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https://youtu.be/dRH_M-e5FJY
La Misa Criolla y la fiesta de la Virgen de Guadalupe en el Vaticano, América Latina en el centro de la escena. América Latina: su cultura, su historia y su fe.
El día 12 de diciembre, la Iglesia Católica celebra la fiesta religiosa latinoamericana por excelencia: la Virgen de Guadalupe.
El acontecimiento guadalupano es una estupenda síntesis histórica, social, cultural y teológica del encuentro entre los pueblos originarios de América y la fe cristiana, ocurrido hace más de quinientos años.
En Guadalupe se percibe el deseo y la posibilidad real de mostrar cómo se puede asumir lo esencial del mensaje cristiano aún sin el ropaje propio de la cultura europea desde la cual llegó en el siglo XVI a estas tierras.
Ya en el siglo XX, a mediados de los años 60, la Iglesia se debatía en el Concilio Vaticano II en la búsqueda de la reforma y renovación que necesitaba para “aggiornarse” a los tiempos actuales.
En Argentina, mientras tanto, Ariel Ramírez presentaba su “Misa Criolla”, una obra musical que sigue los textos litúrgicos que se rezan en la Misa con ritmos musicales folclóricos argentinos.
El arte logró interpretar y expresar la profundidad de la búsqueda y el deseo del Concilio.
Éste 12 de diciembre de 2014 en la Basílica de San Pedro en el Vaticano, el Papa Francisco celebra el día de la Virgen de Guadalupe con la música de la Misa Criolla.
Un acontecimiento de alto valor simbólico y significativo que pone a América Latina en el centro de la escena. Quizás desde este evento podamos pensar una suerte de elogio latinoamericano.
Desde su llegada al pontificado, Jorge Bergoglio, se fue convirtiendo en un líder respetado y admirado por los fieles católicos pero también mucho más allá de la institución eclesial.
El Papa latinoamericano es indudablemente un nuevo referente para el mundo.
Se ve algo novedoso en él y en su modo de ejercer el liderazgo. Algo novedoso que cautiva y atrae.
Hace algunas semanas, el Papa fue invitado al Parlamento Europeo, allí dijo uno de los discursos que -a mi juicio- es de los más importantes de su pontificado.
El Papa en Estrasburgo habló haciendo un crudo diagnóstico de la realidad cultural europea y propuso el “humanismo cristiano” como instancia superadora de la crítica situación actual.
Aquí mismo, al comentar el discurso decíamos que entender a Europa como un mero espacio geográfico sería perderse lo sustancial del mensaje del Papa.
Se trata en realidad de una advertencia sobre el modo actual de vivir de eso que llamamos Occidente.
En ese panorama, y aunque a primera vista a alguno pudiera parecerle un absurdo, a Latinoamérica le toca hoy aportar sus riquezas como caminos de superación para la crisis global que vivimos.
América Latina es una de las regiones más ricas de la tierra.
Tiene todos los climas, tiene capacidad de producir materias prima; posee fuentes de energía todavía no descubiertas, múltiples riquezas naturales y climáticas y un bioambiente aún no dañado en gran parte de su territorio.
Sin problemas demográficos, ni por exceso ni por defecto, sin conflictos culturales internos, ni odios viscerales ni regionalismos, sin fundamentalismos religiosos ni violencia enquistada.
Sin conflictos migratorios o de xenofobia. Una amplia región con unidad de lengua (salvo excepciones pequeñas y entendiendo el idioma portugués como una lengua permeable al diálogo); con una asumida diversidad de culturas, vividas en pacífica armonía.
Una región emergente y con enormes y quizás insospechadas posibilidades de crecimiento.
Pero la mayor riqueza de la región lo constituye su pueblo, con su fe y su cultura.
El pueblo latinoamericano transcurre su camino en la historia con dos constantes: la búsqueda del reconocimiento de la dignidad humana (que muchas veces ha surgido y surge a partir del escándalo de la desigualdad y la exclusión que son flagelos urgentes y graves en estas tierras), y la vivencia de la fe cristiana, lo religioso y lo trascendente, en el marco de la cultura popular.
La conciencia de la dignidad humana y la apertura a la fe trascendente, son dos pilares culturales que protegen a América Latina del materialismo y del individualismo que socavan los cimientos de cualquier entramado social.
Cuando se piensa en América Latina se puede caer en la tentación del desaliento si sólo se consideran los aspectos difíciles que existen y que claman por una solución urgente. Hay grandes temas pendientes, es verdad.
Y son urgencias. Pero también es necesario ampliar la perspectiva y obtener una mirada amplia de la realidad latinoamericana que nos permita valorar las enormes riquezas y posibilidades que hay en nuestra región.
Creo que estamos ante otro gesto profético de Francisco, un hacer que dice mucho más de lo que se ve.
La Misa Criolla del extremo sur de América Latina, la fiesta de la Virgen de Guadalupe, de su extremo norte, ambos como polos que unen y contienen a toda la región.
Un encuentro de la fe, la historia y el arte de Latinoamérica celebrados en Roma, en el corazón de eso que llamamos Occidente. Como si quisiera decir el Papa a todo el mundo que América Latina, “el continente de la esperanza” empezara a ser para el mundo una luz hacia la cual hay que mirar…
La Misa Criolla y la fiesta de la Virgen de Guadalupe en el Vaticano, América Latina en el centro de la escena. América Latina: su cultura, su historia y su fe.
El día 12 de diciembre, la Iglesia Católica celebra la fiesta religiosa latinoamericana por excelencia: la Virgen de Guadalupe.
El acontecimiento guadalupano es una estupenda síntesis histórica, social, cultural y teológica del encuentro entre los pueblos originarios de América y la fe cristiana, ocurrido hace más de quinientos años.
En Guadalupe se percibe el deseo y la posibilidad real de mostrar cómo se puede asumir lo esencial del mensaje cristiano aún sin el ropaje propio de la cultura europea desde la cual llegó en el siglo XVI a estas tierras.
Ya en el siglo XX, a mediados de los años 60, la Iglesia se debatía en el Concilio Vaticano II en la búsqueda de la reforma y renovación que necesitaba para “aggiornarse” a los tiempos actuales.
En Argentina, mientras tanto, Ariel Ramírez presentaba su “Misa Criolla”, una obra musical que sigue los textos litúrgicos que se rezan en la Misa con ritmos musicales folclóricos argentinos.
El arte logró interpretar y expresar la profundidad de la búsqueda y el deseo del Concilio.
Éste 12 de diciembre de 2014 en la Basílica de San Pedro en el Vaticano, el Papa Francisco celebra el día de la Virgen de Guadalupe con la música de la Misa Criolla.
Un acontecimiento de alto valor simbólico y significativo que pone a América Latina en el centro de la escena. Quizás desde este evento podamos pensar una suerte de elogio latinoamericano.
Desde su llegada al pontificado, Jorge Bergoglio, se fue convirtiendo en un líder respetado y admirado por los fieles católicos pero también mucho más allá de la institución eclesial.
El Papa latinoamericano es indudablemente un nuevo referente para el mundo.
Se ve algo novedoso en él y en su modo de ejercer el liderazgo. Algo novedoso que cautiva y atrae.
Hace algunas semanas, el Papa fue invitado al Parlamento Europeo, allí dijo uno de los discursos que -a mi juicio- es de los más importantes de su pontificado.
El Papa en Estrasburgo habló haciendo un crudo diagnóstico de la realidad cultural europea y propuso el “humanismo cristiano” como instancia superadora de la crítica situación actual.
Aquí mismo, al comentar el discurso decíamos que entender a Europa como un mero espacio geográfico sería perderse lo sustancial del mensaje del Papa.
Se trata en realidad de una advertencia sobre el modo actual de vivir de eso que llamamos Occidente.
En ese panorama, y aunque a primera vista a alguno pudiera parecerle un absurdo, a Latinoamérica le toca hoy aportar sus riquezas como caminos de superación para la crisis global que vivimos.
América Latina es una de las regiones más ricas de la tierra.
Tiene todos los climas, tiene capacidad de producir materias prima; posee fuentes de energía todavía no descubiertas, múltiples riquezas naturales y climáticas y un bioambiente aún no dañado en gran parte de su territorio.
Sin problemas demográficos, ni por exceso ni por defecto, sin conflictos culturales internos, ni odios viscerales ni regionalismos, sin fundamentalismos religiosos ni violencia enquistada.
Sin conflictos migratorios o de xenofobia. Una amplia región con unidad de lengua (salvo excepciones pequeñas y entendiendo el idioma portugués como una lengua permeable al diálogo); con una asumida diversidad de culturas, vividas en pacífica armonía.
Una región emergente y con enormes y quizás insospechadas posibilidades de crecimiento.
Pero la mayor riqueza de la región lo constituye su pueblo, con su fe y su cultura.
El pueblo latinoamericano transcurre su camino en la historia con dos constantes: la búsqueda del reconocimiento de la dignidad humana (que muchas veces ha surgido y surge a partir del escándalo de la desigualdad y la exclusión que son flagelos urgentes y graves en estas tierras), y la vivencia de la fe cristiana, lo religioso y lo trascendente, en el marco de la cultura popular.
La conciencia de la dignidad humana y la apertura a la fe trascendente, son dos pilares culturales que protegen a América Latina del materialismo y del individualismo que socavan los cimientos de cualquier entramado social.
Cuando se piensa en América Latina se puede caer en la tentación del desaliento si sólo se consideran los aspectos difíciles que existen y que claman por una solución urgente. Hay grandes temas pendientes, es verdad.
Y son urgencias. Pero también es necesario ampliar la perspectiva y obtener una mirada amplia de la realidad latinoamericana que nos permita valorar las enormes riquezas y posibilidades que hay en nuestra región.
Creo que estamos ante otro gesto profético de Francisco, un hacer que dice mucho más de lo que se ve.
La Misa Criolla del extremo sur de América Latina, la fiesta de la Virgen de Guadalupe, de su extremo norte, ambos como polos que unen y contienen a toda la región.
Un encuentro de la fe, la historia y el arte de Latinoamérica celebrados en Roma, en el corazón de eso que llamamos Occidente. Como si quisiera decir el Papa a todo el mundo que América Latina, “el continente de la esperanza” empezara a ser para el mundo una luz hacia la cual hay que mirar…
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Un encuentro de la fe, la historia y el arte de Latinoamérica celebrados en Roma, en el corazón de eso que llamamos Occidente. Como si quisiera decir el Papa a todo el mundo que América Latina, “el continente de la esperanza” empezara a ser para el mundo una luz hacia la cual hay que mirar…
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