miércoles, 16 de septiembre de 2015

Mentes Llenas de las Promesas Divinas

Mentes Llenas de las Promesas Divinas

Con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. (Romanos 10,10).



 


Según este pasaje, hay algo que creer y también algo que confesar.

El corazón debe aceptar primero la verdad como es en Jesús. Este es el fundamento de la verdadera religión.

La convicción de pecado comienza entonces a hacerse sentir; el alma enferma de pecado, siente su necesidad de un médico y viene a Jesús de Nazaret en busca de perdón. Alistándose en la guerra contra el enemigo, mira a Jesús en busca de fortaleza para resistir la tentación.

Persevera velando en oración y escudriña las Escrituras. Las verdades de la Biblia se ven iluminadas por una luz nueva e intensamente interesante, y el Espíritu de Dios le revela su solemne importancia. Estudia la vida de Cristo, y mientras más claramente discierne la pureza inmaculada del carácter del Salvador, menos confianza tiene en su propia justicia; mientras más de cerca y con mayor perseverancia fija su atención en Jesús, menos perfección descubre en sí mismo.

Su justicia propia desaparece, y cae, impoten! te y quebrantado, sobre la roca que es Cristo Jesús.

El tentador podrá acosarlo, y ocasionalmente puede sentir desánimo y ser tentado a pensar que Dios no lo aceptará; pero, aceptando implícitamente la Palabra de Dios, y rogando que se cumplan sus seguras promesas, se abre paso a través de las tinieblas hasta salir a la clara luz del amor de Cristo.
“Con la boca se confiesa para salvación”.

Si en verdad el corazón es el depósito de la gracia y el amor de Cristo, estos atributos serán expresados en las palabras y la conducta. El individuo se sentirá constantemente atraído a Cristo.

Todos seremos probados; por esto necesitamos la gracia divina, una sólida fe y principios religiosos. Los labios deben ser santificados, para que las palabras pronunciadas sean pocas y bien escogidas.

A menudo, los cristianos profesos hacen recaer sobre sí mismos profunda debilidad espiritual, al concentrar su atención en sus pruebas y quejas.

No sólo sus pruebas se magnifican con cada repetición, sino que al permitirse transgredir en este punto particular, se separan inevitablemente de Jesús.

Satanás procura atraer su atención hacia ellos mismos, y hacerlos aceptar la idea de que no son apreciados.

Comienzan a autocompadecerse y simpatizar consigo mismos, y a perder su confianza en Jesús.

Como resultado, caminan separados de Aquel que los invita a echar sus cargas sobre él.

A los tales deseamos decir: repase lo que Dios ha hecho por usted. Dígale a Satanás que usted no confía en su propia justicia, sino en la de Cristo.

Mantenga su mente llena de las preciosas promesas que se hallan en la Biblia, y cuando Satanás venga contra usted con sus numerosos ataques, esgrima contra él el arma que ha provisto la palabra de Dios: “Así esta escrito”.

Esto quebrantará su poder y le concederá a usted la victoria

1 comentario:

  1. Mantenga su mente llena de las preciosas promesas que se hallan en la Biblia, y cuando Satanás venga contra usted con sus numerosos ataques, esgrima contra él el arma que ha provisto la palabra de Dios: “Así esta escrito”.



    Esto quebrantará su poder y le concederá a usted la victoria

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