíos a su tierra después de tanto tiempo y a pesar de tantos esfuerzos para destruirlos demuestra
conclusivamente que siguen siendo el pueblo escogido y que la palabra de Dios es confiable.

El futuro de Israel

Desde la proclamación del estado de Israel en 1948, ha habido cuatro guerras y muchos otros conflictos menores entre
Israel y las naciones árabes. Los árabes hablan públicamente de su deseo de aniquilar al estado judío. Sin embargo, Dios
no ha  dejado que su pueblo sea destruido.
 
Esta conspiración fue profetizada en la Biblia: "Han dicho: Venid y destruyámoslos para que no sean nación, y no haya
más  memoria del nombre de Israel." (Salmos 83,4)

La Biblia nos avisa de que más problemas van a estremecer a Israel antes del conflicto final, cuando Dios enviará a
Jesucristo para salvar a los judíos de sus enemigos: "Y Dios rugirá desde Sion, y dará su voz desde Jerusalén, y temblarán
los cielos y la tierra; pero Dios será la esperanza de su pueblo, y la fortaleza de los hijos de Israel." (Joel 3,16)

Cuando Jesucristo vuelva para rescatar a los judíos de sus enemigos, por fin le reconocerán como su Mesías: "Y mirarán a
mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por el
primogénito."  (Zacarías 12,10)

Entonces, Jerusalén será la capital del reino de Dios y los judíos serán honrados en vez de ser despreciados y perseguidos.
 
En aquel tiempo, el mundo entero se dará cuenta de que son el pueblo escogido de Dios: "Y vendrán muchos pueblos y
fuertes naciones a buscar a Dios de los ejércitos en Jerusalén, y a implorar el favor de Dios. Así ha dicho Dios de los ejércitos: En aquellos días acontecerá que diez hombres de las naciones de toda  lengua tomarán del manto a un judío, diciendo: Iremos con vosotros, porque hemos oído que Dios está con vosotros." (Zacarías 8,22, 23)

1 comentario:

  1. En aquel tiempo, el mundo entero se dará cuenta de que son el pueblo escogido de Dios: "Y vendrán muchos pueblos y

    fuertes naciones a buscar a Dios de los ejércitos en Jerusalén, y a implorar el favor de Dios. Así ha dicho Dios de los ejércitos: En aquellos días acontecerá que diez hombres de las naciones de toda lengua tomarán del manto a un judío, diciendo: Iremos con vosotros, porque hemos oído que Dios está con vosotros." (Zacarías 8,22, 23)

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