Discurso del Santo Padre Francisco
durante su Encuentro con Movimientos Populares en Bolivia
9 de Julio del 2015
Hermanos, Hermanas. Buenas tardes a todos.
durante su Encuentro con Movimientos Populares en Bolivia
9 de Julio del 2015
Hermanos, Hermanas. Buenas tardes a todos.
Hace algunos meses nos reunimos en Roma y tengo presente ese primer Encuentro nuestro. Durante este tiempo los he llevado en mi corazón y en mis oraciones. Me alegra verlos de nuevo aquí, debatiendo los Mejores Caminos para superar las graves situaciones de injusticia que sufren los excluidos en todo el Mundo. Gracias Señor Presidente Evo Morales por acompañar tan decididamente este Encuentro.
Aquella vez en Roma sentí algo muy lindo: Fraternidad, Garra, Entrega, Sed de Justicia. Hoy, en Santa Cruz de la Sierra, vuelvo a sentir lo mismo. Gracias por eso. También he sabido por medio del Pontificio Consejo Justicia y Paz que preside el Cardenal Turkson, que son muchos en la Iglesia los que se sienten más cercanos a los Movimientos Populares. ¡Me alegra tanto! Ver la Iglesia con las puertas abiertas a todos Ustedes, que se involucre, acompañe y logre sistematizar en cada Diócesis, en cada Comisión de Justicia y Paz, una colaboración real, permanente y comprometida con los Movimientos Populares. Los invito a todos, Obispos, Sacerdotes y Laicos, junto a las Organizaciones Sociales de las periferias urbanas y rurales, a profundizar ese Encuentro.
Dios permite que hoy nos veamos otra vez. La Biblia nos recuerda que Dios escucha el clamor de su Pueblo y quisiera yo también volver a unir mi voz a la de Ustedes: “Las famosas tres T”: Tierra, Techo y Trabajo para todos nuestros Hermanos y Hermanas. Lo dije y lo repito: son Derechos Sagrados. Vale la pena, vale la pena luchar por ellos. Que el clamor de los excluidos se escuche en América Latina y en toda la Tierra.
Primero de todo.
1. Empecemos reconociendo que necesitamos un cambio. Quiero aclarar, para que no haya malos entendidos, que hablo de los problemas comunes de todos los latinoamericanos y, en general también de toda la Humanidad. Problemas que tienen una matriz global y que hoy ningún Estado puede resolver por sí mismo. Hecha esta aclaración, propongo que nos hagamos estas preguntas:
- ¿Reconocemos que las cosas no andan bien en un Mundo donde hay tantos Campesinos sin Tierra, tantas Familias sin Techo, tantos Trabajadores sin Derechos, tantas Personas heridas en su Dignidad?
- ¿Reconocemos que las cosas no andan bien cuando estallan tantas guerras sin sentido y la violencia fratricida se adueña hasta de nuestros barrios?
¿Reconocemos que las cosas no andan bien cuando el Suelo, el Agua, el Aire y todos los Seres de la Creación están bajo permanente amenaza?
Entonces, digámoslo sin miedo: necesitamos y queremos un cambio.
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