sábado, 11 de julio de 2015

EL PAPA A LOS SEMINARISTAS...

Gratuidad y Memoria. Servicio y Alegría















El paso del Papa Francisco por el Ecuador será recordado por muchos instantes, gestos, palabras.  Por su mensaje integral en el que todos caben. Pero lo vivido en el Santuario Nacional Mariano de El Quinche en su encuentro con el clero, los religiosos, las religiosas y los seminaristas tuvo un sabor especial.

Como estaba previsto el Papa tenía unas palabras para dirigirle a esta porción del pueblo de Dios en este tramo de su viaje, pero dijo así al auditorio que interrumpía el aire, cálido y soleado, con sus continuos aplausos:

“En estos dos días que estuve en contacto con ustedes, noté que había algo raro en el pueblo ecuatoriano. ¿Qué tiene este pueblo de distinto?  Se lo pregunté a Jesús varias veces en la oración. Todo esto de riqueza, de piedad viene de haber tenido la valentía (porque fueron momentos muy difíciles) de consagrar la nación al corazón de Cristo y después al corazón de María.  De esa consagración siento como que les viene esa gracia que tienen ustedes, esa piedad, lo que los hace distintos. Custodien eso.

”Tengo un discurso preparado pero no tengo ganas de leer. Después háganlo público. (aplausos).

”Dijo la Virgen: ‘Hágase en mí’ y ‘Hagan lo que Él les diga’. María no protagonizó nada: ‘discipuleó’ toda su vida. Tenía conciencia de gratuidad por eso dijo ‘hagan’, que se manifieste la gratuidad de Dios.

”Ustedes no pagaron entrada para ir al seminario: no se lo merecieron. Todo es gratuito. Toda la vida de un seminarista, un religioso, una religiosa, un sacerdote y de los obispos tiene que ir por el camino de la gratuidad. Todo viene de Vos. Somos objeto de la gratuidad de Dios. Si nos olvidamos esto, lentamente nos vamos haciendo importantes, nos vamos apartando de la base, de lo que María nunca se apartó: de la gratuidad de Dios.

”Un consejo. Todos los días, mejor a la noche, mirando a Jesús le decimos: ‘Todo me lo diste gratis’ y nos volvemos a situar.
”San Juan Pablo II── tenía un estilo de pensamiento circular, era profesor, un hombre de Dios── en la Redemptoris Mater expresó que quizás María, en el momento de la cruz, hubiera tenido ganas de decir ‘¿Y este es el que iba a salvar a Israel? Me engañaron’.
”Todas las noches resitúense en la gratuidad y digan ‘hagan’ y ‘gracias porque todo me lo diste Vos’.

”Una segunda cosa es que cuiden la salud, pero sobre todo cuiden de no caer en una enfermedad peligrosa: no caigan en el Alzheimer espiritual, no pierdan la memoria, sobre todo la ‘memoria de dónde me sacaron’. No se olviden de dónde los sacaron, no renieguen de las raíces.

”San Pablo intuía eso de perder la memoria y le da consejos pastorales a Timoteo: ‘No te olvides de la fe que tenía tu abuela y tu madre’.

”No te sientas promovido. La gratuidad es una gracia que no puede convivir con la promoción. Cada seminarista, religioso que entra en carrera humana empieza a impregnarse de Alzheimer espiritual.
”Entonces, les comparto dos principios: todos los días renueven el sentimiento de gratuidad, ninguno la merecemos, y pídanle la gracia de no perder la memoria. Es muy triste cuando uno ve a un consagrado que se olvida de su lengua.

”Esos dos principios, si los viven todos los días, los van a hacer vivir con dos actitudes:

  1. El servicio.
”Dios me eligió para servir. Servir y no hacer otra cosa, también cuando estamos cansados, cuando la gente me harta. Nos tenemos que dejar hartar porque ningún momento nos pertenece. Lo que recibiste gratis, dalo gratis. Y por favor: no cobren la gracia. Que nuestra pastoral sea gratuita.
  1. El gozo y la alegría.
”Son un regalo de Jesús. Él nos los da si no nos olvidamos de esas dos columnas: la gratuidad y no perder la memoria de dónde nos sacaron.

”Ustedes podrían decir: ‘Usted nos habló de que la receta de nuestro pueblo era la consagración al Sagrado Corazón…’. Yo les propongo otra que está en la misma línea: Él se abajó, se hizo pobre y nos enriqueció con su pobreza.

”Hagamos memoria de las maravillas que hizo el Señor en nuestras vidas. Y que el Señor siga bendiciendo a este pueblo ecuatoriano a quienes ustedes tienen que servir”.

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