lunes, 3 de agosto de 2015

Hambre de eternidad

Francisco: "Sólo Jesús sacia el hambre de eternidad que llevamos dentro"
 
 
Es decir, trabajen, busquen la salvación, el encuentro con Dios”.
 
Ante una plaza de San Pedro colmada de turistas y peregrinos congregados para escuchar la palabra del Santo Padre antes del rezo del ángelus, el Pontífice invitó a superar las preocupaciones cotidianas pensando en el encuentro con Dios.
 
El papa Francisco reflexionó este domingo, que luego de la multiplicación de los panes, narrada en el Evangelio de san Juan, la gente lo sigue buscando por el pan material pero “Jesús habla de otro alimento, habla de un alimento que no es perecedero, sino que permanece hasta la Vida eterna, el que les dará el Hijo del hombre’.
 
Es decir, trabajen, busquen la salvación, el encuentro con Dios”.

Ante una plaza de San Pedro colmada de turistas y peregrinos congregados para escuchar la palabra del Santo Padre antes del rezo del ángelus, el Pontífice invitó a superar las preocupaciones cotidianas pensando en el encuentro con Dios.

El Santo Padre recordó que “en este domingo continúa la lectura del capítulo sexto del Evangelio de Juan.
 
Después de la multiplicación de los panes, la gente se había puesto a buscar a Jesús y finalmente lo encuentra en Cafarnaúm”.

Jesús, explicó el Papa, comprende bien el motivo de tanto entusiasmo en el seguirlo y lo revela con claridad: ‘Les aseguro que ustedes me buscan, no porque vieron signos, sino porque han comido pan hasta saciarse’”.

“En realidad, aquellas personas lo siguen por el pan material que el día anterior había mitigado su hambre, cuando Jesús había multiplicado los panes; no han comprendido que aquel pan, partido para tantos, para muchos, era la expresión del amor de Jesús mismo. Dieron más valor a aquel pan que a su donador”.

Francisco indicó que “ante esta ceguera espiritual, Jesús evidencia la necesidad de ir más allá del don, y descubrir, conocer al donador. Dios es el don, también el donador, es lo mismo”.

“Y así, de aquel pan, aquel gesto, la gente puede encontrar aquello que lo da, que es Dios. Invita a abrirse a una perspectiva que no es solamente aquella de las preocupaciones cotidianas del comer, del vestir, del éxito, de la carrera”.

Francisco señaló que “Jesús habla de otro alimento, habla de un alimento que no es perecedero y que está bien buscar y acoger.
 
Él exhorta: ‘Trabajen, no por el alimento perecedero, sino por el que permanece hasta la Vida eterna, el que les dará el Hijo del hombre’. Es decir, trabajen, busquen la salvación, el encuentro con Dios”.

Con estas palabras, continuó, Jesús “nos quiere hacer entender que, además del hambre físico el hombre lleva en sí mismo otro hambre – todos nosotros llevamos este hambre - un hambre más importante, que no puede ser saciado con un alimento ordinario”.

“Se trata del hambre de vida, el hambre de eternidad que sólo Él puede saciar, porque es ‘el pan de Vida’”.

El Papa subrayó que “Jesús no elimina la preocupación y la búsqueda del alimento cotidiano, no.
 
No elimina la preocupación de todo lo que puede hacer la vida más desarrollada”.

“Pero Jesús nos recuerda que el verdadero significado de nuestro existir terreno está al final, en la eternidad, está en el encuentro con Él, que es don y donador, y nos recuerda también que la historia humana con sus sufrimientos y sus alegrías debe ser vista en un horizonte de eternidad, es decir, en aquel horizonte del encuentro definitivo con Él”.

Francisco aseguró que este encuentro con Jesús “ilumina todos los días de nuestra vida.
 
Si nosotros pensamos en este encuentro, en este gran don, los pequeños dones de la vida, incluso los sufrimientos, las preocupaciones serán iluminados por la esperanza de este encuentro”.

El Papa recordó que Jesús dice “Yo soy el pan de Vida. El que viene a mí jamás tendrá hambre; el que cree en mí jamás tendrá sed”.

Esta, dijo el Santo Padre, “es la referencia a la Eucaristía el don más grande que sacia el alma y el cuerpo.
 
Encontrar y recibir en nosotros a Jesús, ‘pan de Vida’, da significado y esperanza al camino a menudo tortuoso de la vida”.

“Pero este ‘pan de Vida’ nos es dado con una tarea, es decir, para que podamos, a su vez, saciar el hambre espiritual y material de los hermanos, anunciando el Evangelio por doquier.
 
Con el testimonio de nuestra actitud fraterna y solidaria hacia el prójimo, hagamos presente a Cristo y su amor en medio de los hombres”.

Al concluir, Francisco expresó su deseo de “que la Virgen Santa nos sostenga en la búsqueda y en el seguimiento de su Hijo Jesús, el ‘pan verdadero’, el ‘pan vivo’ que no se acaba y dura para la vida eterna”.

El perdón de Asís
Luego del rezo del ángelus el Santo Padre recordó que “hoy se recuerda el perdón de Asís.
 
Es un fuerte llamado para acercarnos al Señor en el sacramento de la misericordia y también para recibir la comunión.
 
Hay gente que tiene miedo de acercarse a la confesión olvidándose que allí no encontramos a un juez severo sino al Padre inmensamente misericordioso.

Es verdad que cuando vamos al confesionario sentimos un poco de vergüenza, y esto nos sucede a todos, a todos nosotros, pero tenemos que recordar que también esta vergüenza es una gracia que nos prepara al abrazo del Padre que siempre perdona y siempre perdona todo.
 
A todos ustedes les deseo un buen domingo. Y por favor no se olviden de rezar por mi”. 


1 comentario:

  1. Hay gente que tiene miedo de acercarse a la confesión olvidándose que allí no encontramos a un juez severo sino al Padre inmensamente misericordioso.

    Es verdad que cuando vamos al confesionario sentimos un poco de vergüenza, y esto nos sucede a todos, a todos nosotros, pero tenemos que recordar que también esta vergüenza es una gracia que nos prepara al abrazo del Padre que siempre perdona y siempre perdona todo.

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