Origen
Desde el comienzo
de la Renovación Carismática Católica en 1967 en la Universidad de Duquesne y
poco después en la Universidad de Notre Dame, Indiana, hubo una respuesta
inmediata a la acción del Espíritu Santo quien suscitó el nacimiento de las
Comunidades de Alianza. La primera comunidad de este tipo fue la “Comunidad de la
Palabra de Dios” en Ann Arbor, Michigan.
Surgió poco después la
Comunidad “Espada
del Espíritu” que reúne a varias comunidades alrededor del mundo como la
comunidad “El Gozo
del Señor”de Bogotá, Colombia.
Hoy en día
existen muchas Comunidades de Alianza o similares, esparcidas en todo el mundo.
Algunas comunidades famosas son la “Comunidad de las Bienaventuranzas”, y la “Comunidad del Emmanuel”
de origen francés.
La Comunidad “Espada del Espíritu” de origen norteamericano
y que cuenta con ramas en varios países de América Latina, la“Comunidad Canción
Nueva” de Brasil y las
Comunidades “Santísima Trinidad” y“Convivencias con Dios” de
origen argentino. En México la Comunidad de Alianza que ha tenido mayor empuje,
estabilidad y reconocimiento de parte de la jerarquía ha sido la“Comunidad Nueva
Alianza” de San Luis Potosí. La mayoría de estas comunidades fueron
fundadas por los pioneros de la Renovación Carismática en sus respectivos
países.
La agrupación más
grande de Comunidades de Alianza a nivel internacional es la“Fraternidad Católica
de Comunidades Carismáticas de Alianza”, cuyos estatutos han sido aprobados
por el Pontificio Consejo de Laicos y que actualmente preside Matteo Calisi.
Este organismo no es directivo sino que tiene como finalidad dar auge y animar
a las Comunidades que pertenecen a él respetando la identidad de cada una.
¿Qué son?
La visión de las Comunidades de Alianza siempre ha sido la de establecer centros donde se moldeen las vidas de las personas en un ambiente de fe (estilo de vida) y asegurar que se lleve a cabo eficazmente la evangelización y la construcción del Reino (apostolado).
La visión de las Comunidades de Alianza siempre ha sido la de establecer centros donde se moldeen las vidas de las personas en un ambiente de fe (estilo de vida) y asegurar que se lleve a cabo eficazmente la evangelización y la construcción del Reino (apostolado).
Lo que hace
diferente a las Comunidades de Alianza de los grupos de oración o de otro tipo
de grupos carismáticos es la estabilidad del compromiso de sus miembros quienes
se comprometen temporalmente o de por vida, mediante una “alianza” (con Dios y
con los hermanos de la comunidad).
La formulación y la duración de la
alianza varía en cada Comunidad. Esta alianza se inspira en las diferentes
alianzas que encontramos en la Biblia: las alianzas con Dios (Génesis 15, 1-18;
Éxodo 18, 3-6) o las alianzas entre personas -que quedaban unidas como por
lazos de sangre- (1 Samuel 18, 1-4; 2 Samuel 3, 12-39; 2 Samuel 5, 1-3) o en la
alianza matrimonial (Malaquías 2, 14-16; Mateo 19, 4-10; Efesios 5, 28-32).
¿Son todas
iguales?
Las Comunidades
Carismáticas de Alianza son diferentes entre sí. No es posible unificar o
uniformar a todas las Comunidades debido a una variedad de razones, incluyendo
las orientaciones culturales y teológicas, entre otras.
Las dos constantes
comunes a todas son: la promoción del estilo de vida cristiano y el compromiso
apostólico. El estilo de vida abarca la oración, personal y comunitaria.
El
apostolado depende de la inspiración del Espíritu para cada comunidad: unas
estarán enfocadas en la evangelización, otras en la oración y en la vida
espiritual y otras en la acción social.
Además el
Espíritu Santo ha hecho surgir muchas otras comunidades similares a estas
Comunidades Carismáticas de Alianza, por lo mismo hoy se suele hablar de
“Nuevas Comunidades” o de “Nuevas formas de vida evangélica” que, aunque no
estén ligadas al origen de la Renovación Carismática Católica o a la
experiencia del Espíritu tal como se vive en la Renovación, se experimentan a
sí mismas como una realidad surgida del soplo del Espíritu.
Las Comunidades
Carismáticas de Alianza se caracterizan por su “espiritualidad carismática” que
se distingue por la alabanza carismática unida al Sacramento de la Eucaristía y
a otras formas de devoción católica.
La mayoría de las comunidades de Alianza
ejercitan el acompañamiento espiritual como un elemento esencial de su estilo
de vida.
Los miembros de las comunidades de alianza saben por experiencia que
el acompañamiento y el cuidado pastoral acompañan inseparablemente el
desarrollo de nuestra espiritualidad y de nuestras actividades, de otro modo,
serían estériles o cualquier fruto sería inconsistente. Estamos llamados a dar
frutos que perduren (Juan 15, 8).
¿Y qué dice
la Iglesia?
“La originalidad
de las nuevas comunidades consiste frecuentemente en el hecho de que se trata
de grupos compuestos de hombres y mujeres, clérigos y laicos, de casados y
célibes, que siguen un estilo particular de vida (…)
Estas nuevas asociaciones
de vida evangélica no son alternativas a las precedentes instituciones (…); son
también un don del Espíritu para que la Iglesia siga a su Señor en una perenne
dinámica de generosidad, atenta a las llamadas de Dios que se manifiestan a
través de los signos de los tiempos.” (Juan Pablo II, Vita Consecrata Nº 62)
El Papa Francisco – Discurso del Papa a la Renovación
El Papa Francisco – Discurso del Papa a la Renovación
También el agua sea bienvenida, porque la hizo el Señor. Aprecio tanto la respuesta que han dado a mi invitación que les hice en el mes de enero pasado para venir aquí en la plaza de San Pedro.
Gracias por esta entusiasta y calurosa respuesta. El año pasado en el estadio compartí con los presentes algunas reflexiones que me gustaría recordar hoy, porque siempre es importante recordar. La memoria. La identidad de movimiento carismático católico, de la cual nació la asociación Renovación en el Espíritu. Lo haré con las palabras del cardenal Leon joseph Suenens, gran protector de la Renovación carismática, así como lo describe en el segundo libro de sus memorias.
En primer lugar en este libro recuerda la extraordinaria figura de una mujer, que tanto hizo por el movimiento carismático. Era su colaboradora que tenía la confianza y afecto del papa Pablo VI. Me refiero a Veronica O’brien, que le pidió al cardenal que vaya a Estados Unidos para ver que es lo que estaba sucediendo, para ver con sus ojos lo que consideraba obra del Espíritu Santo.
“La originalidad de las nuevas comunidades consiste frecuentemente en el hecho de que se trata de grupos compuestos de hombres y mujeres, clérigos y laicos, de casados y célibes, que siguen un estilo particular de vida (…)
ResponderBorrarEstas nuevas asociaciones de vida evangélica no son alternativas a las precedentes instituciones (…); son también un don del Espíritu para que la Iglesia siga a su Señor en una perenne dinámica de generosidad, atenta a las llamadas de Dios que se manifiestan a través de los signos de los tiempos.” (Juan Pablo II, Vita Consecrata Nº 62)