sábado, 1 de agosto de 2015

‘Dios con nosotros’” (Mt 1,23)


INTERCESORES CON CRISTO


 



 
 

“Ved que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel, que traducido significa: ‘Dios con nosotros’” (Mt 1,23)


MUY HERMOSO VIDEO
 

 
Navidad e intercesión.
 
Parece evidente que la Navidad es motivo de contemplación, de adoración del Hijo de Dios hecho hombre.
 
Y es así. Pero no debemos olvidar por qué el Hijo de Dios se encarnó y para qué vino al mundo.

El motivo de la Encarnación es el amor de Dios, motor de todo lo que Dios hace, y que le llevó a diseñar este plan para traer la vida al mundo a través del Hijo: “Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna” (Jn 3,16).
 
Aquí encontramos la fuente y el objetivo de la intercesión: parten del amor de Dios y de la necesidad de los hombres, y buscan la salvación del mundo.
 
La Navidad es el invento de Dios para que su amor pueda encontrarse con nuestra necesidad.
 
La Navidad es fuerza de salvación.
 
El cántico de Zacarías lo deja bien claro: “Bendito el Señor Dios de Israel porque ha visitado y redimido a su pueblo, y nos ha suscitado una fuerza salvadora en la casa de David, su siervo, como había prometido desde antiguo, por boca de sus santos profetas” (Lc 1,68-70).

Además, Jesucristo es en el mundo la luz que vino a barrer las tinieblas y dar la vista a los ciegos.
 
Los intercesores, desde entonces, invocamos la luz de Cristo sobre la oscuridad del mundo, para derrotar a nuestros enemigos y libertar a los presos de la ceguera.
 
Desde el día de Navidad “la luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la vencieron” (Jn 1,5).

Finalmente, la Encarnación de Jesucristo es la demostración de que ”no hay nada imposible para Dios” (Lc 1,37).
 
El intercesor busca este poder de Dios que no conoce límite, y que le llevó por amor de los hombres a tomar naturaleza humana en la persona del Hijo.

Jesucristo, Hijo de Dios e Hijo de hombre, une el cielo y la tierra, el tiempo y la eternidad, la naturaleza humana y la naturaleza divina, y aproxima la infinitud y el poder de Dios a la limitación y necesidad humanas.
 
Jesucristo comenzó como hombre a experimentar situaciones de necesidad, de forma que conoció bien el sufrimiento humano.
 
¡Ni un lugar digno tuvo para nacer!
 
Desde tan pequeño conoció las experiencias de la persecución, de la emigración, del rechazo.
 
La Navidad nos lleva al origen de la intercesión y al encuentro del Intercesor que nos convenía.

En estas fechas, pasados dos milenios desde la primera Navidad, el mundo todavía necesita encontrarse con Cristo, abrirse a su luz, experimentar el amor y la salvación de Dios.
 
El Hijo de Dios no ha abdicado de su misión ni se ha desinteresado de la Humanidad.
 
Cristo continúa a la derecha de Dios intercediendo por los pecadores (cf. Rm 8,34).
 
El Señor espera de los intercesores que seamos canales de su luz para este mundo que todavía no le ha recibido, que todavía yace “en tinieblas y sombras de muerte” (Lc 1,79).
 
De nuestra colaboración y la extensión de la intercesión por toda la tierra depende en gran medida que realmente sea Navidad.

VEA ESTE BELLO VIDEO

http://youtu.be/sTgdG9jWxX8

https://youtu.be/XwlzlPWW7l8




  
 
 


 
 

1 comentario:

  1. El Hijo de Dios no ha abdicado de su misión ni se ha desinteresado de la Humanidad.



    Cristo continúa a la derecha de Dios intercediendo por los pecadores (cf. Rm 8,34).



    El Señor espera de los intercesores que seamos canales de su luz para este mundo que todavía no le ha recibido, que todavía yace “en tinieblas y sombras de muerte” (Lc 1,79).



    De nuestra colaboración y la extensión de la intercesión por toda la tierra depende en gran medida que realmente sea Navidad.

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