INTERCESORES
CON CRISTO
“Ved que la virgen concebirá y dará
a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel, que traducido significa: ‘Dios
con nosotros’” (Mt 1,23)
MUY HERMOSO VIDEO
Navidad
e intercesión.
Parece evidente que la Navidad es motivo de contemplación, de
adoración del Hijo de Dios hecho hombre.
Y es así. Pero no debemos olvidar por
qué el Hijo de Dios se encarnó y para qué vino al mundo.
El
motivo de la Encarnación es el amor de Dios, motor de todo lo que Dios hace, y
que le llevó a diseñar este plan para traer la vida al mundo a través del Hijo:
“Porque tanto amó Dios al mundo que dio a
su Hijo unigénito, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga
vida eterna” (Jn 3,16).
Aquí encontramos la fuente y el objetivo de la
intercesión: parten del amor de Dios y de la necesidad de los hombres, y buscan
la salvación del mundo.
La Navidad es el invento de Dios para que su amor pueda
encontrarse con nuestra necesidad.
La Navidad es fuerza de salvación.
El
cántico de Zacarías lo deja bien claro: “Bendito
el Señor Dios de Israel porque ha visitado y redimido a su pueblo, y nos ha
suscitado una fuerza salvadora en la casa de David, su siervo, como había
prometido desde antiguo, por boca de sus santos profetas” (Lc 1,68-70).
Además,
Jesucristo es en el mundo la luz que vino a barrer las tinieblas y dar la vista
a los ciegos.
Los intercesores, desde entonces, invocamos la luz de Cristo
sobre la oscuridad del mundo, para derrotar a nuestros enemigos y libertar a
los presos de la ceguera.
Desde el día de Navidad “la luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la vencieron”
(Jn 1,5).
Finalmente, la Encarnación de Jesucristo es
la demostración de que ”no hay nada
imposible para Dios” (Lc 1,37).
El intercesor busca este poder de Dios que
no conoce límite, y que le llevó por amor de los hombres a tomar naturaleza
humana en la persona del Hijo.
Jesucristo, Hijo de Dios e Hijo de hombre,
une el cielo y la tierra, el tiempo y la eternidad, la naturaleza humana y la
naturaleza divina, y aproxima la infinitud y el poder de Dios a la limitación y
necesidad humanas.
Jesucristo comenzó como hombre a experimentar situaciones de
necesidad, de forma que conoció bien el sufrimiento humano.
¡Ni un lugar digno
tuvo para nacer!
Desde tan pequeño conoció las experiencias de la persecución,
de la emigración, del rechazo.
La Navidad nos lleva al origen de la intercesión
y al encuentro del Intercesor que nos convenía.
En estas fechas, pasados dos milenios desde
la primera Navidad, el mundo todavía necesita encontrarse con Cristo, abrirse a
su luz, experimentar el amor y la salvación de Dios.
El Hijo de Dios no ha
abdicado de su misión ni se ha desinteresado de la Humanidad.
Cristo continúa a
la derecha de Dios intercediendo por los pecadores (cf. Rm 8,34).
El Señor
espera de los intercesores que seamos canales de su luz para este mundo que
todavía no le ha recibido, que todavía yace “en
tinieblas y sombras de muerte” (Lc 1,79).
De nuestra colaboración y la
extensión de la intercesión por toda la tierra depende en gran medida que
realmente sea Navidad.
VEA ESTE BELLO VIDEO
http://youtu.be/sTgdG9jWxX8
https://youtu.be/XwlzlPWW7l8
El Hijo de Dios no ha abdicado de su misión ni se ha desinteresado de la Humanidad.
ResponderBorrarCristo continúa a la derecha de Dios intercediendo por los pecadores (cf. Rm 8,34).
El Señor espera de los intercesores que seamos canales de su luz para este mundo que todavía no le ha recibido, que todavía yace “en tinieblas y sombras de muerte” (Lc 1,79).
De nuestra colaboración y la extensión de la intercesión por toda la tierra depende en gran medida que realmente sea Navidad.