domingo, 2 de agosto de 2015

adorar con humildad


ADORAR CON HUMILDAD





 

“Delante de la gloria va la humildad” (Pr 15,33).

 
Reflexión

Para adorar con humildad es necesario que antes seamos humildes, porque la humildad no se improvisa.
 
La cualidad de humilde se corresponde con la virtud de la humildad y es mucho más que hacer una acto de humildad. La virtud significa hábito y continuidad, mientras que un acto de humildad es algo esporádico y circunstancial, que puede no proceder de un corazón humilde.

¨       Adorar con humildad es estar como criaturas ante el Señor, es abrirle el corazón para recibir el calor de su amor, conscientes de que lo necesitamos y de que sólo él nos lo puede dar; pero al mismo tiempo, y porque reconocemos nuestra indignidad, nos postramos con agradecimiento de pobres, porque no tenemos que pagar para participar en el gran don de la adoración.

¨Estar en humildad ante Dios es estar disponibles, con el corazón en paz y en disponibilidad para hacer en todo la voluntad de Dios, mientras estamos a la espera de conocerla, o reconociendo que somos indignos hasta de que el Dios Altísimo se acuerde de nosotros para hacernos objeto de su voluntad en algo.

¨Adorar al Señor en humildad es buscarlo con los ojos del corazón, abiertos por la fuerza de la fe, sostenidos por la esperanza de los bienes que nos aguardan e iluminados por el amor con que él nos está amando.

¨Adorar en humildad es saberse indignos como pecadores y, al mismo tiempo, dignos por la dignidad que el Padre nos ha concedido al hacernos hijos por su Espíritu y amados en el Hijo.

¨Adorar con humildad es estremecerse con estremecimiento de amor al no poder corresponder dignamente a la misericordia con que somos admitidos ante el Trono de gloria y de majestad del Altísimo.

¨Adorar con humildad es perderse en la adoración universal de la creación, ofrecida por los cuatro Vivientes al que “está sentado en el trono" (Ap 4,2), y proclamar a una voz con ellos: “Santo, Santo, Santo, Señor Dios Todopoderoso, Aquel que era, que es y que va a venir" (Ap 4,8); y postrarse luego con los Ancianos “ante el que vive por los siglos de los siglos" (Ap 4,10) repitiendo también con temor y temblor de criatura sus palabras: “Eres digno, Señor y Dios nuestro, de recibir la gloria, el honor y el poder" (Ap 4,11).

¨Adorar con humildad es estar postrados ante el trono de gloria y de majestad sin mirar, sin hablar y sin pensar, mientras se derrama el corazón ante el Todopoderoso que está en su gloria y la vida se inflama en la llama de amor con que el Señor de la gloria nos envuelve y penetra hasta lo más profundo de nuestro ser.

¨Adorar con humildad es permanecer ante el Santo con la paz que dan estas palabras que su Espíritu nos sugiere: “Un corazón contrito y humillado, oh Dios, no lo desprecias” (Sal 51,19).

¨Adorar con humildad es confesarse indigno ante el Altísimo y postrar todo el ser, “espíritu, alma y cuerpo” (1 Ts 5,23) mientras el corazón se sale del tiempo intentando abrazar la eternidad para no dejar nunca ya de adorar “al que vive por los siglos de los siglos” (Ap 4,9).

Palabra profética

¨ Palabra durante la adoración: “Cuando vivís la verdadera humildad, mi gloria se refleja en vosotros”.

¨ Visión: Personas a la entrada de un túnel a las que se invita a entrar. En él hay mucha gente dispuesta a apedrearlas, escupirlas, insultarlas y hasta matarlas en cuanto entren.
 
    Las personas se resisten a entrar. Al final del túnel hay una gran luz, y allí está el Señor con los brazos extendidos, esperándolas y llamándolas.
 
    Y les dice: “Ésta es la verdadera humildad: estar disponibles para recorrer ese tramo del camino aun a costa de dejar vuestra propia vida. ¿Estáis dispuestos para recorrerlo? Yo os espero al final".
 
 
 
 

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2 comentarios:

  1. Las personas se resisten a entrar. Al final del túnel hay una gran luz, y allí está el Señor con los brazos extendidos, esperándolas y llamándolas.



    Y les dice: “Ésta es la verdadera humildad: estar disponibles para recorrer ese tramo del camino aun a costa de dejar vuestra propia vida. ¿Estáis dispuestos para recorrerlo? Yo os espero al final".

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  2. Adorar con humildad es permanecer ante el Santo con la paz que dan estas palabras que su Espíritu nos sugiere: “Un corazón contrito y humillado, oh Dios, no lo desprecias” (Sal 51,19).


    ¨Adorar con humildad es confesarse indigno ante el Altísimo y postrar todo el ser, “espíritu, alma y cuerpo” (1 Ts 5,23) mientras el corazón se sale del tiempo intentando abrazar la eternidad para no dejar nunca ya de adorar “al que vive por los siglos de los siglos” (Ap 4,9).

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