miércoles, 15 de julio de 2015

"Del amor de Yahvé está llena la tierra" (Sal 33,5).


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                               ¿MANDATO O AMOR?





 
                  
"Inmediatamente Moisés cayó rostro a tierra" (Ex 34,8)

¿Qué había sucedido para que Moisés se postrara? Estaba en el Sinaí, "el Señor descendió sobre una nube y se quedó allí junto a él, y Moisés invocó el nombre del Señor.
 
Entonces pasó el Señor delante de Moisés clamando: 'El Señor, el Señor; un Dios clemente y compasivo, paciente, lleno de amor y fiel, que mantiene su amor eternamente'" (Ex 34.5-7).
 
Dios se muestra a Moisés como amor y Moisés le adora.

* Cuando los hombres nos relacionamos con Dios podemos encontrarnos con el gran dilema que se repite en tantos hombres: pensar en un Dios opresor o descubrir al Dios verdadero.
 
El primer descubrimiento, o mejor dicho, el primer criterio que suele adquirir el hombre cuando recibe nociones acerca de Dios es el de que Dios quiere atarnos y obligarnos a hacer lo que a él le place, saltándose la libertad que él mismo ha concedido al hombre.
 
Quien así piensa ve en Dios al dictador que quiere esclavizarlo.

* Cuando el hombre busca de verdad a Dios, llega a descubrir que Dios "se complace en el amor" (Mi 7,18), que el amor y la misericordia de Dios hacia el hombre son al mismo tiempo un océano sin fondo y sin orillas y el móvil de sus mandatos al hombre, al que enseña los caminos de salvación que le conducen hacia la plenitud de vida y felicidad.
 
El salmista lo dice con claridad: "Del amor de Yahvé está llena la tierra" (Sal 33,5). Y el autor del libro de la Sabiduría va más allá y busca las razones por las que hemos de confesar que Dios es amor y trata todo con amor: "Te compadeces de todos, porque todo lo puedes, y disimulas los pecados de los hombres para que se arrepientan.
 
Amas a todos los seres y nada de lo que hiciste aborreces, pues, si algo odiases, no lo habrías hecho. Y ¿cómo habría permanecido algo que no hubieses querido? ¿Cómo se habría conservado lo que no hubieses llamado?  Mas tú con todas las cosas eres indulgente porque son tuyas, Señor que amas la vida" (Sb 11,23-26).

Si el hombre se queda con la perspectiva de un Dios tirano, verá en él a alguien de quien necesita huir; pero, si logra profundizar en la verdad y la grandeza de Dios, si llega a descubrir quién es y que su actitud en relación al hombre es sólo de amor, que su amor lo llena todo y que hasta es capaz de tratar nuestros pecados desde la perspectiva del amor y la misericordia, la adoración dejará de ser un mandato o una carga y pasará a ser un privilegio personal de Dios para él, porque la verá como una ocasión que el Dios de amor le ofrece para acercarse a él y gustar sus delicias.     

Dice el Señor

 * "Es mi amor el que os permite estar en mi presencia.  Es mi amor el que os coloca entre los ángeles y los santos para adorarme con ellos. Es mi amor el que, pasando por alto vuestro pecado, os sitúa entre ellos para adorarme con ellos. Es mi amor el que cubre vuestro pecado, el que os permite estar postrados ante mí".

* Visión de una persona apaleada, con magulladuras, sucia, con heridas en los pies y de alguien que la está curando. Luego siguen estas palabras: "Así os trato yo cuando os postráis delante de mí; soy yo quien venda vuestras heridas, el que limpia vuestra cuerpo y purifica vuestra persona; ¿no es un privilegio poder acudir a mí con vuestros pies doloridos?
 
Aquí estáis compartiendo conmigo mi sufrimiento por la humanidad. Os he elegido para participar conmigo de mi cruz, pero tenéis el privilegio de que sea yo quien os limpie, quien vende vuestras heridas y quien os quite el polvo del camino. Vivid la llamada a la adoración como el gran regalo de amor que os quiero hacer a vosotros".

1 comentario:

  1. Si el hombre se queda con la perspectiva de un Dios tirano, verá en él a alguien de quien necesita huir; pero, si logra profundizar en la verdad y la grandeza de Dios, si llega a descubrir quién es y que su actitud en relación al hombre es sólo de amor, que su amor lo llena todo y que hasta es capaz de tratar nuestros pecados desde la perspectiva del amor y la misericordia, la adoración dejará de ser un mandato o una carga y pasará a ser un privilegio personal de Dios para él, porque la verá como una ocasión que el Dios de amor le ofrece para acercarse a él y gustar sus delicias.

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