domingo, 2 de agosto de 2015

El que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.


                    CAMINANDO EN NOVEDAD DE VIDA
     
 
 
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Salmos 119; Filemón

 Gálatas 6; Hebreos 12

Cuando somos bautizados nacemos de nuevo. A Nicodemo, que vino a él de noche, Jesús le dijo:"El que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios." (Juan 3,3)

Jesús siguió explicándole que no estaba pensando en el nacimiento natural, sino en un nacimiento espiritual. Dice en Juan 3,6: "Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es."

Cuando nace un bebé, empieza una nueva vida. Y así, cuando nosotros somos bautizados empezamos una nueva vida - una vida "en Cristo."

El apóstol Pablo nos dice en 2 Corintios 5,17: "...si alguno está en Cristo, nueva criatura es."

Si nosotros hemos de crecer en Jesucristo, tenemos que hacer nuestra parte, esforzándonos continuamente. Si no hacemos el esfuerzo, ese "hombre viejo" al cual habíamos renunciado cuando nos bautizamos volverá a dominarnos.

Ayuda en el camino

Si tuviésemos que luchar solos nunca podríamos crecer en Cristo. Pero Dios nos ha dado todo lo que necesitamos para nuestro crecimiento espiritual.

Nos ha dado el gran privilegio de venir a él en oración por medio del Señor Jesucristo. Podemos confiarle todas nuestras dificultades, alegrías y tristezas, viniendo a él con reverencia y suplicándole su ayuda en el nombre de Jesús.

También nos ha dado su Palabra, la Biblia. No podríamos tener guía mejor; nos enseñará más sobre los caminos de Dios; nos ayudará a actuar como él quisiera que actuáramos, y a crecer en ese "nuevo hombre" en Cristo. Leemos en 2 Timoteo 3,16 que "Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para  redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que  el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra."

 Dios nos ha dado la capacidad de meditar en su Palabra y sus principios.

En el libro de Proverbios leemos acerca del hombre: "Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él."
Proverbios 23,7)

Si dejamos que nuestras mentes se ocupen más y más de las cosas de Dios, gradualmente seremos mejores hombres y mujeres.

Creyendo y actuando

La lectura de la Biblia, las oraciones y la meditación nos ayudarán a hacer las cosas correctas. Alguien dijo a Jesús cierta vez: "Maestro, ¿Cuál es el gran mandamiento en la ley?" (Mateo 22:36) Leemos la contestación de Jesús en vers. 37-39:
 "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y gran mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo."

Estos mandamientos no son fáciles de guardar. Sólo seremos capaces de amar a Dios con todo nuestro corazón, alma y mente si nos acordamos permanentemente de lo mucho que Dios nos ama, y lo mucho que ha hecho por nosotros.

El ha hechos grandes cosas por nosotros. ¿Cómo podemos pagar nuestra gran deuda con él? Nosotros no podemos hacer nada por él.

Pero, ¿Qué nos manda Jesús en el segundo mandamiento?  "Amarás a tu prójimo como a ti mismo."

 Aquí sí hay algo que podemos hacer. Podemos ayudar a otras personas, mostrándoles bondad y amor como Dios nos los ha manifestado a nosotros.

La cosa más importante que podemos hacer para otros es comunicarles las buenas nuevas del reino de Dios, en las cuales nosotros hemos llegado a creer.

Así como Dios nos ha invitado a guardar sus principios y a compartir las alegrías de su reino, debemos nosotros invitar a los demás a compartir el tesoro que hemos encontrado.

Jesús dijo en cierta ocasión:"Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con  vosotros, así también haced vosotros con ellos." (Mateo 7,12)

Dios aceptará los actos de amor que mostremos a nuestro prójimo como si fueran hechos a él. Esto es lo que podemos hacer para agradecerle su amor para con nosotros.

El discípulo y el mundo

Hay muchas cosas en el mundo actual que son impías. Por ejemplo, hay muchos libros y películas que rápidamente inclinan nuestras mentes a cosas impuras; y a veces éstas nos atraen mucho. Pero, por lo mucho que nos atraigan, debemos dejarlas, porque de lo contrario nos alejarán de Dios.

El no tomar parte de los placeres que no son de Dios, puede significar la pérdida de algunos amigos, porque ellos no comprenderán por qué rehusamos ahora hacer cosas de que anteriormente gozábamos.

Pero encontraremos muchos amigos nuevos; pues todos aquellos que, como nosotros, se han separado del mundo serán congregados en uno. Serán hijos de Dios, y hermanos y hermanas en Cristo.

Recordando a Jesús

El bautismo nos da un nuevo comienzo. Cuando somos bautizados, entramos en el camino angosto que nos lleva al reino de Dios. Pero todavía somos muy humanos y fácilmente olvidamos lo mucho que hizo Jesús por nosotros cuando murió en la cruz.

Jesús sabía cuán fácilmente sus discípulos olvidarían sus enseñanzas y su ejemplo; así que les ordenó hacer algo para acordarse de él. Busque el evangelio de Lucas, capítulo 22, y lea los versículos 14 al 20. Este es el relato de lo que se llama comúnmente "la última cena," porque es la última comida que hizo Jesús con sus discípulos antes de morir.

Vea cómo el pan y el vino eran para recordar la forma en que pronto daría su vida por ellos.

Les dijo:"Haced esto en memoria de mí." (vers. 19)  Ahora lea 1 Corintios 11 vers. 23 al 28. Los primeros cristianos se
reunían cada primer día de la semana para recordar a Jesús en la manera que el les ordenó.

Los verdaderos discípulos del Señor aún se reúnen como lo hacían los primeros cristianos (y por lo general el domingo es el día más conveniente), para partir el pan y beber el vino, recordando cómo el cuerpo de Jesús fue quebrantado y su sangre derramada por ellos.

A medida que crezcamos en Cristo, el recordar a Jesús en esta forma llegará a ser cada vez más importante para nosotros, ayudándonos a estar conscientes de que él siempre está con nosotros.

Usted debe decidirse

Y así, cuando usted termine de leer estas lecciones, será como una persona que está de pie frente a un indicador de ruta. Un camino, como usted sabe, va a la muerte. El otro a la vida. Por el camino de la vida viajan aquellos que creen en la palabra de Dios, y han sido bautizados en Cristo.

3 comentarios:

  1. Usted debe decidirse


    Y así, cuando usted termine de leer estas lecciones, será como una persona que está de pie frente a un indicador de ruta. Un camino, como usted sabe, va a la muerte. El otro a la vida. Por el camino de la vida viajan aquellos que creen en la palabra de Dios, y han sido bautizados en Cristo.


    Jesús mismo está con ellos a medida que viajan. ¿Se unirá usted también a ellos? ¿Será bautizado en Cristo? Recuerde que Jesús dijo: "El que creyere y fuere bautizado, será salvo." (Marcos 16,16)

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  2. La cosa más importante que podemos hacer para otros es comunicarles las buenas nuevas del reino de Dios, en las cuales nosotros hemos llegado a creer.

    Así como Dios nos ha invitado a guardar sus principios y a compartir las alegrías de su reino, debemos nosotros invitar a los demás a compartir el tesoro que hemos encontrado.

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  3. ¿Qué nos manda Jesús en el segundo mandamiento? "Amarás a tu prójimo como a ti mismo."


    Aquí sí hay algo que podemos hacer. Podemos ayudar a otras personas, mostrándoles bondad y amor como Dios nos los ha manifestado a nosotros.


    La cosa más importante que podemos hacer para otros es comunicarles las buenas nuevas del reino de Dios, en las cuales nosotros hemos llegado a creer.

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